Capítulo 12 "Cuartel Anti - Kalm"

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Ash se lanzó sobre Greninja, abrazándolo de una forma necesitada. El Pokémon lo miró con una mezcla de sentimientos encontrados antes de corresponder al gesto. Ambos sintieron como sus corazones latieron al mismo ritmo, al igual que sus lágrimas al caer. Estaban sincronizados sin la necesidad de estar en una batalla. Por fin se habían reunido, después de tanto tiempo separados por la necesidad que Kalos tenía de un protector. Recién ahí, Ash comprendió y entendió cuanto había extrañado a su gran amigo. Cerca de ahí, Alain, Mairin y Bonnie observaban la escena, enternecidos. El chico se limitó a sonreír satisfecho, mientras las otras dos se enjugaban las lágrimas en conjunto.

― ¡Greninja, amigo! ―dijo el azabache con un hilo de voz.

Este le respondía con ligeras sonrisas y asentamientos.

― ¡Gracias por volver! ―gritó el chico, mientras volvía a llorar.

― ¡Ya basta, Ash! ―gritó Bonnie, en un intento por romper aquel ambiente―, si continúas así harás que la ciudad se inunde con nuestras lágrimas.

Ash se rio divertido por aquella frase y Greninja hizo exactamente lo mismo, mientras miraba al chico. Cuando entrenador y Pokémon cruzaron miradas, volvieron a abrazarse, pero, esta vez, ya no lloraban, sino que reían de gusto. De cierta forma, estar uno junto al otro los llenaba de fuerza. No podía negar que ahora se sentían invencibles.

―Greninja no fue el único que volvió ―dijo Alain, sin dejar de sonreír―. Bonnie, hay alguien que te quiere saludar.

La rubia lo miró extrañada, hasta que vio a una pequeña forma verdosa posarse en el hombro del chico. Bonnie enmudeció durante algunos segundos, mientras observaba aquel solitario ojo que la criatura poseía. Avanzó un paso hacia adelante y sintió nuevas lágrimas salir de sus ojos. Avanzó otro paso más y creyó ver en aquella criatura una sutil sonrisa. Avanzó nuevamente, y los sonidos a su alrededor desaparecieron para ser reemplazados únicamente con la canción que alguna vez ella inventó para él. Entonces, la criatura se ocultó algunos centímetros en el hombro de Alain y la chica se sobresaltó: Puni – chan la estaba probando.

Puni Puni yawarakakute... ―comenzó a cantar tan suavemente que apenas se oía―, Puni Puni midori-iro de. Puni Puni poshetto no naka ga oki ni iri ne Puni-chan.

La canción se perdió en el viento que corría aquella tarde y en las alas de algunos Pokémon voladores que por allí pasaron, en el momento justo. Z1 o Puni – chan (Para sus amigos), comenzó a asomarse cada vez más en dirección a la rubia que lloraba y cantaba como si no hubiera mañana. Entonces, se sintió completamente feliz, porque esa canción le entibió el corazón.

Atashi to anata no hoppeta wo surisuri. Shita nara mou tomodachi, ¡Itsu datte issho da yo! ¡Anata no koto mamotte ageru!

Bonnie dejó de cantar cuando sintió a Puni – chan entre sus brazos. Cálido, suave y blandito... Puni – chan seguía siendo el mismo de siempre y al parecer, ella también. Por eso Puni – chan la estaba probando. La rubia lo abrazó con fuerza y lloró hasta que sus ojos le dolieron. Por su parte, el ser verde le acarició las mejillas como pudo y le sonrió para intentar decirle que todo estaba bien. Junto a ellos, Mairin no dejó de llorar al igual que Ash, y Alain sintió un nudo profundo en la garganta.

Aquella tarde sería recordada por haber sido la más sentimental de todas.

― ¡Puni – chan! ―exclamó Bonnie, en medio de sollozos― ¡No sabes cuánto te extrañé!

―Yo también te extrañé, Bonnie ―dijo Puni – chan, a través de la telepatía.

―Si estás aquí, ¿Es porque va a pasar algo malo? ―preguntó Ash con toda la sinceridad del mundo, sin percatarse del ligero respingo que dieron Alain y el ser verde al unísono.

De nuevo tú [EN EDICIÓN]Kde žijí příběhy. Začni objevovat