xi. he worth it

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El martirio para los de quinto curso en Hogwarts había comenzado, y eso quería decir que los TIMO's se habían dado inicio. Había asistido personal del Tribunal de Exámenes Mágicos al colegio, y en en vez de largas mesas en el Gran Comedor, había individuales y cientos de ellas.

Recién había terminado la primera semana de TIMO's y Hayley ya se sentía como si estuviera en su lecho de muerte. Draco y Theodore la habían obligado a ella y a Blaise a estudiar al menos una hora diaria, ¿por qué? por vagos. La peor parte fue que ninguno de los dos lo pudo negar, en cambio a eso, cada uno había tomado su libro y comenzado a leer.

Cuando por fin llegó la fecha del último examen, Hayley se decepcionó al caer en cuenta que era el de Historia de la Magia, la clase más aburrida, y encima impartida por un fantasma que la odiaba y del ya no podía hacer chistes. Además, en más de la mitad de las clases Hayley estaba segura que se las había pasado comiendo galletas o durmiendo, por lo cual no tenía ningún tema muy en claro, por más que Draco se haya matado explicándolos.

―¿Y de qué me sirve saber sobre gente muerta?―refunfuñó Hayley entrando al Gran Comedor.

Hayley tomó asiento en una de las bancas y unos minutos después les indicaron que podían comenzar. La azabache soltó un bufido y comenzó a leer las preguntas mientras que con su mano izquierda sostenía su cabeza y de vez en cuando jalaba su cabello con frustración al notar que había releído más de tres veces la pregunta uno y ni siquiera entendía lo que tenía que contestar.

―Piensa, piensa, piensa.―murmuró Hayley rascando su barbilla con la pluma, detrás de ella pudo escuchar como Draco soltaba una risita, haciéndola sonreír.

Hayley se despojó de sus antejos y escondió su cara entre sus manos, soltando un bufido. Necesitaba concentrarse más, centrar su atención en el pergamino frente a ella. Al final, Hayley bostezó y dejó caer su cabeza sobre la mesa.

De un momento a otro, Hayley miraba de lejos a Harry, quien caminaba por un oscuro y frío pasillo que le resultaba familiar, pero no tenía idea de dónde. Podía reconocer que debía ser algún lugar del Ministerio pero no podía acertar cuál.

Harry cruzaba el pasillo andando de puerta en puerta, hasta llegar a la tercera, que se abría fácilmente, al igual que las demás. Hayley solo podía mirar de lejos, como si fuera una espectadora solamente.

Finalmente, se dejó ver una habitación muy parecida a una catedral llena de estanterías repletas de esferas de cristal. Cuando Harry terminó de recorrer todos los pasillos, al llegar al número noventa y siete, Hayley pudo visualizar desde lejos una figura en el suelo, una figura negra que se retorcía como un animal. Hayley sintió como se le retorcía el estómago.

Una voz salió por su boca y la de su mellizo, era fría y aguda, carecía de humanidad.

―Tómala, vamos... Yo no puedo tocarla pero tú sí...

La figura negra que había en el suelo se movía un poco. Hayley veía cómo una mano blanca de largos dedos cerrados alrededor de una varita se alzaba al final del brazo de Voldemort, Harry había desaparecido de la escena..., y entonces oyó que aquella fría y aguda voz decía: ¡Crucio!

El hombre que estaba en el suelo gritaba de dolor, intentaba levantarse pero caía hacia atrás y se retorcía. Voldemort reía. Levantaba la varita, la maldición dejaba de actuar y la figura se quedaba inmóvil gimiendo.

Muy despacio, el hombre que estaba en el suelo levantaba un poco los hombros, aunque los brazos le temblaban, y miraba hacia arriba. Tenía la cara demacrada y manchada de sangre, contraída de dolor y, sin embargo, desafiante...

𝒕𝒉𝒐𝒖𝒈𝒉𝒕𝒔, draco malfoyWhere stories live. Discover now