Capítulo 45

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JUDITH


SEMANAS DESPUÉS...

SUMMER

—¿Estás segura? —pregunta Bastian, indeciso.

Sonrío. —Lo estoy, ¿y tú?

—Sí, siempre. —respondió con rapidez, sacándome una carcajada.

—Ya, relájate. —bufó su hermano, sin embargo, aunque intentara fingirlo, sabía muy bien que se sentía igual de nervioso que Bastian.

Alexander apaga el motor en la entrada de su manada.

Nos bajamos y comienzo a mirar todo a mi alrededor. Era un poco similar a la manada de mi padre en cuanto a lo grande que era, pero había una amplia diferencia que hacía que fuera única. Las edificaciones eran modernas y se encontraban estratégicamente ubicadas. Como bien dijo Bastian, su padre era un muy buen arquitecto.

—Bienvenida a nuestra manada, preciosa. —anunció Bastian, poniéndose a mi lado— ¿Te gustaría conocerla? —pregunta, extendiendo su brazo en mi dirección.

—Me encantaría, guapo. —respondo, enredando mi brazo en el suyo.

Sonrío ampliamente cuando ningún pensamiento de él me invadió.

Había pasado gran parte de los días practicando con mi madre y con mis tías, para que pudiera controlar mi poder y luego de tanto, logré controlarlo y estoy verdaderamente orgullosa de mí misma por haberlo conseguido.

—Muchas personas querrán conocerte. —menciona Alexander, deteniéndose a mi lado, con su mirada recorriendo a todas las personas a nuestro alrededor que habían notado nuestra llegada.

—Me encanta conocer a personas nuevas. —digo, entusiasmada, mientras enredaba mi otro brazo en el de Alexander, obligándolo a caminar a la par mía y la de Bastian.

—Como tú ordenes, mi bella luna. —aceptó con voz profunda.

Amplío mi sonrisa.

«Ahhh, ¿¡por qué son tan lindos!? ¡Me los quiero comer y es en el sentido de sexualmente hablando

Ambos gruñeron, causando que borrara mi sonrisa y frunciera mi ceño, confundida.

—Cuándo tú quieras. —dijeron ambos a la vez.

—Rayos. —maldigo, viendo nuestros brazos entrelazados.

Quizás lo de escuchar los pensamientos del otro, con mis compañeros es recíproco.

Sin duda tengo que volver a las lecciones.

Intento alejarme de ambos, pero ninguno me lo permitió, sino que de lo contrario, comenzaron a caminar, manteniéndome pegada a sus cuerpos.

«Muy bien, no pienses nada sexual, Summer, ¡nada!»

Alexander y Bastian carcajearon.

—Oigan. —bufo, indignada.

—Lo lamento, preciosa, no puedo hacer nada al respecto. —se disculpó, sin ninguna pizca de arrepentimiento.

—No es algo que nosotros podamos controlar, mi bella luna. —se excusó Alexander con una pequeña sonrisa perversa en sus labios.

Resoplo.

«Sí, ajá.»

Mantengo mi mirada hacia el frente, ignorando las sonrisas de sus rostros y permito que ambos me muestren la manada.

Descubriendo un nuevo mundo. | Parte 1 y 2Where stories live. Discover now