La propuesta de Gabriel

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Tras una larga espera en la estación de policías, todos los jóvenes que habían estado retenidos por el cómplice de Betancourt fueron puestos en libertad frente a toda la prensa que acompañaba a Marta. Muchos de los periodistas intentaron tomar declaraciones de alguno de ellos, pero no pudieron, porque antes de salir del recinto, deberían declarar, junto con la directora del colegio, sobre los hechos ocurridos, pues, el jefe de la policía no había dejado ninguna constancia de los hechos que estaban ocurriendo en el Hogar de niños.

Uno a uno, dieron sus declaraciones a los diferentes policías que se asignaron al caso. Cada detalle fue registrado y comenzarían en breve a preparar un operativo, para acabar lo más pronto posible con esa peligrosa red de tráfico de órganos. Durante todo el proceso, lo que más comenzaba a preocupar en ese instante era que tanto Boris como Julián se encontraban retenidos por Gabriel y ya sabían cuáles eran los planes que se tenían para el hijo de Abner.

Paralelo al tiempo en que todo este grupo relataba lo sucedido, en el subterráneo del hogar, Gabriel acababa de recibir un mensaje del pastor, en el cual le informaba sobre la posibilidad de que Marta los delatara. Después de eso, Gabriel no pudo comunicarse con el celular de Abner, quien al parecer lo habría apagado. Sin perder más tiempo, cerró la compuerta del piso desde abajo para que no pudiese ingresar nadie si es que venían en busca de los jóvenes.

―Necesito que vengas conmigo ―invitó Gabriel a Boris, parado en el borde de la cama, donde se recuperaba Julián.

―¡No quiero hablar contigo! ―respondió Boris, abrazado a su novio.

―Es mejor que me acompañes, si no quieres que lo elimine en este mismo momento. ―Gabriel dio un paso más cerca y su mirada severa daba cuenta de que hablaba en serio.

―¿Qué quieres? ―Boris se sentó de mala gana―. Puedes decir lo que sea frente a mi novio. ―Ni siquiera lo miraba.

―¡No me hagas perder tiempo! ―Gabriel lo tiró de un brazo con fuerza y lo sacó de la cama―. ¡No me hagas un berrinche y ven conmigo! ―Lo llevaba casi arrastrando.

―¡Déjalo en paz! ―le gritó Julián, con las pocas fuerzas que le quedaban. Quiso bajar de la cama, pero cayó al sentir el dolor en su pierna.

―¡No te muevas! ―le suplicó Boris al verlo caer, en su intento por ayudarlo―. No te muevas, mi amor ―volvió a decir, llorando de impotencia.

―¡Ya, cállate, y deja a ese mocoso! ―insistió Gabriel al tiempo que entraban al quirófano, en donde lo empujó para poder cerrar la puerta. Luego presionó un interruptor y las persianas se cerraron para que Julián no pudiese ver desde el otro lado.

―¿Qué haces? ―Boris temblaba en el piso, asustado―. ¿Por qué has cerrado todo? ―Miraba en todas direcciones, buscando otra salida.

―No me tengas miedo, Boris. ―Gabriel lo ayudó a ponerse de pie, y su semblante cambió por completo―. Creo que llegó el momento de hablar con sinceridad, y no tenemos mucho tiempo ―advirtió en un tono suave, mientras acomodaba al joven en una silla cerca de la camilla.

―Tú estás loco... ¿Qué pretendes? ―Boris secaba las lágrimas de su rostro y lo veía, desconcertado.

―Sé que no soy la persona más buena de este mundo y que debes pensar lo peor de mí. ―Gabriel puso una silla frente a él y se sentó―. No te culpo, he hecho cosas terribles que desearía olvidar. ―Quiso tomarle una mano, pero Boris lo esquivó―. Solo hay algo en este mundo que ha sido realmente puro en mi vida. ―Respiró profundo ―. Tú eres la única persona que, en verdad, he amado ―reveló, con la mirada fija en los ojos del muchacho, que permanecía impávido.

El Hijo del Pastor ©️ [ Disponible en físico  ]Where stories live. Discover now