Feliz Navidad

3.3K 264 50
                                    

A pesar del cálido sol que entraba por la ventana de la habitación, el ambiente estaba frío y tenso desde la noche en que se habían casado. Lucía, después de ser abusada por su marido, se encerró en su departamento en silencio y sumida en la tristeza. Cada noche, Gabriel la obligaba a cumplir con lo que él llamaba "sus deberes de esposa", y la amenazaba con hacerle daño a su familia si ella decía alguna cosa.

Presa del miedo y sin poder creer aún que la persona de la cual se había enamorado ya no existía, Lucía se levantaba cada mañana arrepentida de haber ayudado a su esposo a mentir sobre Boris y sentía que merecía el daño que recibía a cambio.

Era la mañana del veinticuatro de diciembre y debía prepararse para la primera cena familiar en la que, suponía, debería fingir que su matrimonio era tal y como todo el mundo esperaba. A pesar de que Boris se había ido de la casa, Abner se las ingenió para inventar una excusa diciendo que su hijo estaba de viaje visitando a una tía por parte de su madre.

Lucía se levantó de su cama. En sus brazos tenía los moretones que le provocaba su marido al sostenerla de manera brutal con sus manos. Caminó en silencio. Gabriel dormía en el otro lado de la cama y lo que menos quería era despertarlo. Sobre un pequeño escritorio estaba su biblia abierta y se detuvo frente a ella, preguntándose si Dios existía para protegerla.

Recordó que, desde su infancia, cada mañana su padre le enseñó a orar con fervor para pedir por los anhelos de su corazón. Esa mañana no fue así. Soltó un suspiro profundo y siguió su recorrido hasta el baño, abrió la ducha y, esperando que el agua se entibiara, se quitó la ropa y luego se puso bajo el chorro de agua. Sintió como si estuviera quitando de su cuerpo toda la suciedad que su marido le dejaba al tocarla. No tardó en romper en un silencioso llanto.

―Hoy te quiero con una sonrisa en la casa del pastor ―estableció Gabriel, que entró de golpe al baño, tomándola por sorpresa.

Ella empezó a temblar de inmediato.

―Lo sé, no tengo muchas opciones ―respondió Lucía, disimulando el miedo.

―Sí, no quiero que tengan una preocupación más luego del viaje de mi hermano. ―Gabriel orinaba aún un poco dormido.

―Sí, su viaje. ―Lucía pensaba en que era una mentira, se preguntaba qué había sucedido luego de la boda.

―Hazme espacio. ―Gabriel entró en la ducha―. Tranquila no pasa nada, soy tu marido ―señaló, al verla arrinconada y temerosa―. Te has portado bien y hoy será nuestra primera Navidad en familia. ―El agua corría por su cuerpo mientras se estiraba.

―¿Por qué cambiaste tanto? ―Lucía se atrevió a preguntar.

―Yo no he cambiado, han sido malos días nada más. ―Gabriel pasaba el jabón por su cuerpo y parecía que ni se acordaba de sus actos―. Ya verás que seremos la familia que siempre quise tener. ―Esbozó una sonrisa perversa.

―Eso espero. ―La mujer soltó un suspiro e intentó salir de la ducha.

―Te quiero radiante esta noche ―advirtió su marido, atajándola, y luego la besó―. ¡Qué rico es tener a mi mujer! ―celebró, dejándola salir.

Lucía tomó su toalla y se apresuró a cambiarse. Quería salir un rato a distraerse con su familia antes de la cena navideña. Dejó a Gabriel en la ducha, pensando en que no estaba bien mentalmente, por lo que prefería mantenerlo tranquilo y lejos de ella.

Así de lejos también querían mantenerlo Julián y Boris, que comenzaban por la tarde a trabajar en la disco de sus amigas. Estaban ansiosos, querían ganar dinero. Para su fortuna, les pagarían a diario, por lo que comenzarían a ahorrar enseguida.

El Hijo del Pastor ©️ [ Disponible en físico  ]Where stories live. Discover now