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Febrero, 1979.

Liú Tian continuaba con aquellos estremecimientos chiquitos ante cada inspiración que daba. Con los ojos cerrados, se mantenía en esa posición fetal con las piernas recogidas contra el pecho. Xiao Zhen seguía acariciándole el cabello. En algún momento debió haberse dormido, porque Xiao Zhen lo despertó tocándole la mejilla y le pidió que se recostara bajo las mantas.

Al ponerse de pie, Xiao Zhen apartó las sábanas y Tian se acostó, siendo cubierto con ellas hasta el cuello. Cuando Xiao Zhen se alejaba, lo agarró por la muñeca.

—No te vayas, por favor.

Xiao Zhen asintió y pasó con cuidado por sobre su cuerpo para así tenderse en el lado más próximo a la pared. Se movió hasta quedar de costado, sus ojos bonitos y brillantes observando los de Liú Tian en la oscuridad del cuarto. Entonces, una mano escapó de entre las mantas para apartar un mechón que caía por la frente de Liú Tian.

—No estés triste, gege —musitó bajito—, no hiciste nada malo.

La garganta de Liú Tian se cerró, su cabeza se inclinó hacia adelante para acercarse a él todavía más. Con los puños apretado contra su pecho, le suplicó.

—¿Puedo abrazarte, por favor? Me hace sentir mejor.

Xiao Zhen se quedó mirándolo unos segundos en silencio, entonces se volteó hasta darle la espalda. Liú Tian deslizó con timidez el brazo por su cuello hasta que Xiao Zhen le sujetó la muñeca y tiró de ella para acercarlo. El rostro de Liú Tian de inmediato se escondió contra su nuca, mientras posicionaba la pierna entre las de él.

Gege.

Tian asintió contra su él para que supiese que lo estaba escuchando. Sintió que Xiao Zhen tocaba su mano con suavidad.

Wǒ yǒudiǎn xǐhuān nǐ, gege.

Con el rostro contraído por la tristeza, intentó bromear.

—¿Me estás coqueteando? Porque te dije que solo entiendo peleas en mandarín.

Xiao Zhen detuvo la caricia unos instantes y luego continuó.

—Solo te decía que espero que descanses bien.

—Gracias —susurró contra su nuca.

Y, recién en ese momento, Liú Tian pudo dejar de temblar.


Y, recién en ese momento, Liú Tian pudo dejar de temblar

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Calcomanía (Novela 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora