Capítulo 36

88.2K 6K 318
                                    

PRIMERA CITA


Arrugo ligeramente mi nariz al sentir como algo molestaba mi sueño, queriendo que despertara. Me sentía muy cómoda como para tan siquiera pensar en despertar, mucho menos en levantarme. Si fuera por mí, me quedaría cinco horas más, durmiendo plácidamente, pero al parecer, alguien no pensaba lo mismo.

—Déjame en paz, persona molesta. —digo con mi voz ronca.

—Arriba, bellísima.

Me niego rotundamente a seguir su orden.

«¿Quién se creía que era como para ordenarme que me levantara?»

—Si fuera por mí, no te despertaría, pero quiero mostrarte algo.

«Si se trata de comida, quizá podría pensarlo.»

—Sí, se trata de comida. —menciona.

Frunzo ligeramente mi ceño, aún sin abrir mis ojos. No había dicho nada hasta ahora, por lo que no entendía cómo Dominic respondía a cierta cosa que decía en mi mente.

«¿O lo estaba diciendo en voz alta?»

—No, no estás hablando en voz alta, bellísima.

Inmediatamente abrí mis ojos, conectando mi mirada con la de él.

—¿De qué estás hablando? ¿Cómo...? —pregunto, confundida— ¿Puedes oír lo que digo en mi cabeza?

Dominic esboza una hermosa sonrisa.

—Lo pude hacer desde el primer momento en el que te marqué. —admitió.

Oh, mierda.

Me siento en la cama, sintiendo como cualquier cansancio que sentía, desapareció. Ahora tenía mi atención en algo más importante que seguir durmiendo.

—¿Sólo tú puedes oír mis pensamientos?

—Realmente no estoy seguro. ¿Por qué no lo probamos? —pregunta, tomando delicadamente mi mano— ¿Qué estoy pensando?

Lo miro, pero no logro escuchar absolutamente nada, por más que lo intente. Quizá no sea tan poderosa como habían dicho que era.

—Nada. —bufo.

—No importa. —niega— ¿Cómo estás? ¿Te duele algo? —me pregunta, llevando su mano hacia mi cuello para poder tocar la marca que me hizo, ocasionando que al más mínimo toque, mi piel se erizara por completo.

—No, ningún dolor. Lo único que siento es hambre. ¿Habías dicho que el despertarme era porque me darías comida?

Dominic me suelta, para poder levantarse de la cama.

—Sí, pero primero tendrás que levantarte. Saldremos a comer fuera. —me informa y es ahí en donde me doy cuenta de lo que traía puesto, era un traje negro, que le quedaba jodidamente bien— Ponte algo bonito, iremos a un restaurante. Lo he reservado, así que puedes tomarte el tiempo que necesites en el baño. Si necesitas ayuda con cuál ropa interior quedaría mejor con la situación, —menciona, acercando su rostro al mío, mientras tocaba la línea de mi mandíbula con su pulgar— llámame, estaré a tu disposición. —murmura, para acto seguido, besarme con rudeza por cuatro segundos.

Sin esperar a que dijera algo más, camina fuera de la habitación, dejándome sola.

—Oh, mierda, qué hombre. —digo, sin aliento.

Vuelvo a impactar mi espalda contra la cama, a medida que una estúpida sonrisa crecía en mis labios. Por primera vez me sentía muy bien. Sentía que era donde verdaderamente debería estar, aunque sonara malditamente extraño.

Descubriendo un nuevo mundo. | Parte 1 y 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora