Capítulo XXXII

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¿Alguna vez se han sentido con el agua al cuello y sin ninguna opción para solucionar la avalancha de problemas que un pequeño secreto ocasionó? Yo me sentía así; ahogada.

Estaba encerrada en el baño con el pestillo puesto y la tina repleta de agua, mientras que los sonidos a mi alrededor se volvían nulos y los pensamientos dentro de mi cabeza por fin guardaban silencio dándome una tregua. Dentro de ese espacio tan reducido me sentía en paz, como si nada pudiera desequilibrar la balanza entre mi cuerpo y mente. Debajo del agua nada podía afectarme y sin embargo no ansiaba otra cosa que salir a la superficie y respirar, necesitaba una bocanada de aire fresco que me mostrara un nuevo horizonte y que desplegara ante mí los cientos de posibilidades que tenía para poder conseguir ese futuro añorado.

Suspiré mirando con indecisión la bañera repleta hasta el borde y solo entonces fui consciente de que mi nombre que era pronunciado una y otra vez desde el otro lado de la puerta.

—¡Camila! ¿Estás bien? ¡Por dios santo, abre la puerta! Dime algo, maldita sea. ¡Mila!

Cuando estas hecho mierda, las personas tienden a exagerar todo. Simplemente lo llevan a niveles inimaginables que terminan por hacerte reír de lo ridículos que son. Yo sabía que me veía mal, pero escuchar la voz suplicante de Graham tras la puerta, rogando porque le abriera mientras el seguramente se imaginaba lo peor, me hizo abrir los ojos y comprobar cuan lejos había llevado mi egoísmo. Me levanté lo más rápido que pude y un segundo antes de que llegara a la puerta y retirara el pestillo, la madera se partió por la mitad haciendo que un fragmento volara por encima de mi cabeza y cayera justo dentro de la tina salpicando todo a mi alrededor.

Ante mi tenía el rostro de mi vecino totalmente descompuesto y con un sendero de lagrimas que caían de sus ojos. No lo dude ni un segundo en sostenerlo fuertemente cuando se lanzó a mis brazos y como un pequeño comenzó a llorar y a sacudirse por la intensidad del momento. Aquello me hizo sentir todavía peor y sin más que mi corazón lleno de malestar acompañé su sufrimiento y juntos lloramos anticipadamente por la perdida.

—Tranquilo Graham. Estoy bien ¿no me ves? no me paso nada.

—Estaba muy asustado Camila. ¿Por qué no respondías? — replicó entre sollozos y yo solamente suspiré. No quería decirle que realmente planeaba hacer lo que el tanto estaba temiendo porque solo lo haría sentir peor y me haría los días mucho más miserables de lo que ya eran.

No planeaba añadir su nombre a la lista de personas a las que había dañado en tan solo unos meses. Graham no lo merecía.

—Lo siento, pero no te escuché entrar.

—¿Y porque diablos estabas encerrada? Creí que la rubia te había prohibido hacerlo

—¿La rubia? —Graham asintió.

—Si, la chica alta que vive contigo. La encontré esta mañana en el elevador y me pidió que pasara a verte antes de irme al hospital. Mi turno empieza dentro de media hora y no creo que pueda sobrellevarlo con todos estos sentimientos brotando fuera de mí. Debería matarte por asustarme así, Camila. Casi me da un infarto.

—Lo siento mucho Graham. Yo solo quería tomar un baño y no pensé que buscar un poco de privacidad llevaría que destrozaras mi puerta.

—¡Estaba preocupado! —rebatió separándose de mis brazos para verme fijamente. —Todo paso tan rápido. En un segundo yo estaba entrando como todos los días a dejarte un poco de comida cuando me di cuenta que había demasiado silencio en la casa, no pude evitarlo y me asusté cuando no vi tu cuerpo tirado en el sofá como cada dia. Por mi mente pasaron los peores escenarios y no supe cómo actuar, lo más correcto era romper la perta y rescatar lo poco que quedara de ti dentro de esa bañera.

It Will Rain (Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora