Capítulo 39

81.6K 5.8K 1K
                                    

SELLANDO LA UNIÓN


Abro mis ojos, sintiéndome exhausta. El maldito realmente me había hecho gritar. Ahora mismo tenía un pequeño dolor en mi garganta, pero no era el único dolor que tenía. También me dolía mi vientre, mis piernas, hasta mis brazos. Habíamos hecho una completa sesión de sexo, más aún porque ninguno había dormido en toda la noche.

Luego de que Dominic me dijera que aún no había terminado conmigo, decidió que continuaríamos en su habitación, porque me dijo que quería apreciar mucho mejor mi cuerpo, y esa imagen podría tenerla conmigo desnuda, en su cama.

Aunque sospecho que la verdadera razón fue porque había una araña que nos estaba mirando. Pero conociéndolo, quizá ni se percató de la araña. Aún así, yo lo hice, y agradezco haber venido aquí, a la cómoda cama, en donde ni bien llegar, Dominic se lanzó encima de mí y continuó con lo que me había prometido.

Inevitablemente, suelto un pequeño bostezo a medida que estiraba mis brazos y me movía ligeramente en la cama, pero no me pude mover demasiado porque un cuerpo a mi lado me lo impidió. 

Me giro, pudiendo ver a Dominic dormido, abrazando posesivamente mi cintura, como si tuviera temor de que me apartaran de su lado.

No había nadie más en la casa. Dominic me dijo que se habían ido, muchos con sus compañeras, mientras que otros por petición de él.

«En realidad, más que petición, les ordenó que no se pasaran por aquí.»

Una pequeña sonrisa se forma en mis labios al verlo. Había sido una noche mucho más que increíble. Aún si dijera que no iba a ser amable en la cama, siempre tenía cierto momento en dónde lo era, como preguntarme a cada minuto si me sentía bien o recordarme que si quería descansar o si necesitaba un tiempo para mí, él se detendría.

Lo único que tapaba su desnudez era una simple sábana blanca. A mí también me tapaba, pero solo de mi cintura para abajo, como él.

«¿Cómo puede ser que tenga tan buena musculatura?»

La pregunta se formó en mi mente de la nada, pero era una muy buena pregunta. Nunca lo había visto ir al gimnasio, hasta podría decir que no hay un gimnasio aquí, pero no puedo confiar en mis palabras, porque quizá haya uno, pero como nunca he entrado a uno, pienso que simplemente no hay. Aunque volviendo a la pregunta, ahora que lo pienso, él es un Alfa, y lo he visto varias veces entrenando a más personas, por lo que podría deducir que él entrena con ellos.

—Buen día, bellísima. —murmura con voz ronca, devolviéndome a la realidad.

Le sonrío. —Buen día, lobito.

Su brazo me acercó mucho más a él, impactando mi pecho contra el de él.

—¿Cómo dormiste?

—De puta madre, ¿y tú? —le pregunto, acariciando su pecho.

—¿Nunca dejarás de hablar de esa forma, verdad? —me pregunta, esbozando una sonrisa, sabiendo perfectamente la respuesta.

—No, lobito. Además, tú también hablas así. —digo, acusándolo.

—Pero no lo hago siempre. Solo en ciertas circunstancias. —aclara, escondiendo su rostro en mi cuello.

—Yo también.

Dominic ríe.

—Permíteme dudarlo.

—Ajá, duda lo que quieras, pero continúa besándome. —le ordeno, obligándolo a mantener su cabeza en mi cuello, disfrutando de la atención que estaba teniendo.

Descubriendo un nuevo mundo. | Parte 1 y 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora