Suelto una carcajada.- Entonces yo también te perdonaré.

Ainhoa ríe.- Esperemos que no te metas en más peleas y yo no vuelva a discutir con tu ex- novia.- recalca esto último.

La chica de pelo castaño se acerca y me besa. No me gustaba como estaba atacando a Bella y mucho menos como recalcaba que era mi ex-pareja pero, tras haber pasado la primera semana defendiendo mil y unas veces a Bella para que Ainhoa entendiese que los dos éramos culpables, prefería dejarlo pasar.

Nuestros labios se separan.- Venga o llegarás tarde.

Sonríe.- ¡Me voy!- grita saliendo de la cocina.- ¡Espero que prepares la cena más rica del mundo!

Suelto una carcajada.- ¡Ten menos cara!

Escucho su risa mientras cierra la puerta, río. Quería estar bien con ella, era importante para mi estar bien con ella y que nuestra relación cada vez fuese a más porque, de lo contrario, estaría toda la vida pensando en el pasado.

Dejo el cartón de zumo sobre la isleta, cuando recogiese a Ainhoa tiraría la basura. Cojo mi ordenador de la mesa grande del salón y salgo a la terraza. Aprovecharía este tiempo para ordenar todos los trabajos del último año de Universidad.

Dejo abierta la puerta de la cristalera de la terraza. No quería quedarme encerrado como otras tantas veces. Me tumbo sobre el sofá y enciendo la pantalla del ordenador. 

En cuanto se enciende, busco donde está la carpeta en la que había guardado todos los últimos trabajos pero, como siempre, mi atención se centra en la que no debería. Abro la carpeta sin nombre y, inmediatamente, paso la mano por mi cara.

Cuando volvimos del cumpleaños de Bella, había decidido guardar todas las fotos con ella en el mismo sitio pero por lo que estaba viendo, me había olvidado de guardar esa carpeta con un nombre. Abro la primera imagen y, inevitablemente, sonrío. Esa era una de las fotos de los primeros días que habíamos pasado en el piso después de que ella se mudase. Jamás hubiese pensado que el día que abrí la puerta de la entrada, me enamoraría de esta manera de Bella.

***

Bella.

Bajo la pantalla del ordenador, en nada tendría que recoger a Tom del hospital y por hoy había llegado. Entro en el baño y seco mis mejillas, había llorado mientras recordaba el momento en el que me habían ofrecido viajar a Londres por la novela. Nunca hubiese pensado que mi vida cambiaría tan radicalmente.

Salgo del baño tras retocar el maquillaje, veo como la pantalla de mi iPhone está encendida. Cojo el móvil y, en cuanto veo que los últimos mensajes son de Max, entro en su conversación. Me acababa de enviar varias imágenes.

Muerdo mi labio inferior al ver como son de diferentes etapas, empezando por una de nuestro viaje a New York, pasando por la boda de Nicol, por la boda de Louis y Miriam y algunas que nos habíamos echo esta última temporada.

Miro una de esta Navidad que nos habíamos echo patinando y, inconscientemente, miro el collage que me había regalado meses atrás en Navidad.

Salgo de la conversación con Max y busco el número de Nicol. Tras varios "Bips" y cuando ya había perdido las esperanzas de que me contestase, responde a la llamada.

-¡Hola, bombón! ¿Cómo tu llamándome a estas horas?- dice divertida la pelirroja al otro lado de la línea.

-¿Tu sabes algo del collage que me regaló Max en Navidad? Cuando me lo regaló me dijo que tu le habías ayudado.

Por un momento, pienso que Nicol no me ha escuchado, hasta que responde.

-Solo sé que le ayudé cuando te hizo el regalo. ¿Por?- el tono de voz le había cambiado aunque seguramente, fuese mi sensación.

Los Que Se Pelean ¿Se Desean?Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin