—Creo que hasta habría preferido que fuera a mí a quién encontraran así con el imbécil de Jeon —soltó un largo suspiro, pasando la mano por su rostro con evidente cansancio—. Ese idiota está hasta el cuello de mierda ahora mismo.
YoonGi fue el único que se atrevió a romper el silencio que se había instalado entre los tres jóvenes al alejarse de la casa de los Park en busca de JeongGuk, y, principalmente, de TaeHyung. No quedaba claro si lo dicho por el peliazul había tenido un efecto negativo o positivo en el ambiente, pero todos seguían tensos. SeokJin suspiró, apretando los labios, sin prestarle demasiada atención a como el pálido forcejeaba por arrebarle el paraguas a JiMin mientras le echaba en cara que le estaba dando en la cabeza por llevarlo muy abajo.
El castaño aún estaba procesando la situación, y es que le había pillado con los pantalones bajados. Literalmente.
—Sigo sin creerme que él y el pequeño Tae... —no se vio capaz de acabar la frase, dejándola en el aire. Min le miró de reojo, aferrando el paraguas cuando la sensación de culpa comenzó a ganarle.
—¿Debí parar a JeongGuk antes de que todo esto sucediera? —su voz, ahora susurrante, casi no se escuchaba sobre el sonido de la lluvia, que no parecía que fuera a amainar pronto— Por saberlo y no hacer nada.
El silencio se instauró de nuevo entre ellos, y JiMin se detuvo, apretando los puños.
—TaeHyung no es tonto, ¿sabéis? —ambos se giraron a mirar al menor, confundidos. JiMin se aclaró la garganta, entrelazando sus manos ahora que ambas estaban libres y YoonGi llevaba el paraguas— Quiero decir, sé que se comporta como un niño, pero es más maduro de lo que aparenta. No es que esté confuso, o que mi primo le obligara a, a... —se mordisqueó el labio, frunciendo el ceño y tratando de encontrar las palabras adecuadas— a gustar de él. El que sus padres los encontraran así... pero que acabara enredado con JeongGuk tampoco me ha sorprendido. Y, ¡la diferencia de edad no es tanta! —le dedicó una rápida mirada a YoonGi antes de bajar la mirada— Creo que no fui el único en ver que hay algo especial entre ellos.
La voz de JiMin se había ido suavizando a medida que hablaba, bajando la voz. Las comisuras de sus labios se habían elevado en un amago de sonrisa, porque el como había crecido y madurado su mejor amigo le hacía sentir en cierto modo orgulloso. Pero no se sentía con derecho a sonreír, porque no tenían ni idea de donde estaba TaeHyung y en cuanto lo encontraran, tendrían que llevarlo de vuelta con sus padres y quedarse a verle recibir el mayor castigo de su vida y como lo obligan a alejarse del chico que le gusta, sin poder hacer nada para evitarlo.
SeokJin había abierto la boca tras las palabras del rubio, siendo interrumpido antes de poder decir algo por los refunfuños de Min.
—Joder, Park, tienes razón —exclamó frustrado, para acto seguido tenderle el paraguas a JiMin y darse la vuelta para seguir caminando, quien lo tomó algo perplejo al ver que al mayor no parecía importarle el si se mojaba—. Si tan solo las cosas no se hubieran dado así... —volvió a suspirar; estaba preocupado por TaeHyung, ¿pero cómo se sentiría ahora mismo su tonto Gukkie? Había huido tal manera... ¡Ni tan siquiera había tomado una sudadera!
Si no lo mataba una pulmonía, lo mataría el propio YoonGi por haberlo preocupado así y haberlos metido en todo aquel lío.
—YoonGi, ¿a dónde vas así? —SeokJin sujetó el brazo del peliazul tirando de él hacia sí, obligándole a meterse bajo su propio paraguas, pegándolo contra su cuerpo— Enfermarás.
—¿Eso importa? —alzó su mirada afilada hacia el rostro de SeokJin, con el ceño fruncido y expresión obstinada— Tengo que encontrar al imbécil ese, vosotros buscad al niño.
El castaño sostuvo sin dudar el intenso contacto visual, dejando que YoonGi lo perforara con esos fieros orbes oscuros mientras forcejeaba por soltar su brazo. SeokJin estaba seguro de que en otras circunstancias habría caído rendido ante esa penetrante mirada, pero en esta ocasión tenía pensado dejar claro que el podía ser tan tozudo, o incluso más, que él. Se negaba en rotundo a que el más bajo se fuera por su cuenta en una ciudad desconocida, de noche y, aún encima, sin paraguas.
—No conoces la zona y es de noche —SeokJin se acercó más al rostro del pálido, soltando su brazo al fin. YoonGi chasqueó la lengua, dándole la espalda pero sin alejarse de él ni del refugio del paraguas—. Deja de ser tan terco, ¿quieres que luego tengamos que ir a buscarte a ti también? Los encontraremos a ambos, los tres.
—Gracias por acordaros de mí... —refunfuñó JiMin, a quien sus mayores habían mantenido al margen de la escena, siendo de nuevo desplazado por YoonGi hyung gracias a Kim…
Entonces una bombilla se encendió en su cabeza.
—¡Hyungs! ¡Creo que sé donde puede haber ido JeongGuk!
Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
