x. the dog

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―Vamos, Hayley. Esfuérzate un poco más.

―Ya estoy muy cansada.―se quejó la azabache, tirándose en una silla.―No vine a casa para esto.

―Lo siento, cariño.―Killian hizo una mueca.―Pero tienes que aprender correctamente a cerrar tu mente. ¡Legeremens!

Cerrando sus ojos con fuerza, Hayley imponía todo de ella para blanquear sus pensamientos lo más posible. Resultaba sumamente cansado y agotador; también había perdido la cuenta de las horas en las que llevaban en esa gran habitación practicando lo mismo una y otra vez.

―Creo que es suficiente.―intervino Draco, caminando hasta Hayley.

―¿Vas a decirme tú los límites de cómo enseñar a mi hija defensa personal?―alzó una ceja Killian hacia Draco, quien rodó los ojos.

―No.―repuso a regañadientes.―Pero mírala Killian, por Salazar, va a desmayarse en cualquier momento.

Sin embargo, el mayor negó.

―No puede salir de esta habitación sin dominar correctamente la oclumancia.

―Creo que voy a vomitar.―anunció Hayley con una mueca.

―No frente a mi.―pidió Blaise con disgusto.

―Déjame intentarlo al menos.―se dirigió Draco a Killian una vez más, quien fastidiado terminó asintiendo.

―Si es lo que quieres.―bufó.

―Nena.―la llamó Draco, tomándola de las mejillas para mirarla fijamente.

―Nena la puta madre. Tengo sueño, Malfoy.―se quejó Hayley, haciéndolo soltar una risa.

―Lo sé, amor, lo sé.―suspiró.―Vas a escucharme, ¿bien?

―¿Podrías dejar de coquetear con mi hermana y enseñarle lo que necesita? ¡Gracias!―se escuchó el grito de Theo del otro lado de la habitación, a lo que el platinado rodó los ojos.

―Vacía tu mente.―comenzó Draco.―Cierra los ojos, será más fácil.

Hayley asintió y obedeció. Draco retiró las manos de sus mejillas para entrelazarlas con las de ella.

―Recuerda: convierte tu mente en un lienzo en blanco.

―¿Puede ser negro?―inquirió Hayley con curiosidad. Draco suspiró con pesadez y talló su rostro con una mano.

―Sí, puede ser negro.―aceptó finalmente.―Pero tiene que estar vacío. ¿Lo tienes?

Después de un rato, Hayley asintió.

―Ahora tienes que bloquear tu sentimientos. No es tan difícil. Piensa en... piensa en el perro.

Los ojos de Hayley se abrieron de golpe.

―¿Qué tiene que ver Sirius en esto?―espetó. Desde sus lugares, Killian, Theo y Blaise hicieron una mueca.

―Piensa en lo que tuvo que hacer para salir de Azkaban.―se corrigió de inmediato.

―¿Convertirse en un perro?―frunció el ceño.―Yo no sé hacer eso.

―No.―bufó Draco con fastidio.―Cuando estás en tu forma animago, tus sentimientos se nublan. Por eso pasó desapercibido por los dementores. Necesito que hagas eso, Jillian.

―Bien, bien.―asintió, volviendo a cerrar sus ojos y concentrándose en olvidar cualquier pensamiento. Y con una fugaz idea de que una parte de Sirius vivía en ella, dejó ir cualquier sentimiento en ese instante.

𝒕𝒉𝒐𝒖𝒈𝒉𝒕𝒔, draco malfoyWhere stories live. Discover now