13. Nunca rompo una promesa.

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Rin corría a toda velocidad, sin importar nada más. Llamó la atención de algunos aldeanos, pues derramaba algunas lágrimas mientras corría, la llamaron, pero no hizo caso a nadie. Al fin se acercó a aquel lugar. El árbol sagrado comenzaba a vislumbrarse. Era tanta la emoción de su pecho que detuvo su rápido andar, comenzó a caminar lentamente. Temía que se tratara de un sueño.

Sesshomaru pudo percibir el aroma de Rin que se acercaba rápidamente. Pero en un instante se detuvo. ¿Qué pasaba? ¿Se había arrepentido? ¿Y si en realidad, ella ya no añoraba ese encuentro? No, InuYasha lo había dicho... Meses atrás... Sin embargo lo recordaba... El corazón de los humanos era muy inestable... Pero ella no era cualquier humano común, era Rin. Comenzaba a impacientarse por aquellos pasos lentos y ahora sentía... ¿Temor? ¿Y si acaso ya no deseaba verlo?

Rin junto sus manos, como si suplicara algo. "Qué no sea un sueño por favor" repetía en su mente. Al fin pudo ver aquella silueta, tan masculina e imponente como siempre. Su cabello plateado se movía con el viento. Estaba de espaldas a ella. Justo como el día que partió. No pudo evitar recordarlo, regresaron a su mente aquellas noches sin dormir, debido a su llanto y el dolor en su pecho.

¿Por qué Rin se quedó estática? Otro aroma se mezclaba con el de ella... Sal.. un olor a agua de mar... Lloraba... El corazón de Sesshomaru se encogió al darse cuenta de ello. Rin lloraba. Tantos meses añorando volver a ver su sonrisa y ella lloraba... ¿Cuál era el motivo? Giro sus ojos, vio su pequeña silueta de reojo. No bastaba, volteó su cabeza lo necesario... Si, ella lloraba, con sus manos tapaba su boca, su cuerpo temblaba. ¿Acaso había ocurrido algo malo?

Cuando aquellos ojos color ámbar dirigieron su mirada hacia ella, no pudo evitar sentir toda esa emoción. No, no era un sueño. Esta vez él realmente estaba ahí, frente a ella... Finalmente corrió lo más rápido que pudo hacia él.

Rin: ¡¡Señor Sesshomaru!! ¡¡Señor Sesshomaru!!

Al ver aquella ilusión en los ojos de la pequeña, giró para estar al fin de frente a ella. Rin acortó la distancia, no le dio tiempo de nada, se lanzó sobre él haciéndole retroceder. Era más fuerte ahora. O quizá él era más débil ante ella. Qué importaba. Estaban juntos al fin. Él correspondió a su abrazo. ¡Cuánto la había extrañado! Inhaló su dulce aroma, acarició su cabello y... Claro que lo notó... Rin era un poco más alta ahora.

Hablaron sin deshacer aquel abrazo.

Sesshomaru: ¿Que sucede Rin? ¿Por qué lloras?

Rin: Señor Sesshomaru... Perdón... Es que... Lo extrañe mucho. Tenía miedo de no volver a verlo.

Sesshomaru: Te prometí que vendría.

Rin: Si, pero es que... El tiempo parecía muy largo.

Sesshomaru: Si...

Rin: La sacerdotisa Kaede me está enseñando muchas cosas.

Sesshomaru: ¿Como te tratan las demás personas?

Rin: Todos los aldeanos son muy amables conmigo. Aunque la mayor parte del tiempo estoy con la sacerdotisa Kaede, Shippo, Sango y Kohaku. También el señor InuYasha se ha convertido en mi amigo.

Sesshomaru: Hmp. Deberías elegir mejor a tus amistades.

Rin: ¿Mmm?

Sesshomaru: InuYasha es un idiota.

Rin: Amo Sesshomaru.

Sesshomaru: Dime.

Rin: ¿Usted quiere a su hermano?

Sesshomaru: No.

Rin: ¿Por qué?

Sesshomaru: Porque... Rin no vine aquí a hablar de InuYasha.

