Capítulo 25

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UN ENORME DOLOR


NORA

Dominic me estampa contra la pared del baño, sin apartar su boca de la mía.

Gimo contra su boca cuando siento sus manos amasar mi trasero y rápidamente me impulso hacia arriba para enredar mis piernas en su cintura.

Acaricio primero su pecho, sus hombros, su nuca y finalmente su cabello, despeinándolo por completo. Quería todo de él y sin importar el largo tiempo que pasemos juntos, jamás me iba a acostumbrar a tener un poco de él, siempre quería todo lo que me pudiera ofrecer y mucho más. Sabía que tenía el mismo efecto en él y jodidamente era lo que más me enloquecía.

—Tendrán que encadenarme más de cien veces para impedir que vuelva a ti, bellísima. —murmuró sin aliento, mirándome con ojos oscuros y el rostro ensombrecido— Dudo completamente que pueda sobrevivir a una semana sin tus besos. Sin tu cuerpo. Sin tu calor. —menciona, rodeando mi cuello con una de sus manos, para después, estampar una vez más su boca contra la mía, derritiéndome por completo— Júrame que vendrás un día. —exigió en voz baja, con un tono del que sus enemigos podrían catalogar como «aterradora», pero yo diría que sonaba malditamente embriagadora y excitante.

Sonrío pecaminosamente.

—Lo juro, lobito. Juro por mi vida que cuando menos lo esperes, caeré hacia tus brazos otra vez.

Su cuerpo volvió a impactar contra el mío, volviéndome a besar. Pude sentir como su pecho vibró, dejando escapar un gruñido. Supe que le había encantado lo que dije, y para su suerte, lo decía muy en serio. No estaba muy segura de cómo sobreviviría cuando él se vaya, pero con saber que cuando sepa que mis hijos estén bien y que alguien pueda cuidarlos en mi ausencia, cumpliré mi juramento.

Lastimosamente, Dominic comenzó a disminuir el ritmo y sabía que había llegado la hora. Aún sabiendo que se tenía que ir, lo abrazo con más fuerza e impido que su boca se aleje de la mía, al menos no por unos segundos más.

Sus brazos rodean mi cuerpo, devolviéndome el abrazo.

Ambos nos separamos y él apoya su frente contra la mía, mientras intentamos regular nuestra respiración.

—Juro que será la última vez que estaremos tanto tiempo separados. —prometió, acariciando delicadamente mi espalda— Sé que por esta vez es necesario, pero no lo haremos otra vez, ¿bien?

Asiento. —Bien.

—Si pasa algo, por favor, comunícate con Ben y él rápidamente me lo dirá. —pidió— De igual forma, habrán varios hombres por los alrededores. Las guardias seguirán siendo como hasta ahora, no cambiará nada.

—Relájate, lobito. Todos estaremos bien. Lo prometo. —digo, sintiendo como comenzaba a dejarme de nuevo en el suelo— Pero por favor, cuídate. Te quiero ver completo y sin peligro cuando vaya a visitarte, ¿entendido?

Dominic esbozó una sonrisa.

—Entendido, mi señora.

Le sonrío y me quedo unos segundos mirándolo.

Suspiro. —Ya es hora, ¿cierto?

Su mano toca mi mejilla e inevitablemente cierro mis ojos.

—Recuerda, es la última vez que nos separamos, bellísima. —murmura, acercando su boca a mi frente— Nunca lo haremos otra vez. Nunca nadie me volverá a separar de tu lado, ni la propia muerte podrá lograrlo.

Descubriendo un nuevo mundo. | Parte 1 y 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora