vii. you have us

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―¡Jillian Potter, ven aquí!

―¡No quiero!

―¡Muéstrame esa mano!

―¡Theo, un hurón me persigue!―lloriqueó Hayley antes de usar el cuerpo del castaño como escudo. Draco paró de golpe y bufó.

―¿Qué es lo que pasa?―inquirió confundido Thoedore. Hayley se pasró de puntitas para mirar sobre el hombro de su amigo, pero al ver la mirada fulminante de Draco, nuevamente se volvió a esconder.

―Se volvió loco.―aseguró Hayley.

―¡Escondes algo!

―¡No!―mintió.

Hayley miró detrás de ella, cayendo en cuenta que ese era el final del pasillo.

No, ese sería su final.

―Dame un minuto.―pidió Theo a Draco, quien bufó. Luego, Theo se giró para mirar a Hayley.―Nena, ¿qué escondes?

―¡Dije que nada!―refunfuñó cruzada de brazos.

―Hayley, nadie te cree.―Theo puso sus manos en jarra, realmente parecía una vieja bruja.

―Sí, bueno... ¡adiós!

Hayley se lanzó a correr, y cuando creía haberse librado de Theo y Draco, Blaise la detuvo por los hombros.

―Yo tampoco te creo ya.―avisó el moreno.―¡Malfoy!

―Zabini, te prometo que te compraré galletas el resto de tu vida si...―Blaise rió y negó repetidamente.

―La mano.―exigió Draco al llegar frente a ella. Detrás de él, venía Theodore.

―Por favor.―suplicó Hayley. Draco hizo caso omiso y extendió una mano, ocasionando que la de ojos avellana bufara.―Bien.

Hayley a regañadientes le tendió la mano izquierda, aguantando una risa.

―Jillian.―bufó Draco, rodando los ojos. Dejó caer el brazo de Hayley y tomó el otro, donde en su mano traía una venda con pequeñas manchas rojas.

Draco quitó con cuidado la venda, pero aún así Hayley no pudo evitar soltar un quejido de dolor. Cuando Draco terminó, la azabache apartó la mirada. El rostro de los tres chicos se frunció por completo.

No debo alzar la voz a mis profesores.―leyó Draco las palabras grabadas en el dorso de la mano de la chica.―¿Qué es esto, Jillian?―espetó.

―Un nuevo... ¿tatuaje?―No se le ocurrió algo más útil por decir.

―Jillian, no juegues con esto.―el tono seco de Draco la hizo suspirar con rendición.

―Em... la profesora Umbridge nos hacía escribir con una pluma especial en sus castigos. No nos daba tinta.―Hayley se soltó lentamente de Draco, volviendo a colocar la venda al rededor de su mano. Su único fin era no mirar al platinado a los ojos.―Yo creí que era porque la pluma incluía tinta o alguna tontería así, pero al final era porque la tinta era nuestra sangre. Además, ella decía que quería grabar el mensaje. No pensé que fuera así.―hizo una mueca.―De todos modos, no importa. Sigue sangrando a veces, pero solo es sangre que sobraba de mi cuerpo. No hay nada de que preocuparse.―sonrió mostrando sus dientes.

―Esto no es un juego.―advirtió Draco.―Y mi padre se enterará de esto.

―Y el mío.―habló Nott.

―Y mi madre.―añadió Blaise.

―Tu madre no trabaja en el Ministerio.―dijo Theo confundido.

𝒕𝒉𝒐𝒖𝒈𝒉𝒕𝒔, draco malfoyWhere stories live. Discover now