Una Nueva Vida

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Con el pasar de los días, Boris se fue enterando de todo lo que había sucedido tras el incendio de la iglesia. Su padre, en un intento por escapar del país, fue capturado por la policía internacional en la capital. Ahora sería condenado por todos sus crímenes de la misma manera que lo haría Armín Betancourt.

El Anciano fue detenido en la clínica en donde se encontraba su esposa, la cual continuó internada en malas condiciones de salud que se agravaban por la edad. Todo su plan fue en vano, pues nunca consiguieron matar a Boris para que se convirtiera en el donante de corazón que la enferma mujer requería.

Gabriel, luego del incendio, fue hospitalizado con graves quemaduras que abarcaron casi el ochenta y cinco por ciento de su cuerpo. Estaba siendo sometido a decenas de cirugías para mantenerlo con vida y permanecería conectado a un ventilador. Según los médicos, su recuperación podría tardar más de un año y jamás volvería a ser el mismo. Además, si sobrevivía, le esperaba la cárcel de por vida. De momento, estaría custodiado por policías en el hospital.

Boris jamás dijo nada sobre lo ocurrido en la bodega del templo, solo declaró ante la justicia que Gabriel habría intentado incendiar el lugar con ambos dentro, en medio de un ataque de locura, y que él lo golpeó para poder escapar del fuego. Lucía, junto a su familia, se harían cargo de construir otro templo para que la congregación se reuniera nuevamente y ya tenía pensado que, si Gabriel sobrevivía, comenzaría los trámites para divorciarse, pues al igual que Boris, no quería verlo nunca más en su vida.

En la terminal de buses se encontraban para despedir a Koka, Tati, Bruno y los ex amigos de Gabriel. Era hora de regresar a sus vidas después de tanto sufrimiento. Cargaron los bolsos y se fueron agrupando. El momento de separarse había llegado.

―No dejes de ir a visitarnos ―pidió Tati, dando un fuerte abrazo a Boris, el que estaba acompañado de Camila y Felipe.

―Siempre tendrás un lugar en nuestra vida y en nuestro hogar ―Koka se unió al abrazo, de su novia.

―¡Cuando quieras puedes ir a la disco a ver el nuevo espectáculo de Serena! ―Bruno estaba emocionado al tener que despedirse―. ¡No soy el que llora, es la diva que llevo dentro! ―reconoció, entre sollozos, intentando sonreír.

―Gracias, amigos, sé que siempre podré contar con ustedes, porque la vida nos ha unido ―se despidió Boris, con serenidad y gratitud.

―Encontré esto entre las cosas que trajeron de ustedes, de nuestro departamento ―dijo Koka, pasándole un sobre celeste, sin ser vista por los demás que se abrazaban―. Lo escribió Julián, para ti. ―Sus ojos se llenaron de lágrimas al decir su nombre.

―¡Gracias! ―dijo Boris con el sobre en su mano y el corazón apretado.

―¡Trata de seguir adelante con tu vida! ―Era el turno de Alex y sus amigos de despedirse. Después de unos abrazos, se subieron al autobús que los llevaría de regreso a sus vidas.

―¡Adiós! ―gritaron Felipe, Camila y Boris desde abajo a todos sus amigos que partían en aquel bus.

Se quedaron viendo cómo se perdía entre las calles de la ciudad.

Luego salieron por una de las calles y tomaron un taxi que los llevó hasta una plazuela cercana, en donde se sentaron en una banca para poder conversar tranquilos. El día estaba soleado y un suave viento soplaba entre los frondosos árboles. Intentaban sanar las heridas causadas con la muerte de Julián, nada parecía darles consuelo. A ratos permanecían en silencio, luego continuaban hablando y a momentos, trataban de sonreír.

―¿Qué pasará contigo ahora, Boris? ―preguntó Camila, preocupada―. No tienes a nadie de tu familia. ―Su mirada era de tristeza al verlo tan solo.

El Hijo del Pastor ©️ [ Disponible en físico  ]Where stories live. Discover now