CAPITULO II

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17 de Mayo del 2012

     Habían pasado dos días desde su llegada a Santa Rosa; Maiya ni siquiera fue capaz de recorrer las calles del pueblo debido al trabajo que tenía con la mudanza.

      La casa, que estaba ubicada casi las afueras del pueblo, y que prácticamente colindaba con la Iglesia, y el bosque; estaba en muy buen estado; sin embargo, al haber estado abandonada tanto tiempo  era un verdadero desorden; los muebles en general estaban bien, solo bastante sucios, decir que tenían algo de polvo era quedarse cortos, parecía como si un torbellino de tierra había pasado por allí minutos atrás; y el jardín, bueno el termino correcto para aquello más bien era selva; el pasto debía medir casi el metro de alto, no se podía caminar entre tanta hierba, y algunas de las ramas de los árboles estaban peligrosamente cerca de caerse; gracias al cielo las cercas estaban totalmente intactas, por lo que no tuvo problema en dejar a sus perros recorrer el lugar, si para algo eran buenos ese par era para cazar; y por lo menos no tuvo que preocuparse de que algún roedor del vecindario le hiciera compañía durante la noche.

     Pasaban de las 8 de la noche cuando termino de cenar, miro a su alrededor y una sonrisa se le dibujo en el rostro; al fin había terminado de arreglar todo, ahora si parecía una casa habitable; y no fue fácil conseguirlo, una casa de cuatro recamaras, tres baños, cocina, sala, comedor, recibidor, estudio, cuarto de lavado, y una pequeña alacena, no era cualquier cosa; pero ya estaba todo listo, quizás en dos días más podría terminar con el patio, y entonces pondría en marcha su grandioso plan. Convertir la casa en una pequeña posada;  y realmente esperaba que esa idea le funcionara, pues de lo contrario tendría que recurrir a medidas aun más extremas que solo mudarse, sería necesario vender la casa, y aunque la había dejado en total abandono cuando sus padres murieron, tampoco le hacía ilusión perder el lugar que ellos con tanto esfuerzo habían construido, por eso, pondría todo de su parte para hacer funcionar aquella hermosa casa como una posada.

     Maiya recogió su plato vacio, y al darse cuenta que los de sus perros también estaban vacios, decidió que era buena idea dejarles salir durante un rato al patio para que caminaran; así que fue, abrió la puerta de la cocina, que era la que colindaba afuera, y la dejo abierta; después conecto su Ipod a unas pequeñas bocinas, y al ritmo de “Sexy and i know it” siguió recogiendo el lugar.

      Entretenida cantando el coro de la canción, se llevo tremendo susto cuando Okami y Ryu comenzaron a ladrar con furia incontenible y correr alrededor del jardín; incluso el pobre plato terminó hecho añicos sobre el suelo. Maiya se dirigió a la puerta y observo unos segundos como los dos perros corrían persiguiendo algo, algo que para su horror resultaba ser mucho más grande que una rata pues movía de una manera impresionante toda la hierba; quizás sea un zorro, pensó para sí intentando calmarse, colindando con el bosque, era posible que los animales de vez en cuando se colaran por entre las rejas; pero entonces un recuerdo ocupo su cabeza  lo dicen los periódicos, las noticias, y en el internet si investigas sobre ese lugar, también lo dice. Allí vive una criatura que se come las gallinas, y los conejos…dicen que es un hombre lobo...” . pero eso no podía ser verdad, se dijo a sí misma,  un hombre lobo cazando gallinas y conejos, que ridiculez… se comería personas tal vez, pero presas tan pequeñas no era para alarmarse, podía ser un zorro, incluso un perro rabioso como ella misma le había dicho a Jaky…. “¡JODER UN PERRO RABIOSO!!!”, grito mientras se encaminaba con decisión tras sus perros.

      Estaba a mitad de camino cuando un gruñido la hizo pararse en seco, era similar al de un perro, aunque más bien sería el de un cachorro, lo cual podía explicar sus minúsculas presas, pero eso no evitaba que estuviera rabioso. Ryu fue quien finalmente se adelanto, hizo un movimiento rápido a la derecha, mientras Okami bloqueo la izquierda, y con una agilidad y gracia sorprendentes, Ryu se abalanzó sobre él. Lo último que Maiya escucho antes de correr al lugar fue un chillido seguido de un extraño aullido.

