66. Rin busca reunirse con Sesshomaru.

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Los primeros rayos de Sol comienzan a ser visibles. Sesshomaru se encuentra de pie, viendo el amanecer. No logró conciliar el sueño, su intranquilidad iba en aumento a cada minuto. La angustia en su pecho crece más y más a cada momento. Le molesta no saber que ocurre, cuál es el motivo de sentirse así... ¿Morirá en esta batalla? Seria lo mejor... Mientras Rin esté segura... 

Camina hacia donde su ejército se encuentra ya esperándolo. Todos preparan sus armas, sonríen con entusiasmo, no hay nada que les anime más que el campo de batalla. Después de todo, ese es su primordial propósito, luchar, luchar hasta triunfar o hasta morir... Han sido entrenados para ello. Combatir en las filas del Ejército del Oeste es el mayor privilegio para ellos... Combatir junto al poderoso Lord Sesshomaru. Él los observa detenidamente, uno a uno.. No puede quejarse.. Son guerreros leales, dispuestos a morir por su causa... Han formado filas, es momento de avanzar y enfrentar al ejército enemigo.

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Rin ha caminado toda la noche, está muy cansada, con hambre y sed, sus pies duelen, tiene frío... Durante la noche cayó una ligera llovizna, suficiente para mojar sus ropas y hacerla pescar un resfriado. Estornuda una y otra vez.. Si cae enferma será imposible seguir su camino a buen ritmo... Debió buscar refugio, pero de hacerlo, retrasaría su camino. Será complicado tomar las medidas adecuadas para recuperarse, no lleva nada consigo... Se detiene un momento frente a un río, bebe un poco de agua, mira a su alrededor... No hay nada que le pueda servir para llevar agua consigo. Suspira frustrada. Será un viaje muy difícil, pero sabe que valdrá la pena. Mantiene en su corazón la esperanza de volver a estar frente a él, frente a su querido señor Sesshomaru. Por él valdrá la pena todo lo que pueda sufrir durante estos días.

Continúa su camino. Recolecta un poco de fruta, la que puede encontrar sin desviar su camino. Camina lo más rápido que puede, cada paso la acerca más a él, está segura de ello.

No puede evitar, de vez en cuando, voltear temerosa hacia atrás. Se pregunta si en la aldea ya se habrán dado cuenta de su ausencia. InuYasha tiene un excelente olfato, pero... no está todo el día pendiente de ella... ¿O si? No, no lo cree posible. Es verdad que la cuida y se preocupa por ella, pero no a tal extremo.. Espera que no se den cuenta aún. Si la siguen ahora, posiblemente la encontrarán muy pronto y deberá regresar. Camina lo más rápido que le es posible.

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Lord Sesshomaru y su ejército llegan al que será el campo de batalla en esta ocasión. Un contingente de monstruos armados con lanzas y guadañas salen a su encuentro. Tras de ellos un contingente con... ¿martillos?... Qué extraños son los habitantes de ese lugar. Tienen buenas estrategias, pero no son poderosos. Uno de ellos consigue darle un golpe, llama la atención de todos... ¿Cómo pudo ese insignificante guerrero golpearlo?...

La verdad es que no puede ignorar esa opresión en su pecho, poco a poco se convierte en una fuerte desesperación.. A cada momento piensa en Rin y... ¡¡maldita sea!! ese martillo casi golpea su hombro. Debe enfocarse en la pelea.

Aki y Takeshi avanzan y tratan de colocarse al frente para protegerlo. ¡Cómo si necesitara de su ayuda! ¿Quiénes se creían? Avanza hacia donde ellos se encuentran y los ve de forma amenazante. No les queda más que esperar su avance para poder continuar. Sesshomaru no aceptó su ayuda, está muy distraído y temen que puedan herirlo.

El Ejército del Oeste sigue avanzando. Combaten por varias horas. Comienza a descender el Sol. Este atardecer pintará de rojo no sólo el cielo, sino el suelo con la sangre derramada por el ejército contrario.

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Comienza a descender el Sol. En la aldea de la anciana Kaede, todos empiezan a preocuparse. En un par de horas anochecerá y Rin no aparece por ningún lado. Pensaron, al amanecer, que ella se encontraba triste y se había alejado por ese motivo, pensaron que querría estar sola un rato. El día transcurrió de forma normal para todos. Pero al caer el atardecer, InuYasha se alarmó y comenzó a buscarla por todos lados. No logró percibir su aroma. Claro que todos se inquietaron y corrieron la voz para buscarla. Todos los habitantes de la aldea le tenían mucho aprecio a la pequeña Rin. Esa niña huérfana que estaba bajo la tutela de Kaede. Tan dulce, tan amable, tan generosa, tan tierna, tan cariñosa. ¡Cómo no podrían quererla desde el primer día que llegó ahí!

Con el señor Sesshomaru para siempre. PARTE 2Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora