El sedoso y largo cabello de Hayley cubría su rostro como dos negras cortinas mientras ella solo podía abrazar su cuerpo con fuerza sobre el gran lavabo del baño. Por su lado, Theo remojaba un pequeño trozo de algodón en alcohol para curar las heridas de las piernas de Hayley, que había caído mientras corría en el trayecto a Hogsmade antes de escapar del colegio. Se encontraba maldiciéndose a si mismo por no haber aprendido ese hechizo para curar lesiones no muy graves, porque le hubiera venido genial.
―¿Siguen peleando?―preguntó Hayley a Blaise cuando este entró al cuarto de baño.
―No creo que paren.―opinó con una mueca, recargándose en la puerta recién cerrada.―Nunca había visto a Malfoy tan molesto.
―Parece que piensa que papá quiere ganarle la recompensa del Señor Tenebroso.―dijo Theo, luego se disculpó en voz baja cuando Hayley soltó un quejido de dolor.―Ya saben, su perdón y todo ese cuento.
―Tiene sentido.―razonó Blaise.―Pero ya te ha marcado, ¿No era eso lo que quería?
―A veces no estoy muy seguro de qué es lo que quiere.―masculló Theo.
―Matar a Potter.―bromeó el moreno, pero Hayley apenas y pudo esbozar una diminuta sonrisa de lado.
―Estás muy callada.―notó Theo, enderezándose para mirarla con atención.―¿Qué pasa?
―Nada, solo...―rascó su frente con la mirada gacha.―No pensé que...
―¿Que Dumbledore moriría de esa manera?―completó Theo soltando un suspiro, a lo que Hayley asintió.―Supongo que ninguno de nosotros lo esperaba así.
―Fue tan... extraño.―recargó su cabeza en sus rodillas, con la mirada perdida.―Usó legeremancia conmigo antes de... bueno, ya saben.
―¿Y qué fue lo que dijo?―curioseó Blaise, cruzado de brazos.
―Que estaba en buenas manos.―reveló Hayley con confusión.―Supongo que se refiere a papá.
―Espera.―habló Theo, mirándola con reproche.―Si usó legeremancia contigo, quiere decir que no estabas cerrando bien tu mente. Hayley, no puedes dejar que pase eso.
―Cierto, tienes razón.―aceptó, pasando sus manos por su rostro con frustración.
―Tendrás que volver a tomar esas clases con papá.―murmuró Theo.
―Sí, eso debería de hacer.―tomó aire, alzando la vista para mirarlo.―Pero aún tenemos que hablar con papá, porque no estoy entendiendo nada.
―Solo hay que esperar a que Draco termine de gritonear.―bufó Blaise.
Un momento después, tocaron la puerta del cuarto de baño.
―En mi despacho, ahora. Los tres.
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