      Tanto Ryu como Okami se alejaron unos centímetros para luego sentarse, era como si aquel aullido hubiese sido más bien una orden; ambos estaban estáticos observando atentamente su presa, y Maiya, reprimiendo todo su miedo finalmente se acerco. Sus ojos se abrieron tanto como le fue posible, se trataba de un cachorro de algunos 5 o 6 meses de husky, o al menos parecía uno, y de rabia nada, su hocico estaba perfecto. Con sumo cuidado fue acercando  su mano, si bien era cierto que solo se trataba de un cachorro, no podía ni debía hacerle confianza, espero a que el pequeño la olfateará y  lentamente lo sostuvo entre sus brazos para llevarlo dentro de la casa; no sin antes dirigirles una mirada asesina a su par de cazadores, como era posible que hubiesen atacado a un indefenso cachorrito, eso era inaceptable.

       Una vez adentro, Maiya se dirigió hasta su recamara, y coloco al herido en un gran sillón individual, allí podría estar cómodo mientras ella le curaba su manita, y al hacerlo pudo notar ciertas diferencias con sus perros, tal vez el pequeño estaba cruzado, o simplemente era de otra raza; pero no podía evitar sentirse fascinada por aquella mirada color miel, casi dorada que la miraba con suma atención. Okami y Ruy, también estuvieron al pendiente de todo el proceso, pero se comportaron de maravilla; y una vez que termino de curarle, Maiya se sintió incapaz de echarlo así sin más a la calle, por lo que decidió que lo dejaría dormir con ellos, de esa manera podría revisar su herida por la mañana; y quizás incluso alguien lo reclamaba, fuera de todo el cachorro era hermoso.  Le coloco una sabana para que se mantuviera caliente, apago la luz y se fue a dormir; como había sido un día largo al estar limpiando la casa, y una noche ajetreada con la persecución del intruso, no tardo en caer en un profundo y placentero sueño, al igual que sus ahora tres compañeros.

      18 de Mayo del 2012

      Eran cerca de las 7 am cuando Maiya sintió entre sueños que alguien la llamaba “hoolaaa, despiertaaaaaa, vamos levantate… ¡TENGO HAMBRE DESPIERTA!!” , pero era imposible, nadie en su casa podía estar llamándola, nadie salvo sus perros, pero los perros no hablaban, así que esa idea quedaba descartada; sujeto su cobija y cubrió su cabeza para regresar a las profundidades de sus sueños, cuando escucho de nuevo una voz infantil rogándole que despertara, solo que esta vez la voz llego acompañada de un brusco movimiento de hombros. Maiya abrió sus ojos de golpe, y se topo con un niño frente a ella, debía tener unos 6 o 7 años, y estaba envuelto en una sabana, durante unos segundos le observo y cuando se dio cuenta que realmente no estaba soñando, un fuerte grito salió de su boca mientras intentaba retroceder hacia el otro lado de su cama; hasta que esta se termino y ella cayó de lleno contra el suelo.

       El niño caminó hasta ella y la miro fijamente con una media sonrisa en el rostro, para luego extenderle la mano intentando ayudarla; ella en cambio seguía exigiéndose a sí misma despertar, teniendo la esperanza de que solo estaba en un bizarro sueño pues era imposible que él estuviese realmente frente a ella,  porque en qué momento pudo haber entrado; Ryu y Okami jamás hubiesen dejado entrar a un extraño a la casa, ni siquiera tratándose de un niño; un niño con una hermosa mirada miel, una mano vendada, y la sabana que le dio al cachorro cubriéndole… Maiya se levantó casi de un brinco y atravesó la cama tan rápido como pudo, hasta llegar al sillón, en donde se dio cuenta que no quedaba rastro del cachorro…

      -Mi manita esta mejor, gracias por curarme…-. Le dijo el niño con ahora una amplia sonrisa en el rostro...

      UN INTRUSO BASTANTE INTERESANTE HIZO SU APARICION =3

       

       

       

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