5. Complicidad

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JeongGuk bostezó sentándose en la cama y desperezándose. Le dio un vistazo a la hora en el reloj y suspiró, dejándose caer de nuevo entre las sábanas que le cubrían hasta la cadera su cuerpo desnudo. Unos largos y pálidos dedos pasaron por su pecho, antes de apreciar una cabellera azul en su campo de visión y sentir un pequeño beso en su mandíbula.

—Aún es temprano, abrázame y duerme —murmuró YoonGi, acurrucándose en su pecho.

—Me gustaría, pero tengo que ir a buscar a JiMin al colegio —el de cabellos azules bufó y se pegó más a él, que intentaba levantarse.

YoonGi posó su mano sobre el pecho de JungKook sin dejarlo moverse, dando impulso para colocarse sobre su cadera, sintiendo la piel caliente de su menor contra la suya y sonriendo.

Su mirada felina recorrió su pecho hasta sus hombros grandes y su cuello, relamiendo sus labios y moviendo la cadera despacio, comenzando a crear una deliciosa fricción entre sus pieles desnudas.

—YoonGi... —los dedos del níveo se enredaron en los cabellos de su amigo, inclinándose sobre él para atrapar sus labios— para, por favor. Tengo que ir por... ngh —susurró sobre la boca del mayor, sin poder evitar un jadeo al sentir como el ajeno comenzaba a mover su cadera en pequeños saltos sobre su pelvis.

—Cállate. Ese niño puede esperar... —el mayor no detenía sus movimientos, disfrutando de los roces y el calor que comenzaba a subir por el cuerpo de Jeon.

El pelinegro mordió su labio, perdiéndose en la fricción de piel contra piel y dejándose llevar por la lujuria. Echó su cabeza a un lado, cuando el mayor comenzó a atacar su cuello con mordidas y besos húmedos. Sus ojos se abrieron en grande al ver la hora que marcaban los números rojos del despertador. Sus manos fueron a la cadera del otro, clavando sus dedos con fuerza y haciendo que se detuviera. Consiguió a duras penas sacarlo de encima, escuchando un jadeo por la sorpresa de parte del contrario.

—Es en serio, hyung, debo ir a buscar a JiMin. No puede volver solo desde el instituto —JeongGuk pasó una mano por su desordenado cabello. El mayor hizo una mueca, apartando su mirada de JeongGuk, cuyos cabellos caían sobre su rostro dándole un aspecto completamente sexy y apetecible. Incluso recién levantado el pelinegro parecía sacado de una revista, YoonGi a veces lo detestaba.

—¿Entonces me dejarás así? —lo miró suplicante, volviendo a inclinarse hacia él para intentar atrapar sus labios, sabiendo que no se resistiría a eso. JeongGuk sujetó su muñeca evitando que lo tocara y se levantó rápidamente, sonriendo mientras a buscaba su ropa por el suelo del cuarto.

—Gracias por entenderlo, GiGi —entró al baño, guiñándole un ojo al chico, de apariencia tan pura con el cabello desordenado y rostro levemente hinchado, desnudo cual ángel entre las sábanas blancas de la cama.
Todo lo contrario a lo que es en realidad, pensó el pelinegro, abriendo la llave del agua fría de la ducha, viendo esa la única manera de acabar rápido con el calor que recorría su sistema nervioso.

Unos diez minutos después, que se habían alargado a causa de los gemidos y sonidos obscenos de YoonGi, torturándolo desde el otro lado de la puerta al impedir que su erección bajara, salió vestido, secando su cabello con una toalla de color granate.

—En serio, estás a una auto-mamada de que te considere un sátiro —indicó JeongGuk al salir del baño, intentando no fijar su vista en el chico que se retorcía bruscamente sobre la cama, lloriqueando y gimiendo con un consolador entre sus piernas.

El mayor juntó sus piernas, alargando un gemido agudo y dejando caer su espalda sobre la cama mientras pequeños espasmos por el reciente orgasmo atravesaban su cuerpo.

—Si me llegara la polla a la boca no te necesitaría a ti... imbécil.

JeongGuk soltó una carcajada y le lanzó una camiseta arrugada para que limpiara —ya que esta igualmente tendría que ir a la lavadora— el pequeño desastre que el bajo había causado sobre su propio abdomen. YoonGi la había tirado sin cuidado al suelo la noche anterior cuando la cosa se calentó, justo antes de...

—Te compensaré, hyung —sonrió Guk, mientras tomaba su móvil de la mesilla de noche.

—¿Te vestirás de conejito Play Boy para mí? —YoonGi lo miró con sus ojos brillantes, dejando escapar un adorable bostezo.

JeongGuk frunció el ceño y abrió la puerta.

—Ni de coña, idiota fetichista.

YoonGi refunfuñó por lo bajo y se abrazó a la almohada.

—Eres un mal amigo, no quieres cumplir mis fetiches. Uhum —le dio la espalda, acomodándose para dormir de nuevo. JeongGuk rió saliendo del cuarto y cerrando la puerta con cuidado; pocas veces su amigo era tan infantil y risueño.

Miró la hora y suspiró apurando el paso, sin duda llegaría tarde a recoger a JiMin.

little & cute boy © kookvDonde viven las historias. Descúbrelo ahora