24. Cervezas

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—Los amigos de YongSun viven prácticamente en mi casa, siempre vienen a robarme la comida y el espacio en el sofá —SeokJin hablaba con gracia, gesticulando animadamente. Ambos estaban sentados en la cocina de los Park— Tengo una parte de la nevera reservada para ellos. Aman lo que les cocino.

YoonGi acercó la lata de cerveza a sus labios. Daba pequeños tragos de vez en cuando pero estaba más atento en lo que contaba SeokJin, o, en realidad, a como lo contaba SeokJin.

—Dudo que yo pudiera aguantar tanto sin lanzarlos por la ventana —admitió, sacándole una chirriante carcajada a SeokJin. YoonGi sonrió vagamente. La risa del más alto era extraña y sin duda característica, estaba seguro de que no podría olvidarla.

—Con una adolescente en casa, te conviertes en cocinero, anfitrión y taxista. Es lo que hay —se encogió de hombros. A YoonGi le gustaban sus hombros, eran anchos y grandes, masculinos.

SeokJin era un hombre bastante divertido, y sin duda tenía muchas anécdotas graciosas que disfrutaba contar, pero YoonGi hacía tiempo que había dejado de atender al cien por ciento a la conversación. Los ojos felinos del peliazul apreciaron como su nuez se movía al darle un trago a su cerveza. Su cuello también le gustaba, y su rostro parecía la guinda del pastel.

Se estiró hacia él, sus piernas colgaban de la encimera de la cocina y su cuerpo se mantuvo en equilibrio mientras alzaba su mano para limpiar una gota de la bebida que había resbalado por la barbilla del mayor.

SeokJin se acercó a él, quedando ahora de frente. Al estar sentado en la encimera, YoonGi solo tendría que alzarse un poco para alcanzar sus rechonchos labios. SeokJin debía ser un centímetro o dos más alto que JeongGuk, y la estatura de su amigo tampoco había sido nunca un impedimento para conseguir lo que buscaba.

—Estoy hablando mucho, ¿no? Siempre me sucede que hablo demasiado —farfulló SeokJin. Ahora que estaban más cerca se sentía algo aturullado. YoonGi sonrió, mostrando sus encías.

—Siempre he preferido escuchar, no te preocupes. Estás muy guapo cuando hablas —YoonGi sonrió más al apreciar las mejillas del ajeno tomar color. Cambió de tema, distrayéndolo de su comentario— ¿Entonces eres repostero?

—Sí. A veces doy clases particulares a los hijos de los vecinos, para sacar un dinero extra.

—Muy versátil. Deberías cocinarme algún día —pidió YoonGi, con una pequeña sonrisa elevando a penas las comisuras de sus labios, antes de darle otro sorbo a la cerveza, la cual estaba ya casi vacía. SeokJin alzó una mano, enredando uno de los mechones del menor entre sus dedos.

—¿Por qué decidiste teñirte de azul? —preguntó, bajando su atención al rostro de YoonGi. Los gritos en el salón les indicaron que ya habían comenzado con las películas de terror.

—Es una historia graciosa —los ojos del peliazul brillaban, sonriendo con cierta malicia— ¿Me acompañas a arriba y seguimos hablando, o algo?

—Está bien, vamos —SeokJin sonrió, dejando la lata de cerveza vacía a un lado de YoonGi, este puso una mano sobre su hombro, dándole un pequeño apretón antes de impulsarse para bajar de la encimera, caminando hacia la puerta de la cocina sin ver si el otro iba tras él— YoonGi.

—¿Qué pasa? —se giró, con sus manos en los bolsillos de la gran sudadera negra que le quedaba por debajo de los muslos.

—Soy heterosexual —informó lentamente, dubitativo. YoonGi se mantuvo en silencio un momento, hasta que soltó una risotada. Bajo sus ojos se formaban pequeñas arruguitas a causa de su sonrisa.

—¿Algo más? —indicó, aún riendo. SeokJin negó, avergonzado. Solo quería asegurarse de que el níveo no tuviera segundas intenciones.

—Subamos.

nueva portada y segunda parte del mini maratón

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nueva portada y segunda parte del mini maratón. estoy por apuntar L&CB a los Wattys 2019.

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