34. Experimentar

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JeongGuk tragó saliva. Su vista viajó del adolescente que le sonreía con cierta arrogancia hasta el techo, tratando de ignorar como lo miraba; pasando la lengua por sus labios con tortuosa lentitud mientras sus manos bajaban de sus pectorales a su abdomen, sintiendo los marcados músculos del hombre en contacto con la palma de su mano, bajo la fina tela de la camiseta que llevaba el mayor. Los dedos de TaeHyung, fríos y delgados, se colaron bajo su ropa, acariciando los abdominales de Jeon, que sintió como su piel se erizaba. Cerró los ojos, girando su rostro hacia otro lado, incapaz de entender en qué momento se había vuelto él la presa.

Tienes 21 años, Jeon. El mayor volvió a abrir los ojos, regañándose a sí mismo por su comportamiento. ¿Él era quien debía sentirse tímido porque estuvieran tocándolo de esa manera? La imagen que tenía hasta el momento del chiquillo inocente ante él comenzó a difuminarse con aquella nueva visión tan lasciva que le brindaba.

Dejó que las delicadas manos del muchacho exploraran su torso. La tela que lo cubría no dejaba mucho a la imaginación, por lo que se sorprendió cuando TaeHyung le hizo la silenciosa petición de retirarla, tirando dubitativo de los bordes de la misma mientras mordía su labio inferior.

Los virginales ojos de TaeHyung estuvieron atentos a como los músculos de JeongGuk se contraían mientras se retiraba la prenda que tanto le estorbaba, y no pudo evitar rozar su musculatura con las yemas de los dedos, fascinado y colorado hasta los orejas. Cuando JeongGuk alzó una ceja observándolo mientras lanzaba la camiseta hacia el suelo, emitió un pequeño gemido avergonzado, cubriendo su rostro con las manos.

JeongGuk decidió, enternecido porque el pequeño hubiera recobrado la timidez que le caracterizaba, que era momento de retomar el control de aquello. Sujetó con firmeza su pequeña cintura, hincando los dedos en el súeter esponjoso y moviendo con facilidad al menor de encima de sí, como si no pesara nada. Giraron y lo presionó contra la cama, quedando ahora él sobre su delgado cuerpo, provocando por el algo brusco movimiento que dejara de cubrir su rostro con las manos y ahora lo mirara, aún con sus mejillas teñidas de carmín y esa inocente timidez.

Dejándose llevar, delineó la figura del tierno Tae Tae con sus grandes manos.

—¿No era lo que querías? ¿Que me quitara la camiseta? —JeongGuk susurró a unos centímetros de su rostro, con una voz ronca y sensual que solo provocó que el castaño se avergonzara aún más. TaeHyung abrió su boca como si fuera a contestar, balbuceando algo inteligible y quedando en silencio cuando los labios de JeongGuk lo callaron.

JeongGuk se sintió repentinamente eufórico, devorando poco a poco esa pureza y vergüenza de TaeHyung. La lengua del mismo acarició su labio inferior, invitando a su boca a abrirse. Aún con su brazo apoyado a un lado de su cabeza para no aplastarlo, continuó con su recorrido por cada recoveco de su torso, deteniendo la mano libre en su muslos mientras sus lenguas jugaban lascivamente. Le acarició por encima de la tela y al final se decantó por subir la mano de nuevo a su cadera. Sentía la emoción con la que TaeHyung lo besaba, con los brazos al rededor de su cuello para atraerlo más contra sí mismo, y el como comenzaba a transformarse en... algo más.

JeongGuk se detuvo. TaeHyung jadeó, tratando de recuperar el aliento cuando los labios del mayor se separaron de los suyos. Abrió los ojos cuando JeongGuk dejó de tocarle, mirando al mayor bajar la cabeza. Trató de acariciarle el cabello, preocupado de que no le dejara ver su rosto.

—¿Hyung? —susurró, algo confundido y ansioso. Estaba esperando... más, aunque no estaba seguro de atreverse a decir lo qué.

Él no contestó. "Ya no tienes cinco añitos como para no saber donde están los límites". Nunca le irritó tanto que YoonGi tuviera razón. Se quedó en silencio, apartando con suavidad la mano del castaño para sentarse en la cama, saliendo de encima suya y apoyando los pies en el suelo helado. Un escalofrío le recorrió la columna, lo que le ayudó a despejarse un poco. TaeHyung lo miró sin comprender por qué ahora se apartaba.

—TaeHyung, yo no... —el pelinegro se quedó mirando sus manos, apretando los puños sobre las rodillas. Tae sintió una leve punzada; ahora no era TaeTae, ni bebé, ni pequeño, solo TaeHyung. ¿Había... hecho algo mal? JeongGuk dejó la frase en el aire.

No podía hacerle eso, es decir, ¡tenía quince años! JeongGuk suspiró, decidido a ser claro.

—No está bien, TaeHyung —alzó la mirada de sus manos, pero sin atreverse a girar su rostro hacia él—. No quiero lastimarte, o que te arrepientas de algo. Me gustas, es solo que... no quiero aprovecharme de ti —y como si lo dijera para convencerse a sí mismo, repitió—. No está bien...

TaeHyung trató de digerir cada una de sus palabras, sintiendo una punzada mayor en su pecho. Intentó con todo el orgullo que pudo reunir aguantarse las lágrimas. No quería que JeongGuk pensara que solo era un niño llorón, aunque sabía que ya lo veía así.

Tal vez lo más molesto es que tiene razón, pensó, mientras pequeñas lágrimas escurrían por sus mejillas, solo soy un crío.

little & cute boy © kookvWhere stories live. Discover now