Capítulo 24 "Corazón"

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Serena corrió a su habitación y allí se encogió como un ovillo. Ash llegó rápidamente a su lado y la abrazó con fuerza. Por su mente pasaron tantos momentos tristes como su ruptura con la chica, las derrotas en casi todos los campeonatos en los que participó, pero el ver llorar a la peli miel superó con creces todos los anteriores. Serena, por su parte, intentaba contener el llanto. No quería sufrir por quien no lo merecía, no quería llorar por su mejor amiga, Korrina, que de un momento a otro se había convertido en una vil traidora.

―Lo siento ―susurró el azabache―. Yo sabía esto...yo los vi y los grabé.

― ¿Tú lo sabías? ―preguntó la chica con los ojos abiertos y sorprendidos, inundados en lágrimas.

―Yo los vi y casi me atraparon. Tuve que esconderme en el mueble de los manteles y...

Serena rompió el abrazo y le dio la espalda al chico. No quería verle la cara en un buen rato. De pronto, sintió cómo algo en su interior se rompía, pero al mismo tiempo se ponía de pie radiante, vigoroso. Era un amor muerto que renacía de las cenizas. Ahora ya no tenía excusas como para negarse a la posibilidad de perdonar, de volver a amar. Ella sabía que Ash la estaba esperando. A una semana de la boda, Ash le había demostrado con creces cuanto la amaba. Solo quedaba un tema pendiente.

―Korrina era mi mejor amiga ―dijo la peli miel―, la de verdad, la que era mi consejera. Ahora no tengo a nadie.

―Me tienes a mí ―dijo sonriendo levemente―. Yo jamás te dejaré sola. Te dije que siempre sería tu sombra. Perdóname por no habértelo dicho antes. No quería romperte el corazón.

―Créeme que Kalm ya lo había roto desde antes, desde el día que me quitó a mis Pokémon, por ejemplo.

―Con respecto a eso, no tienes de qué preocuparte. Lo que ahora nos debería importar es cómo le diremos esto a Clemont ―dijo Ash, volteando a la chica para mirarla.

―Korrina es su todo. Se supone que se iban a casar pronto. Incluso compraron una casa, juntos... Esto terminará muy mal.

―Sé que cuando le digamos la verdad sucederán muchos cambios, pero es lo mejor. ¿Me ayudarás a decirle la verdad? ―preguntó el azabache, mientras tomaba la mano de la dicha.

―Siempre estaré contigo, Ash.

Los segundos se detuvieron al igual que el viento y los gritos de algunos Pokémon. Una solitaria lágrima cayó por los ojos de la joven antes de perderse en los orbes del contrario. Sus labios, rosados y deseosos, querían seguir su recorrido hasta chocar con aquella cálida pared que la tentaba.

― ¡No quiero esperar más tiempo! ―dijo Serena antes de lanzarse en los brazos del azabache y besarlo con fuerza.

Al principio, Ash se mostró sorprendido. Después, algo agitado, y por último se dejó llevar feliz por aquellas sensaciones que no experimentaba desde hacía tanto tiempo. Serena había vuelto. La cálida y alegre chica que alegraba sus mañanas, sus medios días y en especial sus noches había regresado más feliz que nunca. Por su parte, Serena sentía cómo el mundo giraba a su alrededor de forma frenética. Ash la había sabido recuperar con sus detalles, con su preocupación, con su infinita ternura. Le había hecho recordar los tiempos anteriores...

―Siento que el tiempo no ha pasado desde que me fui ―dijo Serena, una vez que el beso se terminó.

―Y yo nunca te dejé de amar, Serena ―respondió Ash con toda la ternura que le permitió el momento.

El azabache volvió a besar a la peli miel. Su misión había terminado. Ahora se venía la parte más difícil de todas: decirle la verdad a Clemont. En su interior, sabía que ese día ocurriría un quiebre. Ya nada volvería a ser lo mismo. Un pensamiento similar pasaba por la mente de la peli miel. No sabría a ciencia cierta cómo reaccionaría cuando Korrina le hablara o le dirigiera algunas palabras. Aquella mujer rubia era su amiga, la mejor de todas, y terminó por traicionarla cruelmente.

De nuevo tú [EN EDICIÓN]Where stories live. Discover now