El hogar de niños

3K 296 75
                                    

Un par de horas después, en medio de la noche, el profundo sueño en que se encontraban fue interrumpido por unos ruidos alrededor de la bodega. Julián abrió sus ojos, un poco asustado, y despertó a su compañero para no ser descubiertos. Se pusieron de pie intentando no hacer mucho ruido y se acercaron hasta la puerta para ver qué sucedía al interior del lugar. El piso en el pasillo crujía, por lo que suponían que alguien se estaba moviendo por aquel sitio.

Julián y Boris estaban muy cerca, como protegiéndose el uno al otro. Unas voces masculinas al otro lado los alertó. Vino un breve silencio y se sintió un golpe fuerte, como encima de un mueble, y una de las voces se alzó por sobre las otras.

Boris sintió que esa voz le era conocida, por lo que trataba de recordar, y tal vez por los nervios no conseguía saber de quién era.

De pronto, una corriente les recorrió la espalda, quedando presos del miedo. La puerta de salida de la bodega se abría justo detrás de ellos sin dejarles tiempo a escapar. Entrelazaron sus dedos para sentirse un poco más seguros.

Una silueta, irreconocible por la oscuridad, entraba sigilosa. Ambos sentían que estaban a punto de ser descubiertos en su intento de escapar. Aquella misteriosa persona entró dejando la puerta entreabierta e, incluso así, no había luz suficiente para identificar de quién se trataba. Al menos, la persona, no había notado que los jóvenes se encontraban en el lugar, porque caminó un poco a ciegas y se detuvo justo cuando del otro lado alguien comenzó a discutir fuertemente.

―¡Les advertí que ese producto es el más importante! ―gritó una voz mayor, golpeando lo que podía ser una mesa―. ¡No pueden echar a perder el negocio, ya han cometido muchos errores! ―advirtió a los otros hombres que parecían permanecer en silencio.

Boris sabía que su voz era familiar.

―Lo sé, señor, y ya no volverá a ocurrir ―respondió una voz temerosa. Reconocieron que se trataba de Abner―. Ya mismo sale un nuevo envío que será muy bien pagado ―agregó, como tratando de arreglar un error.

―Yo mismo lo haré llegar, como siempre ―dijo el tercer hombre: Gabriel. Los jóvenes sintieron más temor de él, que de saber que compartían la bodega con un desconocido.

―No puede haber más errores o perderán todo lo que han conseguido. ―Boris logró identificar al que parecía dar las órdenes a su padre y a Gabriel―. Abner, tú mismo decidiste que la operación más importante dependiera de ti.

Era Armín Betancourt, el Anciano de la iglesia que vivía en el lago, donde estuvo con Gabriel.

―Señor, aún no me dice por qué es la más importante. ―Abner parecía intrigado.

―Eso no es asunto tuyo. ―Armín sonaba severo―. Haz nada más que tu trabajo. Para eso se te paga bien ―añadió en tono despectivo.

―La cuidadora sigue sedada, le puse un somnífero en su té y dormirá hasta la mañana. ―Gabriel intentaba calmar el mal humor de Armín―. Pero me llevaré al niño después del mediodía, para no levantar sospechas, como siempre ―anticipó, con toda seguridad.

―Excelente. Ya sabes a quién entregarlo para que termine su trabajo. ―La voz de Armín sonaba mucho más amigable―. Si todo sale bien, tú mismo te podrías encargar de ese proceso más adelante ―prometió, mientras Boris y Julián temblaban, uno contra el otro.

―Ya pronto podré, señor. Está casi terminado el lugar que pidió. ―Gabriel parecía manejar bien el extraño asunto del que conversaban con tanta seriedad―. Si quiere, podemos verlo ahora. ―Se escuchó sonar un manojo de llaves.

―Luego... Con calma ―respondió Armín, con su desagradable tono de superioridad―. Lo importante es que hagas llegar ese mocoso a su destino. Ya sabes que nuestros compradores son poderosos y ellos no hacen lista de espera para estos casos, como la gente pobre ―ordenó con claridad―. El comprador necesita esos órganos con urgencia. ―Julián y Boris se tomaron de la mano, al no dar crédito a lo que acababan de escuchar.

El Hijo del Pastor ©️ [ Disponible en físico  ]Where stories live. Discover now