6. Canciones

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—¡JiMin! —JeongGuk fue corriendo hasta el pequeño rubio, viendo como este se giraba y le dedicaba una sonrisa que no llegaba a sus ojos.

—JeongGuk... —sus labios se curvaron en una mueca. Estaba solo en la entrada del instituto, tras casi media hora de espera ya todo el mundo se había marchado.

—Lo sé, llego tarde. Lo siento, lo siento. Yo... me dormí —mintió. JiMin negó y le dio una mirada de reojo el recinto escolar. Se veía preocupado, no parecía molesto porque hubiera llegado tarde.

—Hyung, Tae no salió aún. Su autobús ya pasó... —pasó una mano por su cabello, retorciéndolo entre sus dedos.

—¿No salió? ¿Estás seguro? —el más bajo asintió con la cabeza, mirando como la mandíbula del pelinegro se tensaba— ¿Por qué no entraste a buscarlo?

—El conserje me vio y no me dejó pasar, me dijo que posiblemente él ya había salido. Pero Tae no salió, habría venido a despedirse antes de subirse al bus.

El mayor mantenía el ceño fruncido, mirando la solemne institución que se alzaba ante ellos. Le tendió las llaves del coche al menor.

—Entra al coche, está allí aparcado. Pon el seguro. Espera mientras busco a TaeHyung, y cuida bien de mi coche, ¿vale? —JiMin apretó los labios, mirando como su primo se alejaba. Cuando JeongGuk entró al instituto, JiMin comenzó a caminar despacio hacia el coche.

Mordió sus labios con fuerza. Su mano temblaba cuando tomó las llaves para abrir el vehículo.

Colocó el seguro del coche, acomodándose en el asiento. Se echó hacia atrás, suspirando mientras jugaba con sus dedos. Los entrelazó y los puso sobre su regazo. Cerró con fuerza sus ojos y suspiró. Sí había entrado a buscar al castaño, no se había cruzado con el conserje o cualquier profesor que le impidiera pasar. Lo que se lo había impedido pasar había sido... su miedo. A aquellos que siempre la tomaban con él y que ahora habían fijado su objetivo en TaeHyung, quien no había hecho nada malo.

Sentía como la culpa lo ahogaba.

Mientras tanto, JeongGuk caminaba por el instituto. No había nadie por allí, así que giró, yendo del vestíbulo hasta uno de los pasillos. Los recuerdos de su etapa de estudiante lo inundaron, sin poder reprimir una sonrisa cargada de melancolía. Las instalaciones del instituto de Busan eran menos modernas y más viejas que las de Seúl, la capital, pero eso no evitaba que JeongGuk se sintiera de nuevo como si tuviera 16 años. Acarició los fríos casilleros con los dedos, sonriente, tarareando en voz baja una canción de la cual no lograba acordarse ni del nombre, pero que recordaba perfectamente de su tiempo en la secundaria.

Sin dejar de tararear se dedicó a revisar en los baños y las aulas de la planta baja. Intentó abrir la puerta del laboratorio de Biología, pero estaba cerrada, por lo que TaeHyung no podía estar dentro. Después de recorrer también el segundo y tercer piso se sentía jadear. Y tenía el mismo resultado de antes. Aparentemente, Tae no estaba por ninguna parte. Comenzó a dudar de que JiMin estuviera en lo cierto; Tae seguro ya se habría ido a casa en el autobús. Lo más probable era que hubiera salido algo tarde y hubiera corrido hacia el bus sin despedirse de JiMin para no quedarse atrás.

Cruzaba el gimnasio dándole vueltas a la idea, era lo más razonable. Estaba por volver al coche junto a su primo cuando se detuvo. Unas escalofriantes risas acompañando a una débil y rota voz saliendo de los vestuarios.

Por favor, no.

little & cute boy © kookvWhere stories live. Discover now