Capítulo 36 "El rey"

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La tierra tembló bajo los pies de todos en la iglesia. Bonnie observó con terror cómo las raíces negras invadían todo el lugar, destruyéndolo en el proceso. Observó cómo estas raíces alcanzaban a las personas, atrapándolas, cortándoles el aire hasta expirar. Era la peor versión de un apocalipsis que había tenido, y eso que gracias a series de televisión como "Pokémon Dead" había tenido muchas. Ni siquiera se movió de su lugar cuando los gritos de Mallow la impactaron de frente. Era algo demasiado triste para su corta edad.

— ¡Por Arceus, Bonnie, vámonos de aquí! —le gritó la peliverde de forma desesperada.

—Las cosas... Las personas... Todo... —Bonnie balbuceaba cosas ininteligibles. De forma mecánica corrió hacia la salida. Ya no quedaba nadie en el lugar.

En el exterior el panorama era mucho peor: Las raíces habían cubierto la gran mayoría de los edificios, apretándolos hasta la destrucción. La gente y los Pokémon que habían logrado sobrevivir corrían hacia la periferia de Lumiose, buscando protección, huyendo de lo terrible que resultaba el final de todo. En las calles ya no había música o temas de conversación en los que las risas abundaran. En su lugar únicamente había gritos de lamentación, de dolor e impotencia. ¿Cuántas muertes más harían que la maldad de Kalm se calmara?

— ¡Vamos al laboratorio, ahora! —gritó Alain, mientras tomaba la mano de Mairin y corría a toda velocidad.

Una vez allá, se percataron con asombro en sus miradas que las raíces no habían afectado al laboratorio. Este parecía ser cubierto por una estela verde. Puni – chan era el causante de ella. Con todas sus fuerzas estaba protegiendo el Cuartel Anti – Kalm, símbolo fundamental de su cercanía con los seres humanos. Estando allí, pudieron respirar con calma y soltar aquellas emociones guardadas desde que la nueva Crisis de Kalos estallara con furia.

—No puede estar pasando esto —dijo Misty, una vez que su celular se conectara a la red satelital—. Esto no puede ser verdad.

Aquellas frases atrajeron la atención de la gran mayoría de los chicos que no dudaron en agolparse junto a la peli naranja. Lo que vieron a continuación los hizo enmudecer horriblemente: Las raíces no solamente atraparon a Lumiose, sino que, a cada región, cada ciudad, cada pueblo. Todos estaban siendo víctimas de la maldad de Kalm.

Lejos de allí, Serena abría los ojos con pesadez. El molesto palpitar de un corazón en calma la estaba haciendo perder la paciencia. Lo último que recordaba, antes de desmayarse, eran los gritos de Ash, pidiendo que se detuviera y miles de raíces queriendo atraparla. ¿Desde cuándo la tan afamada Crisis de Kalos había vuelto con tanta fuerza? Se incorporó rápidamente para ver cómo unos troncos habían impedido el paso de las raíces. Se había salvado por poco, pero ¿Y Ash? Este yacía inconsciente junto a la joven peli miel. Al parecer, se había sacrificado para protegerla a ella.

— ¿Ash? —dijo mientras lo movía, sin lograr despertarlo—. ¿Ash? ¡Por favor, despierta! ¡Tenemos que volver a la ciudad!

Nada surtía efecto. Ash lucía pálido una delgada línea de sangre bajaba desde una cortada en su frente. Sus labios, ligeramente abiertos, parecían estar secos y duros. Serena los delineó con sus dedos, mientras unas cuantas lágrimas hacían lo mismo con su rostro. ¿Por qué estaba pasando eso justamente ahora? ¿Qué quería Arceus con ella? No entendía muy bien lo que sucedía a su alrededor, estaba confundida.

De pronto, Ash comenzó a toser y a respirar muy rápido. Inmediatamente, Serena le dio espacio suficiente para que se incorporara.

— ¡Qué alegría, Ash! —dijo Serena mientras se llevaba sus manos hacia el pecho. De verdad se había asustado—. ¡No vuelvas a hacerme esto! —Se enojó rápidamente.

De nuevo tú [EN EDICIÓN]Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin