Capítulo LVIII

Começar do início
                                    

—¿Entonces usted no tiene un libro prohibido?

—No.

—Pero si tiene un libro— replicó sonriendo, a lo que Lauren no tuvo más remedio que aceptar.

—Tengo dos de hecho. Uno que fue tan bueno que incluso sirvió para titularme y otro que no fue publicado siquiera. Hice varios intentos y lo envié a toda casa editorial que fui capaz de encontrar en Chicago pero...—suspiró nostálgicamente ante el recuerdo de su mala suerte, o quizás "falta de talento" como lo había escrito el director de CM Editoriales en su carta de rechazo. —no fue lo suficientemente bueno.

—¿Sabe lo que pienso? —Lauren se encogió de hombros sin voltear a verlo, además de no poder hacerlo por ser la conductora designada, tampoco quería ver la mirada decepcionada de Christian. Enterarse que tu profesor es un fracaso, no debía ser algo fácil de ver. —No solo lo pienso sino que estoy completamente seguro de que su libro hubiera sido un éxito en las taquillas.

—Me parece que quisiste decir Best Seller, Christian. —lo corrigió con una sonrisa divertida.

—Éxito en taquilla, best seller, cinco estrellas ¡lo que sea! Si usted lo escribió seguramente debe ser bueno.

—Creo que tienes demasiada fe en mí.

—Tengo la misma que usted en mí. Por eso me acompañó hasta aquí para asegurarse de que consiga lo que estoy buscando.— y en parte era cierto, Lauren había accedido casi de inmediato al inusual pedido de su estudiante para conocer a la chica de la que una vez le habló y quien a pesar de tener una enfermedad como la dislexia, había conseguido alcanzar la cima del éxito, porque confiaba en él y deseaba mostrarle que lo imposible se podía convertir a posible cuando lo veías desde otro ángulo, pero había otro motivo que la terminó de convencer para que hicieran aquel corto viaje hacia Nueva Jersey, y ese motivo era el mismo que la había mantenido despierta todas las noches durante el pasado mes y que no la dejaba concentrarse en nada que no fueran sus últimas palabras. Además de servir como apoyo moral para Christian, Lauren, tal vez de manera inconsciente, deseaba encontrarse con Camila. —Todavía no se lo que me voy a encontrar ahí pero de cualquier manera tengo que agradecerle profesora, por todo lo que ha hecho y lo que seguramente va a seguir haciendo por mí.

—Es mi trabajo— replicó en un tono que pretendía ser frío y que sin embargo traslucía un cariño casi maternal, por el chico.

—Se que usted me aprecia, profesora.

—Ni un poco. —declaró ya entando en el juego y alimentando la diversión de su joven compañero.

—Voy a fingir que le creo, pero yo sé que usted me quiere y me va a extrañar cuando vaya a la universidad.

—Así que vas a ir a la universidad.

—Es lo que quiero. Quiero aprender todo lo que hay que saber sobre las lenguas muertas, latín, griego antiguo, lo quiero todo.

—No quiero ser la profesora aguafiestas pero si quieres algo tan ambicioso tienes que trabajar el cuádruple de lo que lo haces ahora. La dislexia no es una limitación, al contrario es una adición, es algo que va a retarte cada día de tu vida y tienes que sacarle el mayor provecho.

—Lo sé, lo sé. —masculló fingiendo agobio. —Sé que debo ser mejor de lo que era ayer, pero antes de que volvamos a la relación seria entre profesora y estudiante quiero saber cómo se llamaba su libro.

—¿Te interesa de verdad? —Christian sonrió y asintió felizmente. Mientras tanto Lauren negaba con la cabeza, dispuesta a concederle una última gracia a su alumno, sin saber que más tarde se arrepentiría de ello. —Los fantasmas de Emma. Así se llamaba mi fallido intento de historia. Me inspiré en la novela de Charles Dickens "Cuento de Navidad" ¿la conoces?el semblante confundido de Christian no pudo sino ofenderla ¿Cómo era posible que el chico no reconociera un título tan entrañablemente clásico de la literatura? —¿No? ¿La historia de un viejo avaro al que visitan tres fantasmas?

It Will Rain (Camren)Onde histórias criam vida. Descubra agora