xiv. an old friend

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―La odio.―estableció Hayley mordiendo con fiereza su galleta mientras miraba con recelo a Elena desde su lugar.  

―La galleta en tu mano no dice lo mismo.―acotó Blaise hacia la azabache. 

Y es que bueno, las galletas las había horneado Elena la tarde anterior. 

―Están saladas.―mintió. La verdad eran que estaban casi tan deliciosas como las que solía pedir en el callejón Diagón. 

―Pues papá no piensa lo mismo.―molestó Theodore que había perdido la cuenta de las galletas que su padre había comido en menos de una hora. 

―Esa vieja bruja.―resopló Hayley.―Cree que puede conquistarlo solo con galletas. 

―Jillian.―se aclararon la garganta detrás de ella. 

Hayley dio un respingo y giró para encontrarse con el expectante rostro de Killian que alzaba una ceja hacia ella, a lo que sonrió mostrando sus dientes con la mirada más inocente que conocía. Killian bufó. 

―¿Pasa algo, papá?―preguntó finalmente. 

―Pensaba que podrías darle una mano o al menos hacerle compañía a Lena mientras prepara el almuerzo, ya sabes, convivir un poco. 

Hayley alzó una ceja. 

―¿Y por qué no lo haces tú?―repuso. 

Antes de que Killian pudiera replicar, Draco intervino. 

―No puede ser tan malo.―objetó tomando su mano  y dejó un pequeño apretón en ella. Hayley frunció el ceño. 

―No me dan las suficientes galletas para esto.―dejó en claro antes de hacerle una seña a Orion para que fuera detrás de ella y así lo hizo. 

Caminó hacia la cocina casi que a regañadientes donde Elena la saludó con una amigable sonrisa mientras agitaba su varita para hacer que la espátula girara los pancakes sobre la sarten. Hayley subió a la mesada y cruzó sus brazos sobre su pecho mientras observaba a la mujer frente a ella detalladamente. Esta usaba unos jeans casuales, un jersey marrón de lana y su rubio cabello atado en una coleta; atado a su cintura había un delantal para no ensuciarse mientras cocinaba y Hayley sonrió internamente al recordar a la señora Weasley. 

―¿Cómo se llama?―preguntó Elena sacándola de sus pensamientos. Hayley se volvió a ella y notó que se encontraba señalando a Orion.―Lo he visto detrás de mí estos días pero no recuerdo escuchar a alguien llamarlo por su nombre, parece que ni siquiera lo necesita.―soltó una risita.―Es bastante lindo. 

Aunque el pecho de Hayley se inundó por la completa traición de su mascota, se evitó a si misma formar una mueca y le dedicó a Elena una pequeña mirada. 

―Orion, se llama Orion.―contestó después de todo con una diminuta sonrisa. 

―¿Como la constelación?―inquirió con curiosidad. 

Hayley dudó pero asintió. 

―Sí y también era el nombre de mi...―se paró a si misma un momento pensando en si sería buena idea decir que era el segundo nombre de su difunto padrino. Ladeó la cabeza y pensó unos momentos más.―Olvídalo. Sí, es por la constelación. 

Elena le dedicó una larga y comprensible mirada antes de volver a lo suyo, era obvio que no le había creído para nada pero lo dejó pasar para no incomodarla. 

―¿Sabes? Cuando era joven tenía un perro muy parecido a Orion.―comentó con desdén.―Con la diferencia que era una hembra, se llamaba Freya. 

𝒕𝒉𝒐𝒖𝒈𝒉𝒕𝒔, draco malfoyWhere stories live. Discover now