Muchos me llamaban la perra de la mafia.
Nunca descubrimos de dónde salió o el por qué me llamaban así. Podría ser porque era muy fiel, o porque era una grandísima hija de puta.
Prefiero dejarlo al criterio de cada uno.
Soy Betty Cooper, la que da...
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Baby I got issues, but I love myself.
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Ya había perdido la cuenta de las horas que llevábamos esperando a que Gekko despertara de su trance, sin embargo el sol ya se estaba asomando por el horizonte.
Dejé de prestarle atención al paisaje para observar a mis compañeros de espera:
Stevens caminaba lentamente de un lado a otro en la sala y Keller se había recostado en el sillón.
Este último había llegado hacia una hora y media, Cheryl y Toni se fueron a dormir al rato que terminó la cena.
Mi único compañero fiel era Stevens, un aplauso para él.
Vamos a aumentarle el sueldo.
Recorrí la sala con la vista y me detuve sobre las escaleras que daban al piso de arriba. Recordé que había dejado mi celular completamente olvidado en mi habitación y que tenía un llamado pendiente con Mark, así que me decidí a subir velozmente a buscarlo.
Si Chadwick no había despertado hasta ahora, seguro no despertaría en el segundo en que desaparecí.
Iba llegando al segundo piso cuando escuché a Kevin gritar mi nombre. Joder.
Volví a bajar a la velocidad de la luz y me lo encontré de brazos cruzados junto al pie de las escaleras.
—¿Despertó?—pregunté agitada.
—Está despertando, pensamos que querrías estar ahí después de esperar toda la noche.
No respondí y me encaminé hacia el sótano. Era un camino largo de hacer: tenia que atravesar la sala, atravesar la cocina y abrir una puerta que se encontraba en la pared de la izquierda, ese era un almacén lleno de góndolas que había que sortear hasta llegar al fondo y encontrar otra puerta más, esa si me llevaba al sótano. Bajé por las escaleras empinadas y oscuras hasta llegar al subsuelo.
Ahí debajo era frío y solitario, donde se construyeron 4 habitaciones, de las cuales una era específica para llevar el control de seguridad de la mansión. Las demás variaban su función según las necesidades.
Ingresé en la segunda, ahí me esperaban Stevens, dos guardias y ¿Kevin?
—¿Cómo llegaste aquí tan rápido?—pregunté mirándolo directamente.
Según mis cálculos, él no me estaba siguiendo en el recorrido.
—Por el ascensor—respondió como si fuera obvio y yo tenia que saber que habían instalado un ascensor en mi propia casa.
Es que, técnicamente, tendrías que saberlo.
—¿Con qué permiso se instaló un ascensor en mi mansión?
