Capítulo 29

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ATENTAMENTE, ASHTON



Nuestras bocas en ningún momento se separaron, sino que de lo contrario, habíamos aumentado el ritmo. Y por primera vez, mi mente se encontraba sin ningún pensamiento negativo. En lo único en lo que estaba absorta mi atención era en la forma en la que Dominic tenía, para arrebatarme el aliento.

Mis emociones se encontraban verdaderamente revueltas, pero una vez más, era algo que no me importaba en lo más mínimo, al menos por ahora. Solo disfrutaba de aquellos sentimientos que se generaban en mi interior, porque de cierta manera, sabía que no me harían daño, «o eso era lo que quería pensar».

Lentamente, después de unos minutos, nos separamos, obligándonos a ambos a volver a la realidad. Tanto mi respiración como la de él se encontraba acelerada, como si no hubiéramos respirado bien por más de cinco minutos.

Ambos nos miramos mutuamente y sin la necesidad de decir algo, sabíamos que no había sido ningún simple beso.

Abro mi boca, dispuesta a evadir hablar sobre lo que acababa de suceder.

—Quizá ahora pueda comer algo. —le digo en un murmuro, haciéndolo sonreír.

—¿Te gustaría que te traiga algo en particular?

—No, —le respondo, dirigiendo mi mirada hacia el emparedado que Aurora me había traído— el emparedado está bien.

Cuando él tenía pensado decir algo más, lo noto callar abruptamente al oír cómo alguien golpeaba la puerta de la habitación. Sin hablar, me hago a un lado, saliendo de encima de Dominic, para que él sea el encargado de ir a ver de quién se trataba.

—¿Quién? —pregunta él, mientras se levantaba de la cama.

—Lamento interrumpir, —habla Ben, disculpándose— pero te necesitamos, Dominic.

Lo oigo soltar un suspiro a causa de su interrupción, pero no le dijo nada más, sino que en cambio, lo veo voltear en mi dirección, dándome su total atención.

—¿Estarás bien?

Le muestro una ligera sonrisa, mientras decidía tomar el emparedado.

—Lo estaré, Dominic. Ve a cumplir tus obligaciones como Alfa. —le digo, dándole un mordisco al emparedado.

—Volveré, bellísima.

—Sé que lo harás, lobito.

Sin más que decir, Dominic sale de la habitación.

Miro el emparedado que tenía en mi mano, pensando en si debería de terminarlo, pero como sabía que si me ponía a pensar lo iba a terminar tirando, decido de inmediato comenzar a comerlo, porque sabía que no había comido nada en todo el día y definitivamente no era normal en mí no comer.

Volviendo a lo que había sucedido, extrañamente no me arrepentía, sino que de lo contrario, lo volvería a repetir. Sin embargo, sabía que debía de ir con calma. Si bien Dominic tenía sentimientos por mí, los míos todavía no estaban ordenados. Necesitaba primero centrarme en mí, en lo que realmente está sucediendo conmigo. No podía seguir ignorando el hecho de que algo me estaba pasando, algo que posiblemente no pueda controlar, pero por ello mismo, no podía desviar mis pensamientos hacia algo que todavía no debería de ser del todo relevante para mí.

Todo estaba siendo literalmente un caos. Nada estaba claro en mi vida, mucho menos ahora que hubo un gran cambio, del que para ser sincera, no había pedido, al menos no de esta manera. Tanto Aurora como Annabelle habían aclarado que ellas no deberían de haber sido las encargadas de contarme lo que estaba sucediendo, sino que era mi madre la que debería de haberme explicado toda esta locura. Sabía que ella era la encargada porque ahora mismo, podía recordar que se había disculpado conmigo por no haberme contado esa gran verdad cuando debería haberlo hecho.
















Descubriendo un nuevo mundo. | Parte 1 y 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora