Capítulo 39

16K 1.1K 138
                                    

SEÑOR, AYÚDAME


—No entiendo cómo pudieron hacer todo esto en menos de un día. —anuncia mi padre, sorprendido.

Sonrío.

—¿Cómo, disculpa? —preguntó mi madre, muy ofendida— ¿Habías dudado de nuestras capacidades?

—No, bellísima, nunca lo dudé, solo estoy sorprendido de cómo lo hicieron.

—¡Quedó increíble! —exclamó Aurora, acercándose junto con Annabelle, quienes ya tenían sus máscaras puestas.

Armarlo todo había sido un gran desafío.

Pero conociéndonos, nada nos pudo detener.

Cuando veíamos que algo no llegaría a tiempo, lo cancelábamos y buscábamos otra cosa. Si bien fueron largas horas hablando por teléfono, encargando demasiadas cosas, finalmente lo habíamos conseguido.

Lo más difícil no fue la comida, sino las máscaras.

¿Cómo podría ser tan difícil? ¡Solo eran un par de máscaras!

Bueno... eran doscientas máscaras. Pero, ¿por qué tuvieron que ser tan difíciles conseguirlas? Con mi madre estábamos muy seguras de que lo haríamos con la temática que pidió Tristan, no nos íbamos a rendir. Y gracias a nuestra terquedad, lo conseguimos justo a tiempo.

Como planeamos todo de un día a otro, Tristan prefirió que los invitados vinieran vestidos como quisieran, no era necesario venir formal. Es más, prefirió que vinieran cómodos. La idea de la celebración era más que nada para disfrutar y relajarse un poco.

Sabía que varias personas perdieron mucho y darles una noche como esta, era lo único que le importaba y si las demás personas lo disfrutaban, a Tristan le haría feliz.

«¿¡Cómo mi hermano pudo haber merecido a un chico como Tristan!?»

—Un poco anticuado para mi gusto.

Me giro en dirección a la voz y veo que era Matt, un vampiro del que mi madre me ha hablado. Fue quién la ayudó a salvar a mi padre cuando lo secuestraron, pero digamos que también tienen una historia pasada, pero dijo que solo era el pasado y no es necesario volver a recalcar los errores de otros.

—Pero, ¿de qué estás hablando? —preguntó mi madre— Las máscaras son de tu época. ¿Qué año dijiste que era? ¿Mil quinientos antes de cristo?

Como respuesta gruñó y nosotras carcajeamos.

Cuando me notó, su ceño se frunció.

—¿Y tú quién eres?

—Es mi hija, Summer. —respondió por mí, burlona— Ya estás quedando como un anciano, querido.

—Oh, hola, Summer. —me saludó otro hombre, con una gran sonrisa— Es un placer conocerte, mi nombre es Shawn, soy un viejo amigo de tu madre.

Le devuelvo la sonrisa. —Hola, Shawn.

—¿Por qué tuvieron que venir? —le preguntó mi padre a mi madre en un susurro, pero de igual manera, todos lo escuchamos.

—¿Tengo que recordarte quién te salvó y quién terminó con tu problema, Alfita?

Rápidamente lo miró y le gruñó, molesto.

—Ya, basta, Dominic. —lo regañó, sujetando su brazo— Quieras aceptarlo o no, es una gran ayuda ahora mismo. Sé que no se llevan muy bien, pero por favor, intenten no matarse, ¿pueden hacerlo? —preguntó, mirando también a Matt con una de sus cejas alzadas, esperando, o mejor dicho, exigiendo una respuesta.

Descubriendo un nuevo mundo. | Parte 1 y 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora