25. Atrapado

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Los labios de TaeHyung se cerraban al rededor del dulce, sus dedos estaban pringosos mientras trataba de esconderse tras ChangKyun del feo monstruo que salía en la pantalla. El chico ante él apenas se inmutaba con los sustos, e incluso sonreía de lado cada vez que uno de los personajes moría. A diferencia del castaño, al cual el exceso de sangre le resultaba innecesariamente asqueroso.

TaeHyung estiró su mano tras ChangKyun hacia el bol que hasta hace unos momentos se encontraba repleto de caramelos, bombones y dulces.

—¡Ya no quedan! —exclamó, mirando desalentadoramente el bol vacío. Recibió en respuesta protestas y quejas de los demás por interrumpirles la película, y risitas de parte de MinHyuk, delatándose de haber acabado él solo las chucherías.

Volvió a su sitio, apoyándose de nuevo contra lo que suponía que era el sofá. Algo tras él que antes no estaba provocó que se quedara helado. Antes de poder siquiera dejar al pelinegro saludar o quejarse porque se había sentado en sus pies, TaeHyung comenzó a chillar cual desquiciado y se alejó de un gran salto –como si acabará de apoyar su trasero sobre lava ardiendo– completamente aterrorizado. Los gritos de los demás no se tardaron en oír, alarmados y asustados por semejante escena y el alboroto que formó uno de los menores del grupo.

—¡Ey, tranquilos! ¡Niños, soy yo! —el hombre tenía los ojos muy abiertos, levantando sus manos en "son de paz". Varios pares de ojos se centraron en él, suspirando considerablemente más relajados al ver que el griterío de TaeHyung solo se debía a la sopresiva aparición del chico pelinegro sumado a la tensión y la aterradora música de la película.

El único que no se inmutó ante las palabras del mayor fue TaeHyung, quién se abrazaba las rodillas y ocultaba su rostro entre ellas, justo en la otra punta del sofá. JeongGuk se sintió terriblemente mal por haber asustado al castaño. Cuando había entrado y visto a todos atentos a la pantalla y sin que nadie se percatar a de su presencia, su primera intención fue la de asustarlos, sí.

Pero no quería que justamente TaeHyung fuera quien peor se lo tomara, y mucho menos que se enfadara con él. Incluso el cojinazo que le propinó JiMin directo a su nariz dolió menos.

Más o menos.

—JeongGuk, eres un… —JiMin comenzó a maldecirlo, ganándose las risas del pequeño grupo a su alrededor.

—Ya, vale… Lo siento, lo siento. Atended a la película, ¿bien? —JeongGuk se sacó la chaqueta, dejándola apoyada en el respaldo del sofá mientras pasaba por detrás del mismo para acercarse a TaeHyung, que seguía sin levantar la mirada.

Se sentó a su lado, bajando su mano hasta la espalda baja del ajeno, vacilante. TaeHyung se removió, pero al parecer no tener intenciones de apartarlo JeongGuk comenzó a acariciar en círculos sobre su camiseta azul, notando como TaeHyung se tensaba unos segundos.

—Tae, lo siento mucho por asustarte —susurró, lo suficientemente cerca para que solo él escuchara. TaeHyung se estremeció, sintiendo sus largos dedos sobre la tela y la calidez de sus palabras sobre su oreja. Mas no contestó ni levantó la cabeza, por el contrario, apretándose más contra sí mismo— ¿Me reservaste alguna galleta, bebé?

JeongGuk no supo si fue la pregunta, su tono o el apodo que utilizó, pero no pudo reprimir una sonrisa cuando el pequeño castaño levantó la vista lentamente hacia él.

Bajo su flequillo, ahora demasiado largo, Guk pudo apreciar la dulce mirada que tenía el menor. Pequeñas lágrimas se acumulaban en sus ojitos, y JeongGuk subió su mano lentamente por su espalda hasta poder rodear su cintura, acercándolo a él y depositando un besito sobre su pómulo.

—Se las comieron todas, hyung… —susurró TaeHyung, su voz denotaba la culpabilidad que sentía al no haber podido guardarle una galleta como le dijo al mayor. Sus mejillas habían vuelto a adoptar un potente color carmín.

TaeHyung se sentía un tomate andante cada vez que JeongGuk se acercaba, y… no le disgustaba del todo.

—No importa, pequeño. Está bien —JeongGuk acarició su costado, acercándolo a él para que se apoyara contra su cuerpo— ¿De qué va la película?

Guk continuó susurrando en su oreja, provocando que el castaño se sintiera todavía más nervioso mientras acomodaba su espalda contra el pecho del mayor, con sus muslos fornidos a ambos lados de sus piernas. Se sentía como en una trampa, pero desde luego no quería que le rescataran de ella.

—Es fea y hay sangre —susurró de vuelta. El resto en la sala habían vuelto a atender por completo a la película, ajenos a sus murmullos, tapados por el elevado volumen que tenía la banda sonora de la película.

—¿No te gustan las películas de terror? —JeongGuk sonrió de lado, soltando una risita al ver como TaeHyung se apresuraba a negar con la cabeza.

El pelinegro se dedicó a repartir caricias en su cintura, mirando desinteresado la película. Le divertía ver como TaeHyung se encogía contra su cuerpo, pegándose hasta que podía sentir el calor de su piel incluso a través de la camisa. Una sensación de elictricidad le recorría al tocar al menor.

Pero notaba que este no estaba disfrutando con la película. No quería que luego durmiera mal.

—TaeHyung y yo vamos a arriba —él mismo se levantó, apreciando de reojo la mirada confusa que le dedicó el pequeño bajo su flequillo castaño mientras se dejaba ayudar para levantarse— La película es bastante mala, para mi gusto. Y a Tae le va a dar un infarto si sigue viéndola.

Nadie dijo nada al respecto, o al menos JeongGuk no les prestó ni un ápice de atención. Ignorando el sonrojo y el golpe en el pecho que recibió por su comentario, entrelazó los largos dedos de Kim con los suyos y se dirigió hacia las escaleras, tirando de él.
Necesitaban hablar, era por eso… y no porque quisiera tenerlo solo para sí por un rato.

Un ratito.

little & cute boy © kookvDonde viven las historias. Descúbrelo ahora