52 ~ El que amó de verdad ~

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Los segundos parecieron horas cuando las miradas de Clemont y Korrina se encontraron retadoramente, a punto de matarse entre sí. Una mezcla de sentimientos confusos azotó con fuerza los pensamientos del chico, a tal punto que casi lo hacen estallar de risa. Por su parte, la rubia se mantenía callada y con una diabólica sonrisa decorando sus bellas facciones. Tenía tantas ganas de pelear como él y así demostrar que siempre tuvo la razón en cuanto a sus sentimientos.

Luxray —susurró el rubio con una mirada serena, posada ahora en su gran amigo que lo observaba de igual forma—, es momento de terminar de una vez por todas con esto. El Pokémon asintió con un gran grado de determinación. Sentía cómo su corazón y el de su entrenador latían a un mismo ritmo, como la más bella melodía. Y eso se lograba, únicamente, cuando el Pokémon y el entrenador eran un solo ser—. ¡Amigo, usa Rayo!

Un potente rayo cristalino pareció perderse entre las luces parpadeantes antes de impactar en la cabeza de su adversario. Lucario lanzó un potente grito que rebotó en las paredes y se difuminó en el aire. Trastabilló cuando quiso dar algunos pasos hacia adelante. En verdad el ataque había sido increíblemente poderoso, pero no tanto como para sacarlo del trance del cuál era preso.

—Parece que Clemont sacó las garras —se burló la chica—, ¿qué pretendes con esto? ¿dejar en claro quién de los dos es el mejor entrenador y Líder de Gimnasio?

Clemont gruñó de cólera. Últimamente, Korrina parecía perder el norte de todas sus conversaciones e ideas.

—No pretendo absolutamente nada. Simplemente te has convertido en mi rival y muro a pasar para ir en ayuda de mis amigos, así que tendré que pedirte que te apartes de una buena vez. —El rubio estaba decidido a atacar sin parar—. ¡Luxray, usa Campo eléctrico!

El suelo se tornó de un amarillo brillante que lanzaba pequeños chispazos. Era un hermoso espectáculo y una ventaja que el chico sabría utilizar. Después de todo, era un experto en Pokémon tipo eléctrico. Sabía absolutamente todo de ellos y demostraría esos conocimientos en los próximos segundos.

— ¡Lucario, Puño incremento! —gritó Korrina con todas sus fuerzas. Vio como su Pokémon saltaba en medio de los escombros para esquivar los chispazos y por más que quisiera demostrar sus habilidosas piernas a la hora de dar grandes saltos, no pudo. El ataque que realizó jamás llegó a su destino, ya que Luxray fue más rápido que él.

— ¡Luxray, salta de un lado a otro y luego usa Embestida! —Las tácticas de combate iban apareciendo una a una en la mente del chico, arremolinándose como un tornado de letras y números que lo estaban mareando.

El Campo eléctrico había elevado las habilidades de Luxray a niveles inimaginables y su velocidad era una de ellas. El Pokémon saltaba ágilmente entre los escombros y chispazos que le provocaban cosquillas. Podría decirse que estaba en un campo precisamente hecho para él en donde podía demostrar todas sus habilidades. Después de todo, él también tenía habilidosas piernas que no dudaría en presumir.

De pronto, Lucario se detuvo para tomar bocanadas de aire. Simplemente no había podido seguirle el ritmo a Luxray y este tomó aquello como una abertura para golpearlo con su potente Embestida. El Pokémon se estrelló contra una pared, dejando salir un grito de dolor. Su espalda había resultado comprometida como sus piernas, pero aún así se levantó. Había aprendido a costa de sudor y esfuerzo a levantarse cada vez que caía ante el enemigo.

—El temple de Lucario es admirable —susurró Clemont más para sí mismo—. A pesar de estar controlado, sigue mostrando su lealtad y sus aprendizajes. Es un Pokémon admirable.

De nuevo tú [EN EDICIÓN]Where stories live. Discover now