El culto

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―Ya era hora de que llegaras ―reclamó Abner, impaciente. Se encontraba sentado en su escritorio, en la casona―. Todo el mundo ya sabe que Boris desapareció. ―Puso el periódico sobre la mesa para que Gabriel pudiera verlo―. Y sigo sin entender qué tienes que ver tú. ¿Ya lo encontraste? ―Sus ojos no disimulaban su enojo.

―Padre, no quería decirlo al teléfono. ―Gabriel tomó el periódico para leer la noticia otra vez―. Sí, lo encontré y lo tengo en un lugar en las afueras de la ciudad. ―Carraspeó un poco, por los nervios de ver a Abner enfadado―. No creo que sea seguro tenerlo cerca ―agregó, con seguridad.

―¡Y qué esperabas para contármelo! ―Abner se puso de pie―. ¡No puedes tomar decisiones solo en esto o puede costarnos carísimo! ―Lo apuntaba, amenazante―. Ahora, necesito que lo traigas. Se supone que lo vieron por última vez contigo ―dijo y caminó hasta la ventana, pensando.

―¿Traerlo? ―Gabriel no estaba seguro del plan de su padre―. Y si regresa, ¿cómo podremos utilizarlo en nuestros propósitos? ―Intentaba convencer a Abner―. ¡Será evidente si vuelve a desaparecer! ―enfatizó, tratando de disimular sus nervios.

―¡Me da lo mismo! ―vociferó el pastor, cada vez más impaciente―. Hoy lo necesitamos de regreso y tú debes traerlo sano y salvo ―recalcó, mirándolo fijo―. Lo quiero esta noche durmiendo en su habitación o tendrás muchos problemas, no solo con Betancourt... Y eso no lo queremos. ―Puso una mano en el hombro de Gabriel, presionando con fuerza para dejarle en claro que no debía desobedecer.

―Está bien, padre. Esta noche lo tendrán en casa nuevamente y veré la forma de que no diga nada ―contestó Gabriel, obediente.

―Pero, antes, deberás ir urgente a casa de Betancourt. Necesita darte instrucciones en persona del resto del plan. ―Abner miraba su celular―. Deberás irte ahora mismo y sin tiempo que perder. Al regreso pasas por Boris donde lo tienes y llegarás justo a la hora de la cena. ―Fue con él hasta la puerta―. Así que no pierdas minutos valiosos y vete ya donde Armín ―ordenó, al tiempo que abrió la puerta para que saliera.

―Entendido, padre, así lo haré. ―Gabriel salió raudo e intentando pensar cómo hacer para sacar a Boris del hogar de niños sin ser visto. No tenía tiempo para ir, en lo inmediato. Si dejaba esperando a Betancourt tendría más problemas de los que ya tenía con la noticia del periódico y no quería perder el puesto que se había ganado en el grupo de tráfico de órganos. Caminó veloz hasta su auto y se fue en dirección al lago, donde vivía el Anciano. De regreso pasaría a buscar al muchacho y ya vería qué hacer para que este no hablara. Estaba nervioso, pues no contaba con aparecer en la prensa, vinculado a una desaparición. Tomó el camino hacia la carretera y, sin detenerse, emprendió el viaje.

En la casona Ferrada el tiempo pasó rápido y ya estaba cerca la hora del culto de la tarde. Como era habitual, Abner esperó a su hermana Corina y su esposa Marta para salir juntos en dirección al templo. La mayoría de la congregación esperaba que su pastor llegara para comenzar con la jornada. Las mujeres, alborotadas, saludaban al apuesto líder del grupo, sin importarles que sus maridos estuviesen al lado. Al menos lo disimulaban con afecto de hermanos de iglesia.

Cerca de la puerta, Lucía ya se veía un poco aburrida de responder a las preguntas que le hacían por la noticia del periódico. La verdad, no entendía nada y no sabía qué decir. No tardaron en comenzar a interrogar al pastor, quien, con una fingida sonrisa, pidió que se acercaran justo antes de ingresar al templo.

―Hermanos queridos, muchas gracias por su cariño y preocupación por mi hijo ―se explayó, mientras movía las manos para que vinieran hacia él―. Ustedes ya saben cómo es la juventud de estos días y mi hijo tuvo una crisis al recordar a su fallecida madre. ―Tapó su boca con la mano con delicadeza, intentando parecer emocionado―. Y luego se fue, sin decir nada, hasta que al fin Gabriel lo ha encontrado. ―Miró a Marta, que lo veía con extrañeza―. ¡Esta noche ya lo tendremos en casa! ―celebró, con falsas lágrimas en los ojos.

El Hijo del Pastor ©️ [ Disponible en físico  ]Where stories live. Discover now