Las notas de Eileen 『Undertaker』

CAPÍTULO CINCUENTA: Cordura desvanecida.

El tren avanza veloz a un destino desconocido. El alrededor se conforma por un gigantesco campo cubierto de nieve, no hay nada más a la vista, a excepción de aquello extraños inhumanos. Nadie sabe porque están ahí, de pie, a la espera de que su instinto se active y corran hacia donde el olor humano se encuentra. No parece que el frío les afecte, usan ropas como la de los pacientes de hospital solamente.

El conde Phantomhive había tenido la misión de investigar cierta carga de un tren, la Reina Victoria había pedido proteger a las personas en dado caso que su vida corriera peligro, no quería una tragedia más como la ocurrida en barco Campania hace un par de meses. Sebastian había investigado el tren, encontrando muñecas bizarras dentro de uno de los vagones de carga. Se deshizo de ellos en un par de minutos, sin embargo, aquello fue solo una distracción. Sin saber cómo, un inhumano estaba mezclado entre la gente que abordaba el tren, parecía dormido y cuando sus ojos se abrieron, comenzó el caos. Para cuando Sebastian se deshizo de este, ya había docenas trepando la última parte del tren. Debido a esto mandaron a toda la gente a los primeros vagones, mezclando primera, segunda y tercera clase en solo tres vagones. El resto del tren estaba invadido por esas cosas y mientras más avanzaba, más inhumanos aparecían complicado aún más las cosas.

El demonio defiende los tres vagones por órdenes de su amo, quien se desconcertó aún más cuando el conductor del tren aviso que los frenos dejaron de funcionar. Nada tenía sentido hasta que visualizo al shinigami causante de la tragedia del Campania caminando encima de los vagones. Por supuesto, su primer pensamiento fue que él está detrás de todo esto también. Añadió una orden más a Sebastian, proteger los vagones y atrapar al excéntrico shinigami.

Undertaker quería regresar en cuanto antes con Eileen, no tenía tiempo de jugar con el demonio, mucho menos dañarlo, ya que, Linn y Bravat se hayan en los vagones que el mayordomo protege. Lo había enfrentado, pero en cuanto tuvo la oportunidad se alejó lo suficiente como para que le dejara de perseguir. Fue en ese momento cuando noto que el tren se desvío a un destino desconocido.

Ahora se encuentra peleando contra un shinigami del cual no sabía mucho. William T. Spears, un shinigami que en cuanto tuvo la oportunidad aprovecho para cambiar su puesto como recolector por uno que no implicara horas extras; sin embargo, debido a su habilidad en combate y recolección, es enviado en casos especiales o como último recurso. Ciertamente Undertaker se está divirtiendo de alguna manera, el serio shinigami le está dando hábil combate uno a uno, aunque los excéntricos inhumanos no se quedan fueran del encuentro.

—Creo que ahora recuerdo más —comenta mientras esquiva la guadaña de William que apuntaba a su rostro— Tú estabas presente, ¿no? Cuando destruí la mitad de la sede —entona y sonríe con burla, decapitando un par de inhumanos a su alcance.

—¿Qué hay con eso? Haces comentarios innecesarios —responde atacándole. Sin embargo, Undertaker evade bien aquella guadaña.

—Jih jih, te burle bastante fácil en aquel entonces —menciona burlón. El filo de su hoz pasa a milímetros del torso de su oponente, este retrocede y acomoda sus lentes— Ahora realmente eres una molestia.

William no dijo nada y miro de reojo la situación complicada de Ronald. Othello ciertamente estaba siendo más un estorbo antes que una ayuda, el hecho de que no sepa defenderse complica la situación. Ronald tiene que cubrirle y estar atento a cualquier movimiento que Eileen haga, aunque esta se ha limitado a observarlo detenidamente. Los inhumanos excéntricos se redujeron en el techo, sin embargo, las cosas dentro del tren no parecen ir muy bien.

—¿Qué pasa, te has cansado solo contra esas cosas? —le cuestiona con una sonrisa de lado. Ronald hace una mueca de disgusto. Su traje luce dañado, su death scythe gotea sangre al igual que algunas leves heridas de su cuerpo.