CAPÍTULO CUARENTA Y OCHO: Retorno carmesí.

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31 de Diciembre, 1890. 

El fin de año llego bastante rápido. Los días de nos fueron de las manos entre momentos que atesorare por siempre. Es la última noche de este año y también la última que pasaremos aquí en la cabaña. Durante esta semana estuvimos visitando el pueblo y el bosque de vez en cuando, siempre con Undertaker cuidado a la distancia. Tomé tantas fotografías e hice tantas cosas tontas junto con ellas como hace un par de años. A veces me cuestiono como estará mi hermana y hermano, mi padre, incluso me pregunto cómo estará mi madre.

¿Qué estarán haciendo?

¿Como le ira a Eira en su responsabilidad como próxima esposa de una de las familias más ricas de Suecia?

¿Mi hermano estará siendo bien educado?

Seguro que sí, es el varón que tanto anhelaba mi madre. Undertaker me contó que tiene un gran parecido a mí, espero que eso no sea un problema para que mi madre lo trate bien. Espero que las familias de Linn y Astrid hayan superado con éxito el duelo de perder a un ser querido, cosa que yo no soy capaz de lograr. Por algo me encuentro en la situación en la que estoy, aferrándome a sus cuerpos que parecen tan llenos de vida.

Ahora mismo están jugando guerra de bolas de nieve mientras se gritan palabrotas. Yo les observo desde la rama de un árbol, llevo sentada aquí desde hace un rato, pero justo ahora acabo de sentir como una bola de nieve a impactado en mi espalda. No fue Linn, ni Astrid, mucho menos Bravat.

—¿Qué haces escondida ahí arriba? —le cuestiona el varón cuando ella le mira desde la rama.

—¿Qué te crees para lanzarme bolas de nieve? —reclama con la ceja enarcada.

—Jih jih jih —una nueva bola de nieve fue lanzada, pero esta vez Eileen la esquivo.

—Vuelves a hacer eso y voy a tirarte a la nieve sin nada de consideración —avisa con seriedad mal fingida.

—Que aterrador —se burló de manera descarada y lanzo de nuevo. Eileen guardo el diario en el bolcillo y bajo de un brinco.

—Basta —musito mirándole fijamente. Undertaker le sonrió de manera maliciosa.

«Solo quiere molestar» pensó ella sonriendo de lado. Movió su pierna izquierda con fuerza, levantando con aquel movimiento montón de nieve del suelo que termino en la ropa y cabello de Undertaker. Este le miro indignado y sacudió su cabello, sin embargo, ella repitió la acción aun con más fuerza.

—Eileen —dijo a modo de advertencia aun quitándose la nieve del cabello.

Ella soltó una risilla y volvió a hacerle lo mismo e inmediatamente se fue corriendo. Undertaker negó con la cabeza mientras sonríe y se quita la nieve del rostro. Fue tras ella, notando que usa una velocidad humana y no la rapidez con la que un shinigami puede avanzar.

—¡No es justo que corras tan rápido! —reclamó al ver que casi la atrapa un segundo antes de aumentar su velocidad. Él ríe, se deja de cosas y le tira al suelo de espaldas— ¡Oye! No se suponía que lo hicieras tan rápido.

—Jeh jeh, eres muy lenta —le mira burlón y sigue su paso. Eileen toma el paraguas negro que cuelga de su cinturón, le tomo por la punta y con el mango curveado, logro atrapar el tobillo de Undertaker y le hizo caer.

—Pff... —la shinigami comenzó a reír como muy pocas veces hace. No pudo evitarlo y termino haciendo burla. Undertaker le mira con detenimiento desde el suelo, ella ya se había puesto de pie, tratando de calmarse.

Las notas de Eileen 『Undertaker』Onde histórias criam vida. Descubra agora