Xiao Zhen se sintió más tranquilo con un banco entre ellos.

—Lo siento —se disculpó dejando caer su bolso en una silla y rascándose el antebrazo.

De pronto, Xiao Zhen tenía muchas cosas que quería decirle, partiendo por una crianza solitaria compuesta por una madre que obedecía en todo a su padre, y seguida por esa donde dejaba en evidencia a un padre no demasiado presente, finalizando en esas cenas silenciosas que incluso se habían vuelto más incómodas ahora que esa mesa de comedor era utilizada solo por Xiao Zhen y, algunas veces, por su padre y él. Xiao Zhen no sabía si prefería comer refugiado en su cuarto o con su padre donde hasta sus palillos se oían al tocar la loza.

A pesar de que tenía mucho que decir, no sabía cómo así que no lo hizo.

—Luan me contó que estudias Kinesiología —continuó Liú Tian tras unos segundos en silencio que, a diferencia del que había en su casa, no era desagradable.

—Sí —contestó, esforzándose por no responder con un simple monosílabo—. Voy en segundo año... iría en segundo año.

—¿Por qué irías? —se interesó Liú Tian—. ¿Reprobaste? ¿Seremos almas gemelas? Porque yo también reprobé una materia en el primer año.

—No, no, estuve en China los últimos años. Al regresar, no me convalidaron las materias.

—Ah, por eso tienes acento, ya decía yo. —Liú Tian chasqueó los dedos—. ¿Y por qué estuviste en China?

—Regresé con mi mamá.

Como Xiao Zhen no agregó más, la mirada de Liú Tian rastreó su rostro. Su boca se frunció ligeramente, al parecer había entendido sin tener la necesidad de agregar nada más.

—Lo siento mucho —dijo con voz suave y algo más grave de lo normal.

—Y ahora regresé para estar con papá —continuó contando porque, desde que había ocurrido aquello hace ya unos tres meses, no había tenido la oportunidad de hablarlo con alguien. Estaba solo. Con su padre, pero básicamente solo.

Liú Tian se tocó la mandíbula.

—¿Esto lo heredaste de él?

Xiao Zhen asintió, lo que hizo que Tian frunciera el ceño.

—Él es de aquí —explicó—. Es occidental.

—Pero Xiao Zhen es un apellido y nombre chino.

Lo que era imposible si estaba especificando que su padre no lo era.

—Es el apellido de mi madre —contestó.

El chico jadeó en una sorpresa muy exagerada.

—¡¿No me digas que eres de los que tienen un nombre occidental y otro oriental?! Mi mamá quiso hacer eso conmigo, pero la discusión se la ganó mi abuela. Es gracias a ella que solo soy Liú Tian. Habría sufrido tremendo desajuste mental con dos identidades. Conociéndome, me habría inventado una segunda personalidad. Y me basta con la que tengo, muchas gracias.

Eso le sacó una risa a Xiao Zhen, lo que pareció animar a Liú Tian porque se había sentado más recto.

—Algunas veces pienso cuál habría sido mi nombre occidental —continuó—. Mis pensamientos no avanzan mucho porque estoy seguro de que mi mamá me habría puesto Roberto.

—¿Roberto? —se divirtió Xiao Zhen—. ¿Por qué Roberto?

—Porque mi mamá está enamoradísima de esa cantante llamado Roberto Carlos. —Liú Tian puso los ojos en blanco—. ¿Y acaso tu consideras que tengo cara de llamarme Roberto Carlos? Peor, Liú Roberto... me corrijo, sería Roberto Liú. De igual forma no pega ni con pegamento. Me habría tenido que dejar crecer el bigote.

Calcomanía (Novela 1)Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon