Capítulo XXXI

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Tenía que admitir que la reunión del fin de semana con las chicas había hecho mucho por mi salud mental, ya no parecía ansiosa y tampoco necesitada de esas maratones de series durante la madrugada para poder conciliar el sueño. Se podría decir que estaba en un punto medio, y quien sabe, tal vez al fin llegaba a mi vida la famosa etapa del duelo llamada; aceptación. La negación había sido un buen sitio para regodearme, estar cómoda y pasar un buen rato en ella, pero como en el amor y las relaciones, estaba consciente de que no podía seguir ahí, no si quería que lo que quedaba de mis sueños y esperanzas se cumplieran.

Camila había sido una parte importante de mi pasado, pero si continuaba estancada en la mentira que vivimos juntas, irónicamente no podría volver a vivir, y yo quería vivir, al menos lo quería mucho mas que hace dos semanas o tres meses. Y parte importante de vivir es mantenerse enfocado. Olvidar esas pequeñas cosas que te hacen recaer en rutinas toxicas y luchar firmemente porque no vuelvan más. Yo estaba haciéndolo, peleaba con todas mis fuerzas porque mis pensamientos se mantuvieran a raya y fue un logro personal el haber superado un día completo sin volver a viejos hábitos.

Sonreí por mi logro desbloqueado y volví a la realidad, esa en la que me encontraba en mi aula, acompañada de los pocos alumnos que todavía permanecían aquí, recogiendo sus cosas y despidiéndose por aquel día.

—Nos vemos mañana, profesora.

—Hasta luego chicos. No olviden el ensayo, es importante para su calificación bimestral. — les recordé mientras me quitaba las gafas de pasta gruesa y frotaba mis ojos en busca de un ansiado descanso. Recibí, gruñidos como afirmaciones y escuetos síes que terminaron por devolverme la alegría y el gusto por la enseñanza que creía haber perdido. Solté el juego de folios que estaba revisando y mientras recostaba la cabeza en la silla, obligué a mis ojos a dar un último vistazo antes de recoger mis cosas y dar por terminado el día.

Con seguridad esperaba encontrar un salón vacío, sin embargo, me sorprendí, al ver que tres pupitres todavía estaban ocupados. La suerte estaba de mi lado y parecía que Grace esperaba impacientemente la sentencia en el juicio que había iniciado cuando escribió aquella peculiar historia sobre mí.

—Señorita Skylar, antes de que se vaya me gustaría hablar con usted sobre un par de cosas. — Amanda y Emily se miraban la una a la otra contemplando si era buena claudicar justo ahora, y aunque el gruñido y las miradas de súplica que Grace les estaba dando eran convincentes, ninguna quería estar presente cuando el fuego enemigo iniciara. Fue todo un alivio para ellas cuando sonreí con arrogancia y continúe hablando. — Si no le importa me gustaría que fuese a solas.

—Estaremos afuera. — respondió Amanda por las dos.

—Cobardes—masculló mientras arrojaba sus cuadernos y plumas a la mochila sin ningún cuidado.

Cuando terminó se acercó al escritorio y levantó la mirada, nada más verme su cuerpo se tensó y la piel que antes era de un bronceado natural, palideció hasta quedar del color del papel que tenía en mis manos.

—Voy a ser breve porque se que el autobús escolar te lleva a casa y no quiero que lo pierdas. —Skylar asintió moviéndose inquieta frente al escritorio. — Me parece que fui lo suficientemente clara la última vez Skylar. Entonces no comprendo porque sigues perjudicándote a ti misma.

—No entiendo, profesora. Si tan solo me dijera...

— Tal vez esto consiga refrescarte la memoria. Lauren y yo habíamos estado juntas desde que el programa Lumix echara a andar, al principio lo único que nos unía era el profundo odio que sentíamos por la otra, pero a medida que el programa avanzaba y la catástrofe se acercaba, algo empezaba a arder en nuestros corazones.

It Will Rain (Camren)Where stories live. Discover now