Capítulo 55

75.1K 4.7K 1K
                                    

SIEMPRE JUNTOS, BELLÍSIMA



—Me llené. —digo, soltando un largo suspiro.

La comida que Dominic había pedido estaba jodidamente deliciosa. Tanto así que tuve que pedirlo por segunda vez.

—¿Segura? —pregunta— Justo estaba por pedir el postre.

—¿Y qué te lo está impidiendo? —pregunto, ofendida— ¿No recuerdas que tengo dos estómagos? Uno para la comida y el segundo para el postre.

Le oigo soltar una carcajada mientras alza su mano, para volver a llamar a Johan. A medida que Dominic pedía el postre, mi mirada fue a parar a una mosca que comienza a volar cerca de mí, aunque poco a poco se aleja, volando libremente, pero de un momento a otro, un hombre la mató.

«¿¡Pero qué le pasa, señor!?»

¿Y si la mosca tuviera hijos? ¿Y si solo estaba aquí para tomar un poco de comida y así, darle de comer a sus hijos? ¡Acabó de dejar a una familia sin padre, señor! ¿Sabe cómo podría estar sintiéndose su esposa? ¡Viuda! ¡Por...!

«Oh, apareció otra mosca.»

Al igual que la anterior, vuela lejos de mí, pero no llega muy lejos porque ¡el mismo hombre la mató! ¿¡Qué tiene en contra de las moscas, señor!?

—¿Qué pasa, amor? —me pregunta Dominic al verme distraída.

—Pasa que aquel señor está en contra de que las moscas sean libres. —digo, señalando al hombre en cuestión— Tenemos que denunciarlo. Puede tener moscas en cautiverio. —menciono en un murmuro, acercándome a él.

Dominic también se inclina hacia mí. —¿Por qué piensas que tiene moscas en cautiverio? —pregunta, tratando de no sonreír.

—Solo lo presiento. Es un instinto.

Antes de que pueda seguir viendo al señor, el mozo vuelve a aparecer y mi atención fue a parar al helado de menta granizada que me traía. Lo tomo cuando me lo da y sin dudar, comienzo a comer esta delicia.

—Buen provecho. —formula Johan, para luego volver a caminar.

—Trata de comer más despacio, amor.

Sigo comiendo, pero en un momento me detengo.

«¡Frío, frío, frío! ¡Oh, por Dios, mi cerebro se está congelando!»

Un segundo después, el frío desapareció y una vez más, comienzo a comer helado como si mi vida dependiera de ello.

—¿Qué me dijiste? —le pregunto, con mi boca llena de helado.

En vez de responder, lo oigo carcajear. Aún mirándolo, noto que toma una servilleta y limpia mi rostro. 

Alzo ligeramente mi cabeza para que me pueda limpiar bien y cuando terminó, continúo comiendo la delicia que tenía frente a mí. Sin embargo, cuando meto una gran cucharada de helado en mi boca, siento de inmediato una cosa dura. 

¡Por favor que no sea ningún insecto! Si llegaba a serlo, iba a desmayarme.

Comienzo a toser cuando siento que la cosa dura se estaba por ir por mi garganta.

Dominic rápidamente se levanta para caminar hacia mí, al igual que un par de personas. Siento cómo se coloca detrás de mí y me obliga a levantarme. Cuando lo hago, siento sus brazos rodear mi estómago y acto seguido, comenzar a hacer presión para que lo que fuera que tuviera en mi boca, saliera de una buena vez.

Finalmente, aquella cosa sale disparada como una bala, dándole directo a la cabeza de un señor, para luego caer al suelo. Trato de regular mi respiración mientras tosía un par de veces más, porque aún sentía la sensación de que todavía seguía en mi boca, pero sabía que no era así.

Descubriendo un nuevo mundo. | Parte 1 y 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora