CAPITULO XXXIX

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27 de octubre del 2013

      Mark estaba sentado como indio sobre la enorme alfombra color crema del despacho, intentando terminar su tarea, acompañado por Ryu y Okami; mientras que Robert estaba en su escritorio revisando unos papeles que Logan le había dado para que firmara.

       Los dos habían estado en silencio durante la última hora; y aunque a Robert le encantaba tener a su hijo cerca, no había pasado por alto el hecho de que era bastante extraño que el niño quisiera hacer allí su tarea, la cual normalmente hacía en su cuarto. Eso, y las incesantes miradas que le daba de vez en cuando, cuando pensaba que no lo estaba viendo.

      Robert estaba por preguntarle si le ocurría algo, cuando Maiya llegó para avisarles que la cena estaba lista; ambos se levantaron y se dirigieron a la cocina sin decir nada; y aunque la cena pasó de forma tranquila, el pequeño no dejaba de ver de Robert a su mamá durante todo el tiempo.

       -Robert…-. Se animó finalmente Mark a hablar. -¿Tú quieres mucho a  mi mamá?-. Preguntó de forma tímida, mientras dirigía su mirada hacia su plato.

       La pregunta tomo desprevenidos a Maiya y a Robert, quien por poco y se atraganta con la comida al escuchar al niño. Ciertamente durante los últimos días ambos habían estado llevándose mucho mejor, se podría decir que estaban en la etapa del noviazgo; aunque cada uno seguía durmiendo en su respectiva habitación.

      -No…-. Respondió Robert con toda la tranquilidad del mundo; al notar como Maiya y Mark lo miraban fijamente sonrío de forma traviesa. –Yo AMO a tú mamá-. Dijo encogiéndose de hombros, mientras tomaba una mano de Maiya con ternura, provocando que sus mejillas se tornaran rojas.

       La respuesta logro sacar una pequeña carcajada divertida del pequeño, quien solo río con más ganas cuando noto que su mamá se ponía nerviosa por los gestos de Robert. Sin embargo, su carita sonriente pronto se puso seria y pensativa.

       Tanto Maiya como Robert se miraron extrañados, no era normal que el niño hiciera ese tipo de preguntas; pero últimamente parecía bastante interesado en su relación. Al principio estaban convencidos que se debía al cambio que ellos mismos tuvieron, pero ahora Robert no estaba muy convencido de eso.

       -Oye Mark…-. Dijo Robert sacando de sus pensamientos al enano. -¿Tú quieres mucho a tu mamá?

       -No… yo AMO a mi mamá-. Respondió Mark con una gran sonrisa, imitándolo.

       Maiya sonrío feliz, y luego volcó los ojos… este par eran exactamente iguales; aunque aun no entendía el punto de esta conversación, por supuesto que ella sabía que estos dos hombres la amaban… bueno estaba segura que su hijo la amaba, escucharlo de los labios de Robert seguía siendo extraño…. Y placentero. Ella estaba a punto de preguntarles a que se debía esta plática, cuando Robert le sujetó con más fuerza la mano para llamar su atención; cuando se volvió para mirarlo, él le hizo una seña para que lo dejara hablar.

       -¿Y qué piensas de mí?-. Preguntó finalmente, haciendo uso de todo el valor que su cuerpo podía brindarle.

       El niño levantó la vista para toparse con unos cálidos ojos miel iguales a los suyos. Estaba sorprendido de que Robert le hubiese hecho la misma pregunta que él tenía planeado hacerle minutos atrás.

      Tiempo atrás, cuando Robert habló con él para decirle que se iba a casar con su mamá, la verdad es que no lo entendía muy bien, pues pensaba que Alejandro era el novio de Maiya, pero decidió no darle muchas vueltas, si con eso Maiya iba a ser feliz; porque eso para él era realmente importante, porque aunque ella no fuera su mamá real, ella había decidido adoptarlo, y quererlo como si en verdad lo fuera. Por eso el también la amaba.

PredestinadosWhere stories live. Discover now