Capítulo 17

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TE ENCONTRARÉ, BELLÍSIMA



DOMINIC

—¡Maldita mierda! —le exclamé a la nada, mientras pateaba una de las estúpidas sillas que tenía enfrente de mi escritorio.

—Dominic, deberías de... —habla mi beta, pero antes de que terminara esa oración camino hacia él, tomando fuertemente su cuello hasta estamparlo contra la pared, de tal manera que uno de los cuadros que tenía colgado, se desestabilizara e impactara contra el suelo.

—No te atrevas a volver a decir que debería de relajarme, porque hasta que no vuelva a tenerla conmigo, el relajarme no está en mis jodidos planes. ¿Me has oído bien? —le pregunto, soltándolo con brusquedad.

—Tienes que hacerlo, Dominic. —menciona, recuperando el aliento— No puedes reaccionar de esta manera siempre. — Traga saliva y continúa hablando, sin importarle mi mirada amenazante. — Te necesitamos tanto como tú nos necesitas a nosotros. Créenos que también queremos encontrarla, pero no podemos hacerlo si no te tenemos a ti..., si no tenemos a nuestro Alfa. —especifica— Tienes que concentrarte.

Aprieto fuertemente mis puños, sintiendo como todas mis emociones se mezclaban entre ellas. Sabiendo que no la tenía a mi lado y que alguien más peligroso la tenía, me hacía querer salir de aquí y asesinar a todos los malditos vampiros que se llegaran a interponer en mi camino hasta que al final lograra llegar a ella, y después..., asesinar a todos aquellos que sigan libres.

Mi lobo ansiaba venganza, ansiaba asesinar a los culpables, mucho más al imbécil de Shawn. Él era el culpable de que ahora mismo ella no estuviera conmigo.

—Recluta a los mejores —le comienzo a decir—, e inspeccionen el lugar. Mira por dónde se fueron y después dime dónde están. Si es que entraron al territorio vampírico, no se atrevan a ingresar, solo espérenme —exijo, enderezando mi espalda y alzando mi cabeza en su dirección—, iré en unos minutos.

—La encontraremos, Dominic —me garantiza, llevando una de sus manos hacia mi hombro—, y si no es así, ella nos encontrará a nosotros, o mejor dicho..., a ti. —musita y con un último apretón, sale de mi despacho.

Bajo levemente mi cabeza al saber que me había quedado a solas. Me sentía frustrado, molesto conmigo mismo por no haberla protegido como le había prometido, pero sobre todo, tenía miedo. Sentía temor de no volverla a ver nunca más, o que la estuvieran lastimando.

Si es que me llegaba a enterar de que ha estado sufriendo o tan siquiera se han atrevido a tocarla, definitivamente mataré a todos, sin dejar a uno con vida. He de decir que prefería tenerla aquí conmigo, repitiéndome a cada segundo que me detestaba, a no tenerla y no oír su preciosa voz.

Estamos jodidos. La voz de mi lobo se hizo presente. Él también se sentía decaído, pero el enfado más las ganas de querer salir ahora mismo para poder tomar completamente el control, era lo que más sentía.

«No tengo ninguna duda de que así es».

Ella había aparecido de improviso, había aparecido en el momento exacto en el que me estaba rindiendo. Las esperanzas de encontrarla habían estado desapareciendo con el pasar de los días y cuando oí su voz por primera vez..., fue la jodida gloria.

Con tan solo oírla, sabía que era ella, porque con tan solo su voz el vacío que tanto me molestaba, había desaparecido rápidamente.

Necesitamos encontrarla, Dominic.

«Lo sé, Tom».

Jodido nombre de mierda, cada vez lo detesto más.

«También lo sé, Tom».

Descubriendo un nuevo mundo. | Parte 1 y 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora