Liú Tian fue a girarse para ir hacia Xiao Zhen, que se había perdido entre los abrigos, cuando Luan lo detuvo.

—No soy un idiota —balbuceó Luan histérico—. Primero apareces cojeando, luego con una herida en la cabeza, y después otra vez cojeando...

—Eso es porque me doblé el pie jugando basquetbol, idiota.

—¡No soy ciego, Tian! ¡No soy estúpido! No me mientas, porque sé que fueron pies distintos. Y también sé que te pasó algo en el tórax. Lo sé porque lloraste durante media hora cuando te golpeé en el pecho sin querer. —Entonces, su voz bajó tanto que casi fue imperceptible—. Lo sé, sé que te pasó algo, pero no me dices nada. Y yo solo... pensé lo peor.

Liú Tian lo observó meciendo la cabeza de izquierda a derecha con incredulidad.

—No quiero que te vuelvas a acercar a nosotros —le advirtió.

En los dos años que llevaban de amistad, nunca había visto aquella expresión en el rostro pálido de Luan. ¿Era tristeza, tal vez? ¿O algo peor como desesperación? Sin querer meditarlo más, se giró hacia Xiao Zhen, que se encontraba al fondo del ropero con las manos en la cabeza. Con suavidad, le apartó los brazos y le susurró palabras dulces que no tenían mucho sentido, mientras enganchaba uno de los brazos del chico en sus hombros para poder alzarlo y obligarlo a caminar.

Golpeó a Luan para apartarlo de la entrada. Avanzó por el pasillo oscuro hacia el final. Encendió la luz del baño y sentó a Xiao Zhen en el borde de la tina. Percibió que cerraban la puerta con pestillo tras su espalda.

—¿Qué más quieres, Luan? —preguntó Liú Tian, buscando en un mueble una toalla para que Xiao Zhen se secase el rostro—. Ya hiciste suficiente.

—Solo estaba preocupado —insistió Luan—. No hacías más que mentirme, ¿cómo esperabas que me quedase tranquilo si tus heridas comenzaron cuando el hijo de un asesino empezó a rondarte?

—¡No vuelvas a decir eso! —advirtió Liú Tian girándose hacia él, los ojos grandes y brillantes mientras tragaba saliva con dificultad—. Xiao Zhen es precioso para mí.

Las manos nerviosas de Luan fueron hacia adelante para afirmarlo, pero Liú Tian pasó por su lado.

—Tian, por favor...

Arrodillado frente a Xiao Zhen tras entregarle la toalla, Liú Tian comenzó a llorar con tanta fuerza y desesperación que terminó con la frente apoyada en las piernas del chico.

—Soy gay, Luan.

—Tian...

—Soy gay y estoy enamorado de Xiao Zhen, eso es lo único que debes saber.

La mirada de Luan permaneció en Liú Tian, mientras este tomaba una inspiración temblorosa y se estiraba para abrazar a Xiao Zhen. Si él sentía un pánico que le cerraba la garganta, no quería imaginarse lo que debía estar pensando Xiao Zhen.

Charles, quien ni siquiera usaba su verdadero nombre porque le recordaba todo lo que no era. Charles Gautier, cuyo padre era un general que perseguía a los fenómenos como ellos. Su Carlitos, que lo había cuidado sin juzgar a pesar de haber sido herido por besar a otro hombre.

Con las manos temblorosas, instó a que el chico abriese las piernas para colarse entre ellas. Al hacerlo, lo abrazó por el cuello y apegó a él hasta que pudieron palpar los latidos locos del corazón del otro. Le prometió que todo iba a estar bien, a pesar de que ni Liú Tian sabía si era una promesa que podría cumplir.

Xiao Zhen tardó unos instantes en reaccionar, cuando lo hizo le regresó el abrazo con tanta fuerza que sus dedos se enterraban en la espalda delgada de Liú Tian.

—Vete, Luan —pidió Liú Tian cerrando los ojos con cansancio—. Ya hiciste suficiente.

Sin embargo, Luan no se movió.

—Tian, ¿él también es...?

—Eso no te importa.

—Tian, yo solo intento entender.

Soltó a Xiao Zhen para voltearse y contemplar a Luan con expresión suplicante.

—¿Quieres entender?

Luan no apartaba la mirada del rostro de Xiao Zhen.

—Sí —finalmente contestó.

—Entonces cállate.

—Tian...

—Puedes decir cualquier cosa contra mí, pero deja a Xiao Zhen fuera de esto. —Tomó aire y lo soltó en un suspiro tembloroso—. Por favor, te lo pido.

Luan se veía asustado.

—¿Por qué diría algo contra ti?

—Porque soy un monstruo, lo sé y lo acepto. Solo deja a Xiao Zhen fuera, te lo suplico.

Luan fue a dar un paso y se arrepintió.

—Lo siento —dijo, sorbiendo por la nariz cuando las lágrimas aparecieron en sus ojos claros—. Lo siento, Tian, yo solo... —Enmudeció para tragar saliva, ahora contemplaba a Xiao Zhen—. Lo siento, Zhen, lo siento mucho, yo solo... te prometo que no le diré a nadie, te lo juro, yo solo...

—Luan... —intentó interrumpirlo Liú Tian.

Pero Luan lloró con más violencia, llevándose las muñecas al rostro para secarse las lágrimas.

—Lo siento, solo te odiaba tanto porque... eres todo lo que detesto en esta vida y yo... no te quería cerca de Liú Tian porque tu papá es... es un asesino. Pero yo... no sabía esto. No lo sabía, te lo juro. Y no le diré a nadie, lo prometo, yo solo no sabía. Les juro que no sabía.

Liú Tian se acomodó para mirarlo.

—Luan, ya hiciste suficiente.

—Tian...

—No quiero hablar más contigo.

—Yo...

—Vete.

—Pero eres mi mejor amigo...

—Un amigo no haría lo que hiciste hoy. Vete.

—Tian, lo siento, en serio lo siento, ¿qué más quieres que haga?

—¡Vete! ¡Solo vete!

Y con eso, Luan destrabó el pestillo y salió del baño dejándolos sumidos en el silencio de una noche destruida.

Y con eso, Luan destrabó el pestillo y salió del baño dejándolos sumidos en el silencio de una noche destruida

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
Calcomanía (Novela 1)Where stories live. Discover now