Capítulo 19 "La otra"

2.7K 214 174
                                    


El abrazo duró largos minutos en los que las caricias y los buenos recuerdos fueron los mayores protagonistas. Ash se había convertido en testigo que, en completo silencio, observaba sin intervenir. Por su parte, la peli miel estaba experimentando un sinfín de emociones que creía olvidadas. Se sentía viva por fin. Y todo era gracias al azabache. ¿Acaso su cariño y amistad eran tan fuertes?

―Creo que Sylveon te extrañaba mucho ―dijo el joven, rompiendo aquel silencio tan mágico.

―Todo esto es mi culpa. ―Había comenzado a acariciar al Pokémon cerca de la zona herida―. Yo lo dejé de lado. Esto jamás me lo perdonaré.

― ¿Dónde están los demás? ―preguntó el chico de forma rápida. Aquello le estaba pareciendo extraño, ya que con el único que se había encontrado era con Sylveon.

Serena guardó silencio al recordar a su equipo Pokémon. Cuando estuvo en Hoenn logró completar su equipo de seis: Eran Braixen, Pancham, Sylveon, Altaria, Azumarill y Breloom. Con ellos viajó y vivió momentos increíbles, pero cuando Kalm llegó a sus vidas todo cambió.

―Kalm ―susurró la chica con profunda tristeza―, él tiene a Braixen. Los demás no lo soportaron y terminaron huyendo.

Ash empuñó sus manos con fuerza. La furia parecía haber reemplazado a la sangre y recorría con fuerza cada centímetro de su cuerpo. No entendía el porqué de la maldad del pelinegro. Mucho menos si tenía algún límite. Pero comprendió algo aún más interesante en todo esto: Braixen era una (por no decir que la única) de las razones por las que Serena permanecía fiel a Kalm. Ahora la misión sería rescatar al Pokémon de las garras del campeón.

―Te prometo que la recuperaremos y que encontraremos a los demás ―afirmó Ash con su característica sonrisa.

― ¿De verdad?

―Claro que sí. Además, una novia no puede estar sola en sus últimos días de soltería ¿O sí?

Vaya que Ash se había convertido en un excelente mitómano, mas ya se estaba acercando el momento en que tendría que hablar con la verdad.

Todavía estaban quedando dos semanas para la boda.

Ash fue a una tienda cercana a comprar implementos de higiene para Pokémon, mientras Serena iba a su habitación por toallas y cepillos. Cuando el azabache llegó al lugar, bañaron a Sylveon y lo masajearon para quitarle el estrés. Estaban en el patio. Hacía bastante calor y el agua que salía de la manguera refrescaba en algo el ambiente. Minutos más tarde, el baño había finalizado, pero en vez de cortar el agua, se mojaban con ella. Serena tenía la manguera en sus manos y apuntaba el chorro hacia la cara de Ash. Sylveon reía a carcajadas. Había olvidado la última vez que había reído tanto, y al parecer su entrenadora también.

Los viejos tiempos volvieron con fuerza y más cuando el corazón de Serena no dejaba de latir. Por un momento se vio en Alola, disfrutando del mar junto a su clase, sin preocupaciones. Le encantaba el mar. Hace mucho tiempo que no iba a una playa a disfrutar del sol y de la arena. Quería volver a sentir esa sensación bajo sus pies. Quería ser feliz, otra vez.

Después del baño, entre los dos se dedicaron a curar las heridas de Sylveon y cepillarlo. En poco tiempo aquel Pokémon de fino pelaje y cintas largas y suaves volvería a ser lo que alguna vez fue en antaño. Ash, con la ropa húmeda, observaba como Serena secaba su cabello. Se veía hermosa cuando sonreía con sinceridad y aquello le daba fuerzas para continuar con su plan.


Mientras tanto, en la habitación más recóndita de la casa de Clemont, Kalm comenzaba a vestirse después de haber pasado largas horas en compañía de Korrina. Aquellos furtivos encuentros, en un principio, le parecieron interesantes, ya que le daban la adrenalina suficiente como para entretenerse en aquellos días tan aburridos. Tenía que admitirlo. Korrina era una mujer hermosa. En realidad siempre lo fue, desde que la conoció como líder del gimnasio Shalour. Y cuando la volvió a ver, del brazo de Clemont, le dio un ligero escalofrío. ¿Un nerd fanático de la ciencia con una inocente y hermosa flor? Aquello tenía que ser una broma.

De nuevo tú [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora