Capítulo XLIX

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Coco Chanel dijo alguna vez "Una mujer que se corta el pelo está a punto de cambiar su vida" nunca lo entendí hasta que me vi reflejada en el espejo del salón de belleza, esperando a que la estilista hiciera un poco de magia con mis puntas maltratadas y mi cabello hecho añicos. En ese espacio de minutos en el que la chica pretendía hacer maravillas conmigo analicé mi rostro y me encontré con pequeñas marcas que antes no estaban ahí, debajo de mis ojos tenía un mar de ojeras que ni con maquillaje podrían cubrirse, las mejillas delgadas y completamente pálidas y los labios agrietados. En pocas palabras; era una completa ruina. Sabía que con un simple corte de cabello no iban a borrarse todas aquellas huellas de mi descuido intencional, pero al menos era un comienzo que con un poco de suerte fungiría como el catalizador que les mostraría a todos que quería una vida nueva y que a pesar de los problemas que vinieran con ella, estaba dispuesta a vivirla.

Por eso, cuando la magia estuvo terminada, respiré hondo y le sonreí a Britney a través del espejo, un agradable chico que recién había terminado su carrera y que intentaba ganar unos cuantos dólares más trabajando en el local de su tía para conseguir su título.

—Vamos Mili, dame tu mano y elevemos una oración al cielo. Tenemos mucho que agradecer porque hoy es el día de tu resurrección y todo ha sido gracias a mí y a mis benditas manos. —exclamó con orgullo y yo no pude objetar nada porque tenía toda la razón. Gracias a él había rejuvenecido un par de años en cuestión de horas y aquello era un logro que no cualquiera podía conseguir. Me sentía feliz por él. — Nadie me va a creer cuando les cuente que reviví tu cabello muerto a base de mi remedio natural. ¡Se va a vender como pan caliente!

—Este es el mejor momento para que le pongamos una cifra a tu maravilloso trabajo Britt. —al parecer aquello la molestó porque nada más mencionar el odiado y amado motor del mundo, sus ojos se oscurecieron y su rostro cayó. No pretendía ofenderla, pero todo buen servicio merece una recompensa, así que sin esperar su respuesta y agradeciéndole con un par de besos en las mejillas me despedí de ella, dejé un pequeño fajo de billetes encima del mostrador y me encaminé hacia la calle.

Escuché cerrarse las puertas tras de mí y respiré el aire puro de aquella media tarde sonriendo con felicidad autentica mientras observaba el azul grisáceo del cielo. Debí suponer que mi madre llamaría en el momento más inoportuno, y si, era cierto que no estaba interrumpiendo nada importante pero mi parte egoísta quería apreciar y abrazar por un par de minutos más esa soledad tan pacífica en la que me encontraba. Gruñí ante su insistencia y me rendí cuando el teléfono vibró por tercera vez y finalmente atendí a su llamada con un suspiro resignado. Hablar con ella era toda una odisea con montaña rusa incluida, pero valía la pena el cansancio mental al que iba a someterme si al final me sentía mejor conmigo misma. Empezamos conversando sobre mi recién descubierta sanación y mi corte de pelo y justo cuando cruzaba la avenida y divisaba a Jella's entre los autos de la carretera mi madre soltó la bomba.

"El próximo viernes iré a verte."

Los colores fueron drenados de mi rostro a medida que comprendía lo que aquellas palabras significaban. Me detuve frente a una maceta alargada y me senté en el borde abanicándome con la mano libre mientras mi mente trabajaba a marchas forzadas buscando una excusa. 

"Mamá tú no puedes" balbuceé y escuché a mi madre respirar hondo. "No puedes venir a Princeton. Yo no estoy lista...necesito un par de semanas más por favor."

"No estoy pidiendo una opinión Camila. Si la montaña no va a Mahoma, Mahoma va a comprar un boleto de avión y se encontrará con su pequeña montaña en su departamento el próximo viernes."

It Will Rain (Camren)Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon