Capítulo 2

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RONAN LEIGTHON


Me remuevo en mi lugar, y comienzo a sentirme incómoda al no notar el calor de mi marido a mi lado. Aún sin abrir mis ojos, palmeo ambos lados, queriendo comprobar si realmente no estaba aquí, porque si no lo estaba me vería obligada a levantarme. Aún tenía sueño, pero de la única forma que podía dormir era encima de él. Aunque él tuviera un cuerpo duro «y qué duro», por extraño que parezca, encima de él, me siento mucho más cómoda que estando en una cama acolchonada.

Comienzo a fruncir el ceño al notar demasiada extrañeza a mi alrededor. La cama era cómoda, pero no era igual a nuestra cama, y el edredón que me cubría no tenía la misma textura.

Cuando el recuerdo de lo que sucedió golpeó mi mente, abrí rápidamente mis ojos y me senté en medio de la cama.

«¿Qué mierda?»

No estaba en mi habitación.

No estaba en mi casa.

No estaba dentro de la manada.

«¡Oh, mierda, mierda! ¿Realmente está sucediendo lo que pienso que está sucediendo? ¿¡Me acaban de secuestrar una puta tercera vez!?»

Alejo el edredón de mi cuerpo, dándome cuenta de que no estaba esposada. Pero aunque no lo estuviera, nada me garantiza que no me secuestraron. Me levanto de inmediato, mirando a mi alrededor. Era una habitación asquerosamente limpia. Quiero decir, me gustaba el orden, pero a mí manera, en dónde había alguna prenda mía arrojada en el suelo o algún objeto fuera de lugar. Dominic siempre lo ordenaba y yo siempre lo volvía a ordenar, como dije, a mi manera. Pero esta habitación estaba muy limpia. Sin contar el desorden de la cama, no había nada fuera de lugar.

Aunque no había mucho aquí. Un simple armario a la vista, la cama y un velador. Sin embargo, no me detuve a inspeccionar nada, sino que de lo contrario, caminé hacia la única ventana que había en la habitación, queriendo saber en dónde estaba, pero cuando corro la cortina, mi cuerpo se congeló y mi respiración se ralentizó.

«Una vez más... ¿Qué mierda?»

Varios vehículos circulaban por las calles y unas cuantas personas caminaban sin ninguna preocupación, hablando o simplemente entrando a una de las muchas tiendas que puedo notar desde aquí. Puedo decir que estaba en un edificio. Quizás, en el último piso o al menos, uno de los últimos.

Era extraño, porque no me habían traído a un lugar escondido, sino que era todo lo contrario. No conocía del todo el lugar, pero esperaba que no estuviera muy lejos, porque realmente quería poder escapar de aquí y volver con mi familia. Pero primero quería saber quién me trajo aquí y el porqué. Además de que si aquí estaba el hombre que había lastimado a mi hijo, sin duda me gustaría darle un muy buen puñetazo.

Me giro inmediatamente al oír como alguien abría la puerta y al segundo, un hombre camina dentro de la habitación, manteniendo su mirada fija en la mía.

Frunzo ligeramente mi ceño al ver que esbozaba una pequeña sonrisa. ¿Por qué sonreía? Si era una broma que estuviera aquí, lo golpearía y si no lo era, también lo golpearía.

—Buenos días, Nora. —me saluda, manteniendo la distancia— ¿Sientes algún dolor en particular?

—¿En serio me estás preguntando si siento algún dolor, en vez de decirme quién mierda eres y por qué estoy aquí?

—Oh, lo lamento tanto. Hemos tenido un par de complicaciones y tuvimos que improvisar sobre la marcha. —menciona, suspirando— Lo que por cierto, de parte de todos, te debemos una gran disculpa por cómo te trajimos aquí.

Descubriendo un nuevo mundo. | Parte 1 y 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora