—¿Te parece poco olvidar dos semanas de tu vida? —Lauren se encogió de hombros. — A mi no me lo parece. Olvidar la lista del super es un inconveniente, perder las llaves del auto también, inclusive olvidar el cumpleaños de alguien, pero lo que te paso a ti no lo es.

—Últimamente he estado bajo mucho estrés, probablemente sea eso. —intentó excusarse— Las evaluaciones están próximas y mis alumnos no son ni la mitad de lo que les prometí a sus padres que serían.

—Si, probablemente sea eso. O tal vez no y solamente estas desviando la atención de tu verdadero problema. No soy estúpida, sé que algo está pasando, algo sumamente grave para desencadenar en problemas como el de hoy. Kelsey dijo que...

—Kelsey no sabe nada. —la interrumpió de manera cortante. —Y lo cierto es que no deberías creerle todo lo que dice, usualmente son solo mentiras.

—¿Hablamos de la misma persona?

—Me gustaría decir que no pero es cierto. Kelsey cambió mucho.

—Lo siento pero no eres quien para juzgar a los demás. Tu eres el mayor cambio registrado hasta ahora, Lauren. Kelsey solo está actuando de acuerdo con el trato que le das.

—Entonces creo que he sido muy cruel con ella porque lo que me hizo no tiene ningún sentido.

—¿Qué fue lo que te hizo? Dímelo porque necesito entenderlo.

—Ella me engañó. Creí que podía confiar en ella pero me apuñaló por la espada.

—No suena como algo que Kelsey haría.

—Pues lo hizo y es una perra por ello.

—Bien, estoy harta de ustedes. —suspiró derrotada y luego se dejó caer en la cama— Pueden seguir odiándose e intentando matarse, no me importa. Ya no pienso inmiscuirme más, suficiente tengo con mi propia mierda para ensuciarme con la de ustedes.

Su mirada clavada en el piso le reveló a Lauren el primero de muchos focos rojos que debería comenzar a tomar en cuenta, no solo con la castaña sino con todos a su alrededor. Enormes cosas sucedían a cada instante y con su mente nublada no era capaz de encontrarlas o siquiera saber que las había.

—Anda Nicky no te pongas así. — musitó con voz melosa mientras se iba acercando a la profesora. —Sabes que puedes hablar conmigo si algo anda mal ¿cierto?

Nicolette rió irónica sin levantar la mirada del piso. Aquello sonaba a una completa burla viniendo de su boca.

—¿En serio? —Lauren asintió rápidamente, no quería dejar lugar a dudas. —Porque la última vez que intente contarte mis problemas ni siquiera me escuchaste, lo sé ahora.

—Tu nunca hablas de lo que sientes, no estoy segura de si tienes un corazón ¿cómo se supone que me daría cuenta de que estas mal?

—¡Vaya! Es bueno saber lo que realmente piensas de mi Jauregui, liberador incluso.— sus palabras sonaban dolidas. — ¿Quieres saber lo que pienso de ti? ¿no? lo diré de cualquier forma. Yo creo que eres una maldita cobarde, tus clases son una mierda y tu sentido de la amistad es una reverenda porquería. Tienes todo para ser feliz pero prefieres escudarte en el silencio No se porque lo haces pero estas cayendo en el error de todo estudiante Lauren; no saber preguntar. Una persona coherente y en sus cinco sentidos sabe que hay que preguntar para conocer, para aprender, para defenderse de las situaciones desconocidas. Nadie nació sabiendo y si lo hiciéramos la existencia misma no tendría sentido. Eres una estúpida y tienes miedo, dos cualidades que nunca había notado hasta ahora que usas mi casa para esconderte de algo que ni siquiera tú sabes que es.

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