Rin: ¡Tiene razón! le contaré todo lo que ha pasado, pero usted también me contará lo que ha hecho, ¿de acuerdo?

Sesshomaru: Bien.

Las horas transcurrieron, Rin hablaba sin parar, no quería omitir ningún detalle de todo lo que había vivido en estos meses. Sesshomaru, aunque no la veía directamente, la escuchaba muy atento. Le alegraba que ella estuviera bien, ahora podría marcharse más tranquilo... Es verdad, se marcharía...

Rin: Amo Sesshomaru, ¿usted que ha hecho en estos meses?

Sesshomaru: He estado atendiendo algunos asuntos.

Rin: Ya entiendo... Usted se encontraba ocupado, por eso no podía venir a verme... El señor InuYasha tenía razón.

Sesshomaru: ¿InuYasha?

Rin: Si... Al principio me dijo que todo era un pretexto suyo para dejarme aquí.

Sesshomaru: Es un imbécil.

Rin: Pero luego, siempre que me veía triste, me animaba diciendo que usted si volvería, que estaba seguro que seguiría pendiente de mi, solo que buscaría el momento más adecuado para venir. Y así fue... Creo que eligió el mejor día para visitarme. Me da mucha alegría que no se olvidará de mi cumpleaños.

Sesshomaru: No lo olvidaría Rin.

Rin: Amo Sesshomaru, ¿me promete algo?

Sesshomaru: ¿Que quieres?

Rin: Que pase lo que pase, usted siempre estará conmigo el día de mi cumpleaños. 

Rin Extiende el dedo meñique de su mano derecha. Sesshomaru observa el pequeño dedo de Rin. ¿Qué quiere decir aquello?

Rin: ¿Lo promete señor Sesshomaru?

Sesshomaru: Estaré contigo Rin.

Rin: Ahora debemos sellar la promesa. (Toma la mano derecha de Sesshomaru y le hace extender el dedo meñique, ambos se entrelazan).

Sesshomaru: ¿Esto que significa?

Rin: Es la promesa del dedo meñique. Ahora no puede faltar a lo que ha prometido.

Sesshomaru: No era necesario eso, ¿o si?

Rin: ¡Claro que sí! porque ahora no puede romper su promesa.

Sesshomaru: Nunca rompo una promesa.

Rin: Lo se amo Sesshomaru, pero de esta forma queda sellada para siempre.

Jaken: ¡¡Amo Sesshomaru!! ¡¡Rin!!

Rin: ¡Oh no! Me olvidé del señor Jaken.

Son las 6 de la tarde. Jaken fue retenido el mayor tiempo posible por InuYasha, pero ahora huía de los maltratos del híbrido.

Rin: Señor Jaken discúlpeme, me olvidé por completo de usted. ¿Estaba perdido?

Jaken: Mira tú, que honesta. No estaba perdido, fui a pescar con InuYasha.

Rin: ¿A pescar? ¿Y que pescó?

Jaken: ¡¡Nomás un montón de corajes!!

Rin: Ay señor Jaken, es mi culpa ¿verdad?

Jaken: ¡¡Si!! Digo... No... me dio lástima el híbrido, está todo tonto, luego se ahogaba si iba a pescar solo.

Rin: Jajajaja no creo, el señor InuYasha es muy ágil pescando. Incluso más que usted.

Jaken: ¡¡Aaaaay chiquilla!! ¿Por qué no entiendes? Me fui con él inepto de InuYasha para dejarte un rato a solas con el amo Sesshomaru. Qué no ves que el pobre se la ha pasado todas las noches suspirando de tristeza porque te extraña.

Rin se sorprendió ante aquellas palabras, sabía que Jaken exageraba mucho, pero ahí debía haber una gran verdad: si, el señor Sesshomaru la había extrañado. Saberlo bastaba para ser feliz. Vio a Jaken postrarse en el suelo suplicante y pidiendo perdón, vio la mirada fulminante de Sesshomaru, seguramente le esperaba un castigo ejemplar.

Con el señor Sesshomaru para siempre. PARTE 2Where stories live. Discover now