CAPITULO IV

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19 de mayo del 2012

     Maiya comenzaba a volver en sí, sin embargo aun no abría sus ojos, y durante este tiempo, al recordar lo que había visto decidió pensar que todo fue una extraña pesadilla; que tanto el Padre como Mark se marcharon en cuanto la cena termino, y ella por lo cansada que estaba sufrió de una muy rara pesadilla. Al abrir los ojos, los únicos que estaban a su lado eran Ryu y Okami; ella miro a su alrededor y al no ver ni escuchar nada suspiro aliviada. Y estaba por salir de la cama, cuando el teléfono timbro.

     -¡Dime por piedad que el lugar es horrible y te regresas a vivir conmigo!!-.

     -¡Jacky!!, amiga no sabes cuánto me gustaría decirte que sí… pero no, no me puedo regresar, solo han pasado cuatro días lo olvidas, tengo que darle una oportunidad al lugar.

     Durante al menos diez minutos, las dos amigas estuvieron platicando animadamente, tratando de ponerse al día en los acontecimientos más recientes de sus vidas; pero la charla se vio interrumpida cuando se escucho como un vaso se estrello contra el piso en la cocina.

     -Amiga, creo que alguien se metió a mi casa…-. Comento Maiya asustada; pero no tanto por el hecho de que un extraño estuviese en su cocina, lo que realmente le angustiaba es que creía saber quién era exactamente ese extraño.

     -¡¡QUEE!! Será mejor que salgas, y  en cuanto estés afuera llames a la policía, de momento no me cuelgues, así puedo saber que está pasando y…

     En cuanto Maiya abrió la puerta de su recamara, un delicioso aroma inundo el ambiente; definitivamente alguien estaba cocinando, y dudaba mucho que un ladrón se tomara la molestia de prepararle el desayuno.

     -Tranquila Jacky, te llamo luego…-. Le dijo a su amiga sin darle tiempo de prohibírselo, para después colgar. Ella comenzó a caminar lentamente, y en cuanto llego a la cocina, confirmo su sospecha… nada había sido una pesadilla.

     El Padre Carlos estaba limpiando los pedazos de un vaso roto, mientras Mark comía felizmente unas tostadas francesas; en cuanto el pequeño la vio le lanzo una gran sonrisa, se levanto y fue a abrazarla dándole los buenos días. Maiya se quedo estática, no sabía si corresponder o no el abrazo, y el sacerdote le miraba expectante, sintiendo miedo de que rechazara al pequeño.       

     -Ahora que sabes lo que soy… ¿me tienes miedo?-. Le pregunto Mark mientras alzaba la vista para poder verla a los ojos.

     Maiya lo miro pensativa durante un par de segundos, luego miro al sacerdote, y finalmente sonrió.

     -¿Miedo?, claro que no-. Respondió mientras lo abrazaba. –Aunque debo confesar que por un momento me la he creído…-. Ella se alejo del niño y se sentó en la mesa. Tanto el Padre, como Mark le miraron dudosos. –Esta vez Jacky se lució, mira que hacer semejante broma… aunque deben decirme como lograron el efecto de ayer, ¿cómo hicieron para que pareciera que en verdad de transformaste?

     -Disculpa hija pero… ¿quién es Jacky??-. Cuestiono el Padre, sentándose también a la mesa.

     -¡¿Es enserio!!!? Soy un hombre lobo,  ¡HOMBRE LOBO!!!, esto no es una broma-. Resopló Mark torciendo la boca y frunciendo el entrecejo.

     -Lo siento enano, pero eso es simplemente imposible, yo no me creo esos cuentos de vampiros; y si Jacky cree que con esta clase de bromas voy a salir huyendo de aquí, está muy equivocada… pues claro, por eso me hablo hace un momento, quería escuchar que tan asustada estaba….

     -¿¡CUALES VAMPIROS!!? Te digo que soy un hombre lobo, no un vampiro, y yo no conozco a ninguna tal Jacky…-. Mark golpeo con ambas manos la mesa, y parecía bastante molesto de que ella no le creyera, incluso le había dejado verlo transformarse; y ella se daba el lujo de creer que era una broma.

     -Mark, cálmate… Escucha Maiya, nosotros no conocemos a ninguna Jacky, y tampoco sé si existan o no los vampiros; aunque para serte sincero todos los días rezo porque no; pero lo que viste ayer es verdad, simplemente la verdad.

     Maiya dejo de comerse la tostada que había robado del plato del niño, y miraba del Padre a Mark, y de Mark al Padre. En cierto punto la cosa tenía una muy extraña lógica, ya que aunque Jacky no quisiera que ella se fuese a vivir a ese pueblo, no sería capaz de llegar al extremo de hacerle una broma de tan mal gusto para hacerla huir; además de que su amiga no conocía a nadie en ese lugar, y ni siquiera había podido acompañarla en su mudanza pues tenía bastante trabajo. Y por si todo esto le resultaba poco, también estaba el hecho de que aquella transformación había sido impactante, algo que seguramente solo un gran ilusionista sería capaz de lograr, y no precisamente frente al público.

     -Entonces… todas esas historias que se cuentan… son ciertas…

     -El Padre Carlos se ha encargado de esparcir esos rumores, no podíamos dejar que alguien me descubriera-. Mark parecía más calmado ahora, al darse cuenta que Maiya finalmente estaba creyéndoles.

     -Estoy muy consciente de que es pecado mentir, pero tampoco podía permitir que lo descubrieran… no sabía cómo reaccionaría la gente, y estoy seguro que el Señor perdonara este pequeño pecado-. Comento el sacerdote entre apenado y nervioso.

     -Ya… ¿y porque me lo han confesado a mi??

     El Padre estaba por decirle que no tenía ni idea, pero Mark se adelanto en hablar.

     -Porque confió en ti…-. Le dijo con una amplia sonrisa.

5 de Junio del 2012

     Habían pasado cerca de las tres semanas desde que Maiya llego a Santa Rosa, y aunque sus planes de hacer su casa una posada no iban nada bien, debido a que ella misma aseguraba haber visto al supuesto “hombre lobo” cerca del bosque; ya que de esa manera nadie se acercaba y así era más difícil que descubrieran al enano, pero también eso provocaba que nadie quisiera quedarse; y el único grupo de valientes que le pidió alojarse, al resultar ser un grupo de “cazadores” ella lógicamente les rechazo. , las cosas se les estaban poniendo difíciles. Sin embargo, ella no perdía el entusiasmo, ese tiempo su relación con Mark se había vuelto bastante estrecha, al Padre le sorprendía cuanto bien le hacía esto al niño, que era totalmente el de antes; amigable, social, risueño, encantador, sin perder su encanto chantajista; y los únicos momentos en los que podía hacer que la dejara, era solo para mandarlo a la escuela, donde incluso los maestros habían notado el cambio de actitud.

     Aquella tarde, después de que Mark termino su tarea, la habían pasado viendo películas dentro de la casa, pues el clima lluvioso no les dejaba hacer mucho. Eran las 11pm cuando Maiya luchaba con el pequeño para convencerlo de que era hora de llevarlo a la Iglesia, pues al día siguiente debía despertar temprano para ir a clases, cuando el teléfono comenzó a sonar.

      -Buenos días…am, disculpe… creo que en México es “buenas noches”-. Respondió al otro lado del teléfono una voz profunda y masculina. –Con la señorita Maiya Franco, por favor…

      -Sí, soy yo, ¿Quién habla?-. Contestó ella algo nerviosa; escuchar aquella voz tan sensual le había alterado los nervios.

            -Mi nombre es Alejandro Duque, Presidente de Editoriales Paladín, ubicadas en Madrid, España…

    Y QUE APARECE ALEJANDRO DUQUE!!!

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