CAPÍTULO CINCUENTA Y TRES: Con la vista al frente, sin lágrimas.

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10 de Febrero, 1891.

Tuve días vulnerables, días en los que no quise saber nada de nadie. Noches llenas de recuerdos y dolor en el alma. Horas grises en donde mis lagrimas no volvieron a derramarse, pero eso no significo que no doliera. En realidad, me estaba quemando por dentro con las intensas llamas del dolor y la negación.

La vida seguirá, tú seguirás.

Fueron palabras que amabas me dijeron y, en efecto, la vida sigue su curso y yo también, tristemente, pero todo sigue, aunque ya no puedo verlas más. Sin embargo, estoy más tranquila, por lo menos las deje ir sin guardarme ninguna palabra, ningún abrazo.

Sonríe, ama y sigue.

Es lo que ellas me pidieron. Aún tengo la promesa de ver el resto del mundo y vivir por ellas. Hoy tengo a alguien más a mí lado, no estoy sola y sé que, sin importar que suceda, él estará ahí para mí cuando más le necesite. Tuve la suerte de tenerlas un poco más de tiempo a pesar de que vida había acabado hace mucho, nadie puede vivir algo como eso, pero yo lo hice y estoy más que agradecida.

...

Las cosas ya no serán como antes y yo tampoco. Al final acepte su muerte, pero estoy segura que no lo hubiera podido hacer si no las hubiera visto de nuevo. Es gracias a Undertaker que ahora puedo avanzar sin seguir lamentándome de aquel trágico y sangriento día en que me las arrebataron. Tal vez no me siento exactamente bien, pero seguiré adelante y tendré mi atención puesta en mi presente. No puedo seguir aferrándome a ellas. Eso no es lo que quisieran.

Encontrare un lugar digno y dejare que sus cenizas se esparzan con el viento, aun no sé el lugar exacto, pero ese es el plan. No tengo prisa, me tomare mi tiempo para decidir el lugar. Actualmente hay un asunto que toma mi atención, hoy por la mañana leí el periódico y en una de las secciones se anunció la boda de Eira Kjerstin, la hija del monarca sueco, Melker de Geer, mi padre. Mi hermana menor termino tomando mi lugar como la esposa del hijo de la segunda familia más rica de todo Suecia, además de ser la sucesora del cargo de mi madre y su prometido tomara el cargo de mi padre hasta que mi hermano menor tenga la edad suficiente para ocupar el cargo. La boda se llevará a cabo en dos semanas y será una gran fiesta. Es extraño pensar que ellos en realidad creen que estoy muerta, supongo que no les fue tan difícil pasar los días, después de todo, hacía tres años que no me veían, lo único que cambio es que ya no recibieron cartas de mi parte.

Era medio día cuando le conté a Undertaker sobre la boda y algo más. Estaba en la habitación, sentado en el sofá, leyendo no sé qué cosa mientras comía galletas. Yo venía de ayudar a Bravat con algunas cosas de la tienda, había leído el periódico antes de ayudarle.

Entre, cerré la puerta y me quedé recargada en ella. Él alzo la mirada, interrogante.


—¿Pasa algo? —cuestiona mirándole fijamente. Ella le mira igual y responde luego de unos segundos.

—Sí, ¿has leído el periódico?

—No —contesta, pensativo— ¿Por qué preguntas?

—Yo sí lo leí —menciona y hace una breve pausa— Mi hermana se va a casar en dos semanas.

—Vaya~ no esperaba esa noticia, jih jih —comenta un tanto sorprendido. Ella le sigue mirando con cierta seriedad— ¿Hay algo más o por qué me miras así, muñeca? —pregunta divertido.

Las notas de Eileen 『Undertaker』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora