51 ~ El primer momento del último día ~

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Ash y Cilan terminaron por atar a los hombres y sus Pokémon para que no los siguieran. Resultó que el peliverde sabía a la perfección cómo dar golpes que noqueaban y patadas que dejaban sin respiración a sus contrincantes, y estaba demás decir que el azabache sabía hacer lo mismo gracias a Kiawe. Una vez que los hombres estuvieron fuera de combate, los amigos de dedicaron a mirarse y a abrazarse para infundirse apoyo. No había tiempo para lágrimas y lamentos, mucho menos para decir palabras innecesarias; únicamente importaba el aquí y el ahora.

— ¿Iris se fue en paz? —fue todo lo que salió de los labios del conocedor.

Ash tragó grueso. Aquellas cinco palabras le habían impactado el cerebro y el corazón como balas de doloroso plomo. Intentó buscar en su mente los ojos de su amiga morena, pero por más que intentó verlos llenos de vida no pudo. Recordó ese no quiero morir que ella le dijo antes de perder sus ojos en un punto inexistente, así como su propia vida.

—Iris no quería morir —dijo el azabache con un nudo en la garganta, uno bastante doloroso—. Ella pasó por tu mismo estado, la manipularon y...

—Solo quiero saber si se fue en paz —lo interrumpió el peliverde. Tenía su vista pegada en un punto inexistente en la pared. No le interesaba en lo más mínimo las explicaciones de Ash, porque no quería saber todo el sufrimiento que su amada Iris tuvo que sobrellevar antes de fallecer.

Entonces el azabache comprendió que su amigo tenía una gran cantidad de adrenalina corriendo por sus venas y que debido a eso no prestaría atención a las explicaciones que tenía que darle. Todavía no estaba preparado para saber cómo fue que sucedieron las cosas realmente.

—Te prometo que te contaré todo cuando esta guerra acabe. Ahora tenemos que irnos. Serena y los demás nos están esperando.

Cilan se sintió satisfecho con esa respuesta por mientras, ya que sin chistar siguió al azabache por el estrecho túnel hasta llegar a la unión de todos ellos. El lugar era espacioso, pero no tanto como los compartimentos que estaban en el inicio. A lo lejos podían escuchar algunos golpes y explosiones que ocasionaban sus amigos al luchar y fue eso lo que motivó a Ash a escoger uno de esos túneles y ayudar a quien fuera que estuviera luchando en él. Cilan hizo lo mismo.


— ¡SERENA! —gritó Alain conteniendo la respiración—. ¿ACASO ESTÁS LOCA?

Alain tuvo que taparse con los brazos para protegerse el rostro. Las explosiones no dejaban de nublar sus sentidos. Mientras tanto, la peli miel seguía caminando a paso lento. No le importaba que los ataques le provocaran cortadas en sus brazos y piernas. Lo único que quería era caminar con tranquilidad hacia Kalm y estar frente a él, mirarlo atentamente y golpearlo con sus propias manos. Esa actitud suicida era la que tenía al chico con los nervios de punta.

— ¡DÉJAME SOLA! —pidió la chica cuando secó la sangre de su labio con la mano derecha. Sus ojos estaban clavados en los de Kalm—. ¡No permitiré que mis Pokémon se enfrenten a este monstruo! ¡Seré yo quien le haga frente y lo haré con mis manos, con todo lo que tenga a mi alcance!

Alain la observó a ella y su lento caminar durante los siguientes segundos. No podía creer lo testaruda que llegaba a ser. Incluso se parecía bastante a su querida Mairin. Quizás todas las mujeres llegaban a ser así de impertinentes cuando delante de ellas tenían su objetivo, y vaya que Serena lo tenía.

El chico respiró entrecortadamente antes de caminar detrás de la peli miel, cuidando cada uno de los pasos. Si bien eran plausibles las agallas de la chica, eso no quitaba que Kalm jugara sucio. La protegería con todo su ser, porque sabía que Ash haría lo mismo si estuviera en su lugar.

De nuevo tú [EN EDICIÓN]Where stories live. Discover now