Capítulo 11

119K 8.5K 751
                                    

¿QUIÉN ERES REALMENTE?



—Nora... —murmura alguien a mi lado.

Frunzo mi ceño, abrazando mucho más fuerte la almohada contra mí.

—Nora, debes despertar. —murmura de nuevo la misma voz.

—Déjame en paz. —le digo con voz ronca, todavía sin abrir mis ojos.

—Nora, no lo volveré a repetir. —me dice de manera más autoritaria.

—Bien por ti, —lo felicito, tratando de conciliar el sueño una vez más — ahora déjame dormir.

La persona bufa, pero de igual forma no se iba de la habitación.

—¡Levántate ahora mismo! —exclama el imbécil en mi oído.

—¡Demonios! —grito, moviéndome bruscamente hacia un lado, mientras llevaba una de mis manos hacia mi oído — ¡Lárgate, imbécil! —le exijo, negándome a ver el mundo, porque sabía que todavía era muy temprano para hacerlo.

—No me iré a ninguna parte hasta que no te levantes, mujer.

«Oblígame, cabrón».

—No me levantaré, imbécil. ¿Es que te has olvidado que no pienso obedecerte nunca? Acéptalo de una vez y déjame en paz.

Me vuelvo a acomodar en la cama para seguir con mi sueño pero al parecer él tenía otros planes para mí. Sin tan siquiera esperarlo, Dominic toma mi brazo, obligándome a levantarme, pero en vez de dejarme así, él me sube a su hombro sin hacer demasiado esfuerzo.

—¡Oh, vamos! —bufo, comenzando a patalear — ¡Bájame! —le chillo, comenzando a llorar internamente por no poder seguir durmiendo aunque sea unos minutos más.

«¡Solo quería fingir que todo era un sueño, y que despertaría en mi habitación! ¿Por qué no me lo permitía?»

—Podrías haberte levantado y no te estaría llevando de esta manera, bellísima. —me comenta, sin dejar de caminar hacia no sé dónde.

—Bellísima los testículos que no tengo, imbécil. —le digo con un muy mal humor — ¿No entiendes que te detesto? ¡Déjame en paz! ¡Olvídate de que existo!

—Me es inevitable olvidar tu existencia, bellísima.

Bufo, enfadada con él y con el mundo en general.

—Te detesto, maldito cabrón.

Él no dice nada más, simplemente sigue caminando.

Lentamente abro mis ojos, al mismo tiempo que soltaba un gran bostezo. Desde mi posición podía deducir que habíamos salido de la mansión, aunque no sabía muy bien hacia dónde me llevaba exactamente.

Mi mirada inconscientemente se dirige hacia dos globos perfectamente redondos que tenía demasiado cerca de mi rostro.

«Madre santa, que belleza».

Oh, no son globos. Es el trasero de Dominic. He de admitir que a pesar de la actitud que tiene, posee un muy buen físico. Necesito urgentemente la rutina que hace este hombre para mantenerse así.

«Bah. ¿A quién engaño? No haré nada que tenga que ver con hacer esfuerzo físico».

Antes de que pueda seguir admirando su trasero, noto como entrábamos a un lugar cerrado. Alzo mi mirada, apoyando también mis manos en su espalda para impulsarme y tener mejor visión.

Cuando logro deducir dónde estábamos, ruedo mis ojos con molestia.

«¿Es en serio? ¡Maldito calabozo!» Además sigue tal cual la primera vez. Ni tan siquiera lo limpiaron.

Descubriendo un nuevo mundo. | Parte 1 y 